REGLAS DE MOVIMIENTO


A continuación les presentamos las reglas de movimiento escritas por Fernando Wagner que son utilizadas por los actores, y de esta forma facilitarles el trabajo con sus alumnos o equipo teatral.
Antes de entrar a lo que se refiere a las reglas de movimiento propiamente dichas es bueno comprender lo que es movimientos básicos y movimientos secundarios, que desde luego el público no apreciará diferencias entre estas dos clases de movimientos:

El movimiento básico:
Es un movimiento o una acción, que exige la obra misma en un determinado momento para que la continuidad dramática no sufra interrupción; por ejemplo, una salida a escena, un mutis, la acción de escribir una carta, disparar un arma de fuego, son movimientos y acciones básicos. Si no se efectúan en el instante preciso, fatalmente se interrumpe la obra. Para esta clase de movimientos, a no ser que se persiga un efecto distinto, se aconseja generalmente la forma más cómoda, el camino más corto, la acción más sencilla, a fin de darles una mayor suavidad y naturalidad.

El movimiento secundario:
No es menos importante que el básico. El movimiento secundario -determinado cuidadosamente por el director de acuerdo con el carácter del personaje, de la escena y de la obra misma- ha de ser el verdadero complemento de la palabra, el movimiento interpretativo. El actor debe moverse siempre dentro de su carácter, procurando ejecutar gran variedad de movimientos - frecuentemente pequeños-  que deben verificarse con la mayor naturalidad. Aunque la supresión o equivocación de un movimiento secundario no siempre salta a la vista, sí causa un desequilibrio muy molesto para los demás actores. El movimiento secundario debe siempre subrayar el diálogo, prestar una mayor claridad a los cambios emotivos, señalar reacciones, pero en ningún caso distraer la atención del público. Todo movimiento básico debe prepararlo el actor por medio de movimientos secundarios que faciliten su ejecución. Un mutis, por ejemplo, exige su preparación: levantarse oportunamente del asiento, coger el sombrero y acercarse a la puerta. Así se logra dar suavidad al movimiento básico, o sea, al mutis. Existen muchas reglas de movimiento que pueden ayudar a los que se inician en el teatro a adquirir la agilidad y naturalidad indispensables en este arte.

REGLAS:
1) Los términos “izquierda” y “derecha” se refiere aquí y en la mayor parte de la literatura dramática, a los lados izquierdo y derecho del actor.

2) El camino más corto, el movimiento más sencillo, más fácil, para llegar al lugar designado, será generalmente el más cómodo y, por lo tanto, el más natural.

3) Para dar una vuelta, el actor debe buscar el ángulo más corto, a fin de producir un efecto de la mayor naturalidad. Esta regla es contraria a la vieja escuela que exigía la vuelta siempre de cara al público.

4) Todo movimiento suele comenzar con los ojos, de donde pasa a la cabeza y finalmente al cuerpo. Anticipar el movimiento con la mirada contribuye grandemente a la suavidad de la acción.

5) No hay que dejar vagar la mirada, ni pestañear, ni bajar la vista al suelo. Seguridad y firmeza en el mirar prestan carácter seguridad y aplomo. Por lo general se mira a la persona que constituye el centro de la acción.
El actor debe bajar la vista cuando se trata de expresar vergüenza, falsedad, disgusto o impaciencia, o cuando así lo requiere la caracterización del personaje.

6) Cuando el actor efectúa un movimiento alejándose de la persona con la cual conversa, debe mirar hacia donde va, sin dirigir la vista al suelo.

7) Por lo general, el actor debe moverse durante su propio diálogo y de acuerdo con él y, en parlamentos ajenos, sólo cuando así lo exige la obra: para expresar una reacción violenta, por ejemplo. De otra suerte, un movimiento durante un parlamento ajeno, distrae la atención del público y es una descortesía para con los demás actores. Tampoco debe moverse el actor al decir algo de suma intensidad dramática.

