DRAMATURGAS

En un anterior post, hablé sobre las primeras actrices y lo poco que se sabe de ellas, pero aún así, los datos que tenemos nos remitieron al siglo XVI a Italia, a la Commedia del’ Arte, y ahora ya sabemos quienes fueron.
Pero para que haya representación teatral, aparte de los actores o actrices, debe haber dramaturgos que escriban los textos. Y claro de ellos tenemos infinitos datos, desde Sófocles y Shakespeare hasta quien escribe éstas líneas, obviamente no me comparo con Sófocles y Shakespeare pero ahí le voy dando a la escritura dramática.
Como quiera que tengo varias amigas dramaturgas y algunas en ciernes, me vino la curiosidad de saber quién fue la primera dramaturga conocida.
Claro a nivel de poesía sí se tiene la certeza de que la primera poetisa fue Enheduanna, una sacerdotisa sumeria de la ciudad de Ur en el templo de Nanna dios de la luna, a quien le escribió himnos que hasta hoy se conservan y que vivió entre el 2350 o 2250 a. C. aunque la más famosa –de la antigüedad- sigue siendo Safo.
Pero, dramaturgas…
Este hecho picó mi curiosidad y… ¡a investigar se ha dicho!
Quien aparece como la primera dramaturga “conocida” es Feliciana Enríquez de Guzmán llamada “la pionera de las dramaturgas” una sevillana autodidacta del siglo XVII a quien el mismísimo Lope de Vega le dedicó una silva en El laurel de Apolo, refiriéndose a una leyenda que circulaba por la ciudad en la que se le atribuía el haberse vestido de hombre e introducirse, persiguiendo a su amado (parece que se trataba de su segundo marido, Francisco de León Garavito), en las clases de la Universidad de Salamanca.
Feliciana Enríquez de Guzmán nació en Sevilla en 1580. no se sabe mucho de ella, excepto que tuvo dos hermanas, ambas monjas en el convento de Santa Inés de Sevilla, a quienes dedica la primera parte de su obra principal, Tragicomedia de los jardines y campos Sabeos.
La segunda parte se la dedica a su segundo marido, a quien mencionamos líneas arriba. Además de la obra teatral, compuso décimas y algunos entremeses. Muere en 1640.
Con eso se podría cerrar el artículo y darnos por satisfechos, habida cuenta también que daba más lustre a nuestra lengua materna.

Pero que me disculpen mis antepasados –y amigos- españoles, pero no nos olvidemos que si bien Cristóbal Colón descubrió América saliendo desde España, su origen se tiene como genovés, o sea que un italiano descubrió nuestro continente y por lo tanto me asistía el legítimo derecho a dudar de que Feliciana haya sido en verdad “la pionera de las dramaturgas” como afirman ellos.
Y efectivamente, no lo fue.
Menuda sorpresa al enterarme que 600 años antes hubo una mujer a quien sí se le puede considerar como la primera dramaturga, y no era española sino alemana.
Roswitha von Gandersheim, vivió entre el año 935 y el 1000 de nuestra era, esto es en la edad media. Poetisa alemana, se crió en el ambiente de la aristocracia sajona y profesó como novicia en el convento benedictino de Gandersheim bajo el reinado de Otón I.


Roswitha von Gandersheim
Ella parece haber entrado en la vida religiosa en Gandersheim cuando tenía veintitrés años de edad. No sabemos nada acerca de sus antecedentes, pero como Gandersheim era un convento exclusivo, podemos suponer que era de noble cuna. Qué educación o la experiencia del mundo que tenía antes de convertirse en una monja es una cuestión de conjeturas.
La abadesa, que gobernó la comunidad en el tiempo de Roswitha se llamaba Gerberg o Gerberga, una sobrina del emperador Otón I. Gerberg era una estudiosa de los autores clásicos, y Roswitha nos dice en uno de los prólogos de introducción de sus obras, lo mucho que le debe a la abadesa, "en los años más joven que yo, pero mucho más antigua en el aprendizaje."
Sabemos que entre los siglos VI y XII el teatro prácticamente había desaparecido, la iglesia había sido implacable con él y obviamente la producción dramática era casi nula. Su obra, íntegramente escrita en latín, manifiesta la voluntad de recuperar la moralidad pagana de las obras clásicas y combinarla con la tradición y los temas cristianos.
Comprende seis comedias  (diálogos en prosa rimada), inspiradas en el comediógrafo latino Terencio: Gallicanus, Dulcitius, Calimaco, Abraham, Pafnucio, y Sapientia, así como los poemas históricos: Gesta Oddonis, compuesta en honor de Otón I, y Primodia Coenobii Gandersheimensis, sobre el origen del convento de Gandersheim, que constituyen el primer ejemplo documentado de drama litúrgico medieval.

