EL TEATRO HABLADO EN CHINA Y LA REVOLUCiÓN

Hace poco comentaba con un amigo sobre la importancia que tiene el teatro en la vida de un pueblo y como influía en el desarrollo de su gente. A colación salió el tema de las grandes potencias (incluidas las socialistas) y entre ellas China.
Como quiera que la conversación fue bastante amena decidí buscar un poco mas sobre el particular y encontré un excelente artículo de Regina Llamas catedrática de la Universidad de Standford en la especialidad de Teatro Asiático, que he creído oportuno incluirlo en este blog para beneplácito de mis lectores.

 EL TEATRO HABLADO EN CHINA Y LA REVOLUCiÓN

Regina Llamas

"Tenemos una tendencia a asimilar teatro chino solamente con el teatro «clásico» (1) chino y más específicamente con la Ópera de Pekín que es la que más atención ha recibido en los últimos años. Esto se debe en parte a contingencias históricas. En primer lugar, este estilo teatral era el que estaba en auge en la capital de China, Beijing, a principios del siglo pasado, pero que llegó en el siglo XVIII (1780) con compañías procedentes sobre todo de la provincia de Anhui, al este de China, pero también de Jiangsu y de Hubei. Estas compañías se encontraron en la capital con un público ya cansado de un teatro aristocrático, muy erudito y de difícil comprensión, y con una música lenta y meliflua. Las compañías de Anhui, de formación musical y convenciones dramáticas diferentes al kunqu, teatro que hasta entonces había predominado en Beijing, llegaron a una ciudad deseosa de innovación, lo que facilitó el establecimiento rápido y más tarde el patrocinio imperial de éstas.

La segunda razón es que este teatro, floreciente en Beijing (2), una vez asentado y. popularizado, pasa a formar una parte importante de la reforma ideológica de las artes de la revolución maoísta. En el Foro de Yan'an de mayo de 1942, se establecieron la función y las directrices que a partir de entonces tendrían que seguir todas las artes, expresando claramente el deseo de que la literatura y el arte se acomodasen a la máquina revolucionaria y sirviesen a la sociedad. A raíz de aquel foro, se inició una reforma del teatro chino, tanto de la Ópera de Pekín como de otros teatros regionales, para adecuar sus contenidos a la ideología del momento. Se revisaron decenas de obras para su representación, modificando sus contenidos y adaptándolos a los nuevos parámetros ideológicos de la revolución. Allí en donde no existían formas desarrolladas de teatro, se llevaron las regionales reformadas y se crearon compañías de aficionados para el ocio educativo de los campesinos.
Estos cambios que acaecieron sobre todas las variantes de las artes escénicas a partir del comienzo y a mediados del siglo XX, sobre todo entre 1949 y la década de los años sesenta, son extremadamente complejos social, artística e ideológicamente y su repercusión, tanto en la forma como el contenido de la representación del teatro clásico chino contemporáneo, ha sido muy importante. Baste notar aquí que estas reformas contribuyeron, en gran medida, a crear un lenguaje nacional (putong huo) común a toda la China, indoctrinar al pueblo políticamente buscando su apoyo revolucionario, crear un sentimiento de identidad nacional Han y desarrollar un teatro de «minorías».
La posición geopolítica privilegiada de la Ópera de Pekín se vio aún más claramente con la revolución dramática de la tercera esposa del presidente Mao Zedong, Jiang Qing, más tarde conocida como una de los integrantes de la Banda de los Cuatro. Jian Qing, que había sido profesora de teatro, insatisfecha con el resultado de los cambios que hasta entonces se habían llevado a cabo en los escenarios, quiso forjar un estilo de ópera de mayor fuerza y más afín a la revolución proletaria. Su propuesta de reforma encontró mucha oposición, tanto por parte del público como de oficiales a cargo de la cultura. Pero Jiang Qing, con su pequeño grupo de seguidores, no cejó en su intento hasta que consiguió, tras crear las «óperas modelo», la aceptación y el elogio de los altos estratos culturales del partido y de su esposo el presidente Mao. Las primeras «óperas modelo» se estrenaron con la reformadísima Compañía Número Uno de la Ópera de Pekín, y a partir de los comienzos de la Revolución Cultural no se vio más manifestación sobre escena que las permitidas por la primera dama. Así desapareció el fervor del teatro «clásico» entre profesionales y aficionados, un arte cuya reforma a partir del Foro de Yan'an se difundió por toda China llegando a involucrar literalmente a millones de personas. La disolución de muchas compañías de profesionales, denuncia y persecución política y dispersión de actores dificultó sobremanera la tarea de reconstitución y recuperación al final de la revolución cultural, y muchas de estas compañías no consiguieron recuperar su ímpetu ni su popularidad, desapareciendo así para siempre. El resultado fue un gran empobrecimiento de las artes escénicas a todos los niveles en un impasse que duró hasta principios de los años setenta, pero que la Ópera de Pekín, que había sido objeto de la reforma de Jiang Qing, consiguió superar muy rápidamente