8) Cuando en escena se ejecutan movimientos secundarios, debe evitarse que dos o más actores se muevan al mismo tiempo. Esto produce mal efecto, sobre todo cuando un actor parece ir en pos de otro. Tratándose de movimientos básicos, tales como un mutis colectivo, una reacción general, un encuentro entre dos actores, etc., la acción deben efectuarla, desde luego, todos a un tiempo.

9) Cuando salen dos actores a escena hablando generalmente debe salir primero el que escucha y seguirlo el que habla, a menos a que éste sea una dama o un personaje de alcurnia.

10) El actor no empezará su movimiento hasta que termine el del actor anterior, a menos que haya motivo para lo contrario.

11) Todo movimiento básico debe ser decidido, a no ser que la indecisión forme parte del carácter que se representa. Movimientos vagos y raquíticos, restan fuerza al diálogo.

12) Los movimientos secundarios deben ser lo contrario, ser suaves aunque no vacilantes.

13) No deben enlazarse dos movimientos escénicos. No hay que comenzar un movimiento nuevo sin que haya terminado por completo el anterior. Por ejemplo para ir a tomar un asiento se deben efectuar, por lo menos, tres movimientos aislados:
1.       Acercarse a la silla.
2.       Volverse.
3.       Tomar asiento.
De otro modo, la acción aparece precipitada y poco natural.

14) Para dar suavidad y naturalidad a los movimientos básicos, es preferibles prepararlos por medio de movimientos secundarios, a fin de evitar que su ejecución encuentre al actor en una posición incómoda.

15) El actor debe medir tanto su salida como su mutis. Cuando un movimiento es largo, porque hay que subir o bajar escaleras, abrir puertas, etc., debe iniciarse con la debida antelación. Asimismo, un mutis largo se anticipa por medio de uno o más movimientos secundarios, que no sólo lo facilitan sino que resultan a la vez de buen efecto teatral.

16) Cuando un actor hace mutis y reaparece luego en escena, debe, generalmente, aparecer por el mismo lugar por donde efectuó el mutis.

17) Todo movimiento debe empezar con el pie del lado hacia donde nos dirigimos y terminar con el mismo pie. Así, para efectuar un movimiento a la izquierda, el actor empezará y terminará con el pie izquierdo. De este modo queda siempre en situación favorable respecto al público.

18) Todo movimiento hacia una persona será al lado de ella, guardando el actor suficiente distancia para no cubrirse y quedar, por tanto, en situación favorable; en todo caso, es posible corregir la posición efectuando un movimiento de retroceso.

19) Jamás debe el actor acercarse demasiado a otro aun cuando deba estar cerca de él. Esto, no solamente causa mal efecto al espectador, sino que se obstaculiza los subsiguientes movimientos.

20) El actor debe moverse en escena procurando siempre quedar en posición que facilite su siguiente movimiento.

21) El cruce en escena es de suma importancia porque cambia la posición de los actores entre sí y exige una preparación y técnica especiales:
  1. Primero, es necesario acercarse a la persona o personas con las que hay que cruzarse. De otro modo, el cruce resultaría demasiado largo y poco natural.
  2. Luego se efectúa el cruce con decisión (regla N° 11), empezando y terminando con el pie correspondiente al lado adonde el actor se dirige (N°17), mirando en esa dirección (N°6) y cuidando de no obstaculizar a la persona o personas con quienes el actor se cruza.
  3. Efectuado el cruce, hay que quedar en situación favorable para el siguiente movimiento (N°20). Sobre todo, debe evitarse permanecer demasiado cerca de la persona con la que el actor se cruza.
  4. Una vez efectuado el cruce, se da vuelta al centro de acción, empezando este movimiento con la mirada y siguiendo con suavidad, el cuerpo (N° 4).
  5. Por lo general, el cruce debe hacerse delante de los demás actores.
22) En lugar de efectuar un movimiento grande, es preferible -sobre todo tratándose de movimientos secundarios- hacer varios pequeños, que resultarán más naturales, siempre, claro está, que no se reduzcan aun solo paso ridículo.