Roswitha ante Otón I y en presencia de la Abadesa Gerberg


Entonces, aunque la producción dramática sigue estando mayoritariamente en manos masculinas, ya sabemos que desde hace más de mil años, las mujeres vienen aportando su talento a la dramaturgia mundial.

¿COMO SER ACTOR O ACTRIZ?

Esta es una pregunta que me hacen muchas personas, sobre todo jóvenes, quienes no encuentran fácil hallar una respuesta.
Claro, la mayoría aspira a ser una estrella en este medio, generalmente en la televisión o el cine y sueñan con aparecer en películas de Disney o en novelitas rosa ambientadas en escuelas secundarias o universidades.
Pero, ¿qué tan difícil es llegar a ser una estrella?

Mencionaba en un artículo anterior la diferencia entre un verdadero artista y alguien que por suerte, influencia u otro motivo llega a figurar en este espacio tan codiciado.
Y marcábamos la diferencia fundamental: estudio y perfeccionamiento.
En principio se necesita tener vocación, esto es seguir el "llamado" interior para hacer algo.
Louis Jouvet, el notable actor francés, la menciona como "persistencia en la elección", y el filósofo, tambien francés, Louis Lavelle, dice que "La vocación no está hecha de antemano, me corresponde hacerla; he de saber extraer de todos los posibles que hay en mi, el posible que debo ser".
Con esta vocación firmemente decidida, hay que estudiar en una escuela de arte dramático de preferencia reconocida, también puede ser ingresando a un grupo de teatro en el cual el director tenga una trayectoria de formación actoral sólida y de categoría.
Estos estudios duran cinco años y cinco años más de práctica para adquirir una buena técnica. Con el doble de tiempo ya puede decirse que se está capacitado para cualquier papel.

¿Veinte años son muchos?
No, yo tengo cuarenta años como actor y sigo aprendiendo.
Pero al márgen de la vocación, uno se va a topar -en la mayoría de los casos- con la oposición familiar.
Primero dirán que el ambiente es muy inmoral, que los actores son unos sinvergüenzas y las actrices unas cabezas locas, por decir lo menos.
Esto se debe a que no se conoce a fondo la profesión y que el sólo hecho de fingir lo que no se es y hacer personajes que a veces son muy desenfadados origina que se piense que el actor es "el" personaje y no se diferencie uno de otro.
Además en todas partes se cuecen habas y si bien es cierto hay algunos casos escandalosos, yo conozco a infinidad de colegas que tienen una moral intachable.
Superado el punto te dirán que no se puede vivir del teatro.
Depende.
Hay muchos otros profesionales que no pueden vivir de lo suyo por la competencia u otros motivos, pero eso no les da pie para arrepentirse de lo estudiado y echarlo al tacho lamentándose de haberlo hecho.
Al contrario, muchas veces es un acicate para insistir en ello y salir triunfante en un medio adverso.
Entonces ¿qué hacer ante ésta inquietud actoral?
Lo más sensato, analizar con detenimiento los pros y los contras, conversar con los familiares más cercanos (los padres si se es menor de edad) ver hasta donde nos podemos "sacrificar" ya que la preparación del actor implica mucho esfuerzo físico, mental y dejar de lado cosas que nos gustan (paseos, fiestas, etc) pero a cambio recibiremos el premio de nuevas amistades,(yo conocí a mi esposa haciendo teatro con ella) mejor conocimiento de nuestro potencial interno y la alegría de hacer lo que nos gusta.
Cuando pasen varios años y sigamos haciendo teatro, entonces estaremos seguros que no nos equivocamos en la elección.