CHAS GRACIAS...

Hoy hemos llegado a los 30 000 (Treinta mil) visitantes.
Claro, tal vez usted sea el 30 002 o el 30 028, eso no le quita importancia, aunque a decir verdad me hubiera gustado conocer a quien -al entrar- movió el contómetro a la cantidad mencionada.
Como sucede en los supermercados con el cliente 1 000 000.
Pero a diferencia del super, yo no puedo ofrecer un premio especial por ser el número ganador.
No, en verdad no es usted amable lector, sino yo el ganador.
Ganador porque ha entrado a mi página y se ha quedado a leerla toda, hasta el copyright de Blogger que aparece con letra chiquita.
Ganador, porque se ha hecho seguidor de este blog.
Ganador, porque usted ha ganado un amigo al leerme, pero en realidad ya he ganado 30 000 amigos hasta ahora, y como dicen los chicos: ¡jo jo lete!
Pero esto tambien tiene sus desventajas.
Obliga a mantener la calidad que ustedes reconocen en éstas líneas.
Seguir publicando artículos o notas interesantes y bien documentadas.
Obliga a ser cada día un blog que crece y mejora.
Me han sugerido actualizarme con el diseño, no lo sé, tal vez más adelante.
Pero hoy sólo quiero decirles dos palabras finales a todos, y especialmente a ese anónimo visitante número 30 000:
¡Chas gracias!
Y si pueden, ¡manden fruta!

LA MÁSCARA EN EL TEATRO

Cuando nos referimos a las máscaras, inmediatamente las asociamos con el teatro, muy raras veces con el carnaval o con algunas danzas; está tan arraigada en nosotros esa asociación que ésta se hace de forma instantánea, por eso, no vamos a tocar el aspecto mágico-espiritual de las mismas, sino sólo su uso teatral.

Demos pues una miradita a este fascinante tema.

Sabemos que los orígenes del teatro se confunden con los rituales, y si bien es cierto no hay datos fidedignos de representaciones teatrales en Egipto, las representaciones de seres con cabezas zoomorfas podrían sugerirnos el uso de máscaras para esos fines rituales.



Máscara griega
 
Es en Grecia donde al desarrollarse el teatro y dada la limitación de los actores (en un principio uno y más tarde hasta tres) surge la dificultad de conciliar esa limitación con la diversidad de personajes que podría presentar un drama. Así, no había mejor solución que enmascarar al actor de tal manera que uno sólo podía representar varios personajes simplemente con cambiar de máscara. No interesaba que fuera masculino o femenino, joven o anciano, simplemente la máscara daba vida al personaje requerido, el público hacía el resto, además por ser de gran tamaño (acorde con la elevación artificial de la talla del actor) la máscara proporcionaba una especie de megáfono al disponer de una especie de bocina que amplificaba la voz del recitante.


Máscara romana

En Roma se sigue la tradición del uso de la máscara por los actores, pero tenían la limitación del gesto. Un actor podía variarlo, pero una máscara no ya que al pintarse sólo se permitía uno solo. El problema fue solucionado mediante la máscara de doble cara sujeta a una varilla que podía darse vuelta para mostrar dos gestos diferentes.

Durante el medioevo el teatro se desarrollaba casi como hoy lo vemos, el actor ya tenia una técnica de actuación donde no necesitaba la máscara, pero por motivos diversos argumentados por la iglesia católica, que limitaba el ejercicio de la actuación a las mujeres y dejaba su práctica a personas no bien vistas por una sociedad retrograda, hizo que la máscara sufriera cambios, aun que la jerarquía eclesiástica prohibía su uso, transformándose en una media mascara que tapara los ojos y dejara al descubierto la boca, elemento importantísimo y que era fundamental que estuviera a la vista del espectador.

Surge así la media máscara tan usada en la Commedia Dell’ Arte

Máscara de Arlecchino
Máscara de Trufaldino














A partir del siglo XIX, la máscara se usará en contadas ocasiones y de acuerdo a los requerimientos del autor de la pieza o el director de la obra y ya no a un uso común y generalizado.

Sin embargo, el teatro oriental sigue manteniendo el uso de la máscara como pieza fundamental de su razón de ser, así la ópera china o el Noh la usan y son verdaderas obras de arte.

Máscara china
Máscara japonesa
Máscara hindú

Conocidas en japonés como Nohmen (máscaras de Noh) u Omote, término empleado por los profesionales del Noh, las máscaras usadas en el teatro japonés son únicas en su género, marcando la diferencia entre éste y el Kabuki que utiliza el maquillaje como si fuera una máscara.
Existen diferentes tipos de clasificaciones en las máscaras del Teatro Noh. Una de ellas tiene que ver por ejemplo con la división clásica de un programa tradicional que constaba de cinco obras, cada una relacionada con un tipo de personaje (Dioses, Guerreros, Mujeres, Lunáticos y Demonios). Muchas de las máscaras podrían pertenecer a más de una categoría. Por ejemplo, Hannya, presentada bajo la categoría de Demonio, podría también considerarse como Mujer, ya que representa el espíritu de una mujer en su máximo estado de celos en obras como "Dojoji" y "Aoi no Ue" entre otras.

Máscara de Noh de anciano

Máscara de Noh - mujer
Existen algunas características particulares en las máscaras de Noh que vale la pena mencionar:
• Estas son usualmente de menor tamaño que el rostro humano.

• Los orificios de los ojos son muy pequeños. De ahí la importancia de las columnas del escenario ya que estas sirven como guía al actor.

• Existen máscaras que se utilizan tan solo en un personaje específico de una obra determinada, como también las hay que sirven para personajes de diferentes obras.

• En las obras de Noh es tan solo el actor principal “Shite”, quien utiliza máscara, solo cuando representa un personaje sobrenatural -dios, demonio- una mujer -ya que no hay actrices en el Noh, un anciano o anciana, y también un hombre de mediana edad pero tan solo cuando su rostro refleja un estado muy especial -es el caso de Shunkan- en la cuál su rostro muestra la pena sufrida durante los años de exilio.
Cuando son usadas por un actor experimentado, las máscaras Noh poseen la capacidad de representar distintas emociones de acuerdo a la postura de la cabeza y a la iluminación, pudiendo tener una gran variedad de sutiles expresiones.

BIAN LIAN

El rostro cambiante, o "bian lian" en chino, es un aspecto importante de la ópera China de Sichuan. Los artistas con solo agitar los brazos o girar la cabeza, cambian sus máscaras (hechas de tela) en una fracción de segundo, siendo su técnica un secreto.
Este secreto se ha transmitido de una generación a otra dentro de las familias. De hecho, sólo a los hombres se les permiten aprender Bian Lian.
La vieja manera de pensar es que como las mujeres se casan, y no se quedan dentro de la familia, se aumenta el riesgo de que dicho el secreto pase a la otra familia. Por lo tanto el arte es técnicamente prohibido a las mujeres.
Sin embargo una joven de Malasia llamada Candy Chong se ha convertido recientemente en una artista del  bian lian  después de aprenderlo de su padre.
Pero este fantástico arte, hay que verlo para poderlo apreciaren toda su magnitud, por tanto aquí está un video muy interesante:


Como hemos podido ver, la máscara siempre estará ligada al teatro y a lo ritual, por ese poder intrínseco tan fascinante de cambiar lo aparente en verdadero.

Nota al pie:
La máscara romana es una reproducción realizada por el artista español Baltazar Piedrola Galván.