En tercer lugar. este teatro es el que mejor ha conseguido transgredir las fronteras nacionales durante la revolución china, con las representaciones de famosos actores especialistas en la Ópera de Pekín. Muchos de los grandes actores de finales de la dinastía Qing (1644-1911), como por ejemplo Mei Lanfang (1894-1962) Y Ouyang Yuqian (1889-1962), contribuyeron en gran medida a la reforma del teatro clásico chino, formando parte activa del proceso propagandístico.
El celebérrimo Mei Lanfang, sirva una sola figura de ejemplo, causó una honda impresión en el dramaturgo alemán Bertolt Brecht, cuando este último lo vio en una representación en Moscú, incitando a Brecht a desarrollar su propia interpretación de la finalidad social y estética del teatro.
Paralelo al desarrollo y evolución de la Ópera de Pekín a finales del siglo XIX y durante la reforma maoísta de las artes, aparece el interés y se va desarrollando otro tipo de teatro que no tiene, en contenido ni forma, nada que ver con el teatro «clásico» chino ni con su reforma ideológica. Es éste un teatro de corte occidental que se denomina huaju o «teatro hablado», en el que predomina la palabra hablada y no la canción, la prosa y no la poesía, y el registro de la lengua vernácula y no del chino clásico como en las variantes del teatro clásico chino. Su representación es realista y no con los movimientos estilizados del teatro clásico, y utiliza escenarios a veces muy complejos. Pero es sobre todo un teatro que puede reflejar sobre escena el momento actual y en parte, para los intelectuales del momento en China, un teatro experimental.
Aunque este teatro ya se había representado anteriormente en escuelas de misioneros cristianos, que hacían pequeñas representaciones teatrales para las festividades cristianas y, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, entre la sociedad de expatriados de Shanghai (sobre todo la comunidad inglesa), su verdadero establecimiento en la sociedad China surgió primero en Japón, entre un grupo de estudiantes chinos que en Tokio formó una asociación llamada La Asociación del Sauce de Primavera. Una de las primeras obras que esta asociación de aficionados representó fue una adaptación de la obra de Harriet Beecher Stowe Lo cabaña del Tío Tom titulada El esclavo negro grito hacia el cielo, en 1907. Adaptación elegida por su contenido social y político ya que denuncia el conflicto racial con los negros en los Estados Unidos, pero que también reflejaba, por extensión, el tratamiento discriminatorio de la «raza blanca» en relación con las otras razas.
Ese mismo año un grupo de actores jóvenes realizan representaciones en Shangai porque ya tienen el rigor e interés suficientes para comenzar a formar las primeras compañías de profesionales.
Desde sus inicios, estas compañías comenzaron por desarrollar un teatro con sus propias convenciones dramáticas, haciendo caso omiso de las tres unidades y utilizando una estructura dramática abierta. El huoju comienza siendo un teatro de intelectuales, urbano de ciudades industrializadas y con una conciencia y finalidad políticas que crecen por un lado impulsadas por los intelectuales del Movimiento del 4 de Mayo de 1919 (3), que rechaza el teatro clásico por ser un teatro hermético, incapaz de transgredir los valores de la China antigua y de reflejar las necesidades sociopolíticas del momento, y, por otro, con las reformas ideológicas de las artes populares de la era maoísta que a partir de 1921 vio el valor y la finalidad del huoju como medio para avanzar en su causa. Es irónico que, por ejemplo, mientras Brecht y otros dramaturgos occidentales veían en el teatro chino una forma de experimentar con su propio teatro, China adoptaba las convenciones escénicas y el contenido del teatro occidental en un esfuerzo por concientizar a las masas social y políticamente.
Este teatro huoju, ya imbuido en el momento actual, cuestiona la identidad y posición política global de China, rechazando los valores socioculturales de su propia tradición, buscando alternativas a estos nuevos problemas y reflexionando sobre ellos. Uno de los temas que aparecen con frecuencia, quizás en parte influenciado por las obras de Ibsen, muy populares entre los dramaturgos del momento, es la posición de la mujer y sus derechos en la sociedad china. Dramaturgos, actores, intelectuales y políticos vieron en el nuevo teatro hablado un vehículo para propagar las ideas más progresistas.
El primer paso decisivo en la creación de textos dramáticos propios lo dará uno de los iniciadores del Movimiento del 4 de Mayo, Hu Shi (1891-1962), cuando publica El acontecimiento mas importante de nuestro vida (1919) en este nuevo género teatral. Una obra inspirada en Lo coso de los muñecos, de Ibsen. El contenido sociopolítico de este teatro culminará con las obras de grandes dramaturgos como Tian Han (1898-1968), Ouyang Yuqian (1888-1962) Y Cao Yu (1910-1996), que de acuerdo a muchos estudiosos del teatro moderno chino fue uno de los dos autores, junto con Lao She (pseudónimo de Shu Qingqun 1899-1966), que le dieron a este teatro nuevo chino una reputación internacional.
Dos factores estimulan la difusión y el establecimiento en China del teatro moderno y del huaju, la creación de obras y la proliferación de compañías: por un lado la formación del Partido Comunista en 1921, que supo capitalizar este arte para la difusión de sus principios y más tarde para la creación de un apoyo patriótico entre el campesinado. El Partido Comunista se apoyó en los dramaturgos de la Liga de Dramaturgos de Izquierda, una asociación que se creó un año después de la Liga de Escritores de Izquierda (1930) Y cuyo máximo exponente fue el celebérrimo novelista Lu Xun (1881-1936), Y por otro la Guerra Sino-Japonesa.Tian Han pensaba que fue realmente esta guerra la que despertó la conciencia de unidad nacional, y tanto él como OuyangYuqian pensaban que el teatro era una forma perfecta de unificar el espíritu nacional. Al comienzo de la guerra contra Japón, y haciendo uso tanto de las nuevas formas de teatro como de las locales con contenidos adaptados, se crearon en Shanghai una serie de compañías destinadas a llevar las nuevas obras con temática adaptada a los pueblos para crear un sentimiento de unidad y resistencia patriótica hacia un enemigo común. Durante esta época, la adaptación y creación de muchas obras de contenido histórico hicieron también del teatro un instrumento de educación nacional, mostrando a la masa campesina aspectos de su historia antes desconocidos y creando, de esta forma, una conciencia nacional que afianzará el sentimiento de pertenencia histórica. Y aunque la difusión y extensión del teatro por las zonas rurales durante los comienzos de la época comunista hasta la Revolución Cultural fue instrumental tanto en la resistencia hacia los japoneses como en la creación de un sentimiento nacional, la mejor acogida de las representaciones del teatro «clásico» entre el campesinado nunca permitió que realmente el teatro moderno hablado se asentase más allá de las ciudades.
Si el teatro huaju durante la Revolución Cultural llegó a un impasse, después de la muerte de Mao y la caída de la Banda de los Cuatro, la primera de la artes que resurgió fue el teatro, y en especial el teatro huaju. Entre los nuevos temas que aparecen en escena, unos tratan la purga social de la Revolución Cultural, otros hacen representaciones en contra de la Banda de los Cuatro, otros el tema de la mujer; y, en fin, tocan toda una variedad de temas, la mayoría con un fuerte contenido político, lo que indica que este teatro no ha perdido su posición vanguardista.
Más recientemente comienza a surgir un teatro más experimental como vemos, por ejemplo, en la obra modernista del premio Nobel Gao Xingjian (n. 1940) entre muchos otros. En el análisis de las tres obras que nos presenta Chen Xiaomei, vemos a través de las voces indígenas de un grupo de intelectuales, una visión interior del trauma posterior a la Revolución Cultural tal y como aparece inscrito en este grupo de personas. Nos muestra la transformación de unos ideales y valores innatos a la juventud de estas personas y el conflicto al que se enfrentan varios años después de la Revolución Cultural, en una China que se desarrolla a una velocidad desenfrenada."