23) Debe evitarse quedar alineado con los demás actores.

24) Hay que procurar no estar cubierto y no cubrir a otros.

25) Generalmente se camina en línea recta, a menos que se trate de un borracho. Cuando camina, el actor debe procurar:

  1. No doblar demasiado las rodillas.
  2. No mover los hombros.
  3. No tocar primero con los tacones el piso; las actrices, sobre todo, deben saber “deslizarse”, es decir, tocar primero el piso con la punta del pie manteniendo las puntas ligeramente separadas en forma de V.

26) Los movimientos violentos o rápidos no deben ejecutarse con ímpetu, sino solamente aparentarlo. El actor no debe nunca perder el control de sus movimientos.

27) El actor no debe salirse del decorado ni de las áreas iluminadas. Debe tenerse en cuenta que el público le asiste siempre el derecho a presenciar el desarrollo de la acción.

28) Para subir o bajar escaleras, el actor aplicará la regla número 17; es decir, al subir una escalera que conduce a la izquierda, es el pie izquierdo el que empieza a subir y termina el movimiento. Esto implica que el actor debe medir sus pasos en los ensayos para quedar en situación favorable.

29) Al subir o bajar escaleras no debe inclinarse el cuerpo, a menos que se trate de una caracterización. Para dar elegancia a este movimiento, sobre todo si se trata de una dama, no debe mirarse los escalones, sino “sentirlos” primero con la punta del pie antes de apoyar todo él en el escalón.

30) El actor debe cuidar de que sus modales en escena correspondan al ambiente de o la época de la obra. Los personajes de la obra de Oscar Wilde, por ejemplo, requieren la observancia de una etiqueta que debe dar la impresión de perfecta naturalidad, y, en el caso contrario, como en Los bajos fondos, de Gorki, los modales vulgares que emplee el actor deben parecer también espontáneos.

31) Al sentarse, nunca se debe buscar el asiento con la mirada. El actor debe saber, sin mirar, dónde está el asiento que le corresponde y, antes de sentarse, sentir su borde con la pierna.

32) Las damas deben sentarse con las rodillas juntas y con los pies ligeramente abiertos; nunca pararse con las piernas abiertas y las puntas de los pies hacia dentro, a menos que el carácter del personaje exija esta postura, porque no debe olvidarse que, ya al pararse en escena, puede el actor revelar un carácter. En cuanto a la actriz, si permanece parada con las piernas abiertas, indica vulgaridad, y cierta ingenuidad, tonta si lo hace con los pies hacia dentro.

33) Sólo cuando esta segura del corte de su vestido cruza una dama la pierna. Nada es tan ridículo como una actriz bajándose continuamente la falda, a menos que se busque tal efecto.

34) Para efectuar una caída en escena, el actor debe empezar por doblar las rodillas, que son la parte de su cuerpo que debe tocar primero el suelo; al mismo tiempo, extenderá los brazos con las palmas de las manos hacia abajo de modo que sean éstas, junto con las rodillas, las que reciban el peso del cuerpo, que deberá mantenerse completamente suelto. Siguiendo esta técnica el actor no se lastima.

35) Las actrices procurarán caer siempre de lado, protegiendo el pecho y la cara con el brazo y la mano correspondientes.

36) Para levantar un objeto del suelo, el actor no debe nunca agacharse, sino doblar primero la rodilla que corresponde al lado del público e inclinarse después a recoger el objeto.
Debe evitarse efectuar este movimiento de cara al público.

37) Para arrodillarse debe procederse de la misma forma, es decir, doblar primero la rodilla que corresponde al lado del público y después la correspondiente al foro, descansando el empeine sobre el tablado. Para efectuar esta clase de movimientos, el actor debe adquirir seguridad y equilibrio, que puede proporcionarle su entrenamiento corporal.

38) También los besos en escena deben ensayarse. Hay que saber quien va a dar el beso. Por lo general, la mujer es más hábil para esta tarea que el actor. Se pueden fingir besos si el actor cubre con su cuerpo a la actriz. Todas estas acciones ponen en peligro el maquillaje. Al estar junto al galán, la actriz debe procurar, sobre todo, no manchar su traje, lo que se evita poniendo la mano entre la cara y el traje.

39) Hoy día el actor que lleva la escena puede perfectamente dar la espalda al público, pero este movimiento debe estar justificado, porque la atención del público se traslada de su persona hacia la otra persona o el objeto que ha motivado tal movimiento.
40) Las reacciones no deben precipitarse. El actor no debe mostrar de antemano que sabe lo que ocurre o lo que se dice, sino reaccionar después de oído o visto aquello que produce la reacción.

41) Muchas veces -sobre todo en la comedia-, el actor anticipa la mímica o la acción a sus correspondientes palabras.

42) El actor que debe estar sentado durante una larga escena puede romper la monotonía de su posición y animar su diálogo cambiando de postura en su asiento.

43) El actor que espera su salida a escena debe evitar ser visto por el público o proyectar su sombra en la escena.


MENSAJE DEL DIA MUNDIAL DEL TEATRO 2017

Para este año el Mensaje del Día Mundial del Teatro corre a cargo de la actriz francesa Isabelle Huppert:

"Bueno, aquí estamos otra vez. Reunidos de nuevo en primavera, 55 años después de nuestra reunión fundacional, para celebrar el Día Mundial del Teatro.
Un solo día, 24 horas, que comienzan de la mano del teatro NO y del Bunraku que pasan por la Ópera de Pekín y el Kathakali, brillando entre Grecia y Escandinavia, de Esquilo a Ibsen, de Sófocles a Strinberg, entre Inglaterra e Italia, de Sara Kane a Pirandello, y también Francia entre otros, donde nos encontramos, y donde París es la ciudad del mundo que atrae a más grupos de teatro internacional.
En esas 24 horas podemos ir de Francia a Rusia, de Racine y Molière a Chejov, e incluso atravesar el Atlántico para acabar en un Campamento californiano, tentando a jóvenes a reinventar, quizás, el teatro.

De hecho, el teatro renace cada día de sus cenizas. No es sino una convención que hay que abolir incansablemente. Así es como sigue vivo. El teatro tiene una vida abundante que desafía el espacio y el tiempo, y las obras más contemporáneas se nutren de los siglos pasados, los repertorios más clásicos se hacen modernos cada vez que son subidos de nuevo a escena.

El Día Mundial del Teatro no es pues, obviamente, un día cualquiera de nuestras vidas que deba ser tomado de forma banal. Hace revivir un inmenso espacio-tiempo y, para evocarlo, querría citar a un dramaturgo francés tan genial como discreto, Jean Tardieu: Hablando del espacio, se pregunta “cuál es el camino más largo para ir de un punto a otro”.
Sobre el tiempo, sugiere “medir, en décimas de segundo, el tiempo que se tarda en pronunciar la palabra eternidad''. Sobre el espacio-tiempo, también dice: “Antes de dormir, fija tu mente en dos puntos del espacio, y calcula cuánto tiempo se tarda, en un sueño, en ir de uno a otro”.

Es la frase “en un sueño” la que siempre me da vueltas en la cabeza. Pareciera que Jean Tardieu y Bob Wilson se hubieran encontrado.

También podemos resumir nuestro Día Mundial del Teatro, citando las palabras de Samuel Beckett que hace decir a Winnie en su estilo expeditivo: “¡Oh, qué hermoso día habrá sido!”