Chen Xiaomei es profesora de la Universidad de California en San Diego.Y es hija de dos grandes figuras del teatro moderno chino. Su madre, Ji Shuping, fue una de las actrices principales del Teatro Artístico de la Juventud China de Beijing (Zhongguo Qingnian yishu juyuan) y una gran intérprete de Nora (Ibsen, Lo coso de los muñecos) y su padre fue escenógrafo del mismo teatro y recipiente de numerosos premios. Es autora de: Reading the Right Text: An Anthology of Contemporary Chinese Drama with o Criticollntroduction (Xiaomei Chen, ed. University of Hawaii Press, 2003); Acting the Right Part: Politicol Theater and Popular Drama in Contemporary Chino (University of Hawaii Press, 2002); East ofWest: Cross-cultural Performance and the Staging of Difference (Claire Sponsler and Xiaomei Chen, eds. Nueva York: St. Martin's Press, 200 1); Occidentalism: A Theory ofCounter-discourse in Post-Mao Chino (Oxford University Press, 1995. Segunda edición aumentada publicada por Rowman and Littlefield, 2002).
Ha publicado además innumerables artículos en revistas. Una historia breve y general del desarrollo de la historia del teatro hablado por la misma autora se puede encontrar en: «Modern Chinese Spoken Drama». The Columbia History of Chinese Literature. Victor H. Mair (ed.) Nueva York: Columbia University Press, 2001, p. 848-877.

NOTAS
l. El término clásico lo utilizo para designar al teatro que se mantiene dentro de las reglas, costumbres y uso tradicionales, pero que incluye el desarrollo de estas reglas, costumbre y uso e incorpora las variantes regionales y las reformas del teatro de 192 I . Es un término que opongo al teatro moderno chino de influencia occidental o huaju.

2. Mantengo su denominación como la conocemos en Occidente, si bien el nombre de la capital de China en donde se hizo famoso este arte ahora se transcribe como Beijing.
3. Movimiento cultural que se inició con una demostración de estudiantes en la plaza de Tiananmen que se oponía a la firma del Tratado de Versal les en el que China cedía el territorio de la provincia de Shandong a Japón. Entre las muchas reformas que inició este movimiento, una de las más importantes fue la reforma de la lengua china.

Regina Llamas



LA OBRA DEBE CONTINUAR

Cuando una persona ama lo que hace, lo hace con el corazón, con una entrega total, sin mezquindades y sin entrar en detalles que puedan opacar su trabajo.

"Voy al escenario, el espectáculo esta noche se hace igualmente", le dijo el artista de 65 años a la cajera que le informó sobre el fracaso en la taquilla.
Ante las butacas completamente vacías, el actor Giovanni Mongiano decidió interpretar toda su obra el pasado fin de semana en el Teatro del Popolo en Gallarate, un pueblo de 54.000 habitantes de la provincia de Varese, en Italia.

En realidad, su monólogo para rendir homenaje a la poesía y a la verdad del teatro, contó al menos al inicio con una espectadora, la cajera que momentos antes le avisó: "Maestro, no sé cómo decírselo, pero esta noche en la sala no hay ni una sola persona".

A pesar del fracaso en la taquilla, en su camerino Mongiano le respondió a la mujer: "Voy al escenario, el espectáculo esta noche se hace igualmente".

De esa manera, Giovanni recitó durante una hora y 20 minutos toda la obra de la que es autor e intérprete, y que se titula "Improvisaciones de un actor que lee".
"Mongiano es un grandísimo actor. Recitó la obra completa, con puntos y comas. Actuó como si estuviera completamente llena toda la sala. Increíble", se emocionó el técnico de luces y sonido en declaraciones al periódico local "Varesenews".

Giovanni Mongiano, quien tiene 65 años y 45 de carrera, admitió que nunca le había ocurrido algo similar. Sin embargo, afirmó que él siempre trata de inculcar a los aspirantes a actores esta lección: "Se debe recitar siempre una obra programada, por respeto hacia el público y hacia el teatro, sin preocuparse si la sala está llena o vacía".
Respecto a lo ocurrido en el Teatro Popolo, el actor añadió: "Fue un impulso irresistible, tenía que hacerlo. Fue un acto de amor hacia el teatro, pero también un gesto de rebelión, provocador y simbólico".



Surge entonces una pregunta ¿dónde estaba el público de Varesse esa noche?
Esta interrogante también debemos planteárnosla nosotros aquí, porque muchas veces hemos sido testigos de funciones con cinco o diez espectadores: ¿Dónde estamos que no apoyamos a nuestros actores?
Cada uno reflexione al respecto.