Al pensar en este Mensaje que tengo el honor de que me hayan pedido que escriba, he recordado todos los sueños de estas escenas. Por eso puedo decir que no he venido a esta sala de la UNESCO yo sola. Todos los personajes que he interpretado en escena me acompañan. Personajes que parecieron irse cuando caía el telón, pero que han cavado una vida subterránea en mí, dispuestos a ayudar o destruir los personajes que les sucedieron. Fedra, Araminte, Orlando, Hedda Gabbler, Medea, Merteuil, Blanche Dubois...
Me acompañan también todos los personajes que he adorado y aplaudido como espectadora. Y por eso es por lo que pertenezco al mundo. Soy griega, africana, siria, veneciana, rusa, brasileña, persa, romana, japonesa, marsellesa, neoyorkina, filipina, argentina, noruega, coreana, alemana, austriaca, inglesa, realmente del mundo entero. Esa es la auténtica globalización.

En 1964, con ocasión de este Día Mundial del Teatro, Laurence Olivier anunció que, tras más de un siglo de lucha, por fin se acababa de crear en Inglaterra un teatro nacional que él quiso transformar inmediatamente en un teatro internacional, al menos por su repertorio. El tenía muy claro que Shakespeare pertenecía al mundo.

Me ha encantado saber que el primer Mensaje de estos Días Mundiales del Teatro, en 1962, se le confió a Jean Cocteau, por ser autor del libro “La vuelta al mundo en 80 días otra vez”. Yo he dado la vuelta al mundo de forma diferente. La he dado en 80 espectáculos u 80 películas. Incluyo aquí películas en las que no distingo entre hacer teatro o cine, que sorprende cada vez que lo digo pero es cierto, es como es. Ninguna diferencia.

Al hablar aquí no soy yo. No soy una actriz. Soy solo uno de esos incontables personajes gracias a los cuales el teatro sigue existiendo. Es un poco nuestro deber. Y nuestra necesidad. Cómo expresarlo... Nosotros no hacemos que el teatro exista. Es gracias al teatro que nosotros existimos.

El teatro es muy fuerte, resiste, sobrevive a todo, a las guerras, a las censuras, a la falta de dinero. Es suficiente con decir “la escena es un escenario vacío de un tiempo indeterminado” y hacer entrar a un actor. O una actriz. ¿Qué va a hacer? ¿Qué va a decir? ¿Van a hablar?
El público espera, se va a saber, ese público sin el que no existe el teatro, no lo olvidemos nunca. Una sola persona de público, es público. ¡Esperemos que no haya muchas sillas vacías! Salvo en la obra de Ionesco. Al final la Vieja dice: “Sí, sí, muramos en plena gloria... Muramos para entrar en la leyenda... Al menos tendremos nuestra calle”.

El Día Mundial del Teatro existe desde hace ahora 55 años. En 55 años soy la octava mujer a la que se le pide pronunciar un mensaje, bueno, no sé si la palabra 'mensaje' es la adecuada. Mis predecesores (¡se impone el masculino!) hablaron del teatro de la imaginación, de libertad, del origen, evocaron la multiculturalidad, la belleza, las preguntas sin respuestas... En 2013, hace tan solo 4 años, Darío Fo dijo: “la única solución a la crisis, reside en la esperanza de una gran caza de brujas contra nosotros, especialmente contra los jóvenes que quieren aprender el arte del teatro: así surgirá una nueva diáspora de comediantes, que hará surgir de estas limitaciones unos beneficios inimaginables para una nueva representación”. Beneficios inimaginables es una fórmula digna de aparecer en un programa político, ¿no?
Como estoy en París poco antes de unas elecciones presidenciales, sugeriría a aquellos que pretenden gobernarnos, que estén atentos a los beneficios inimaginables aportados por el teatro. Y por supuesto, ¡nada de caza de brujas!

El teatro para mí es el otro, el diálogo, la ausencia de odio. La amistad entre los pueblos. No sé ahora mismo qué significa exactamente, pero creo en la comunidad, en la amistad de los espectadores y los actores, en la unión de todos a los que reúne el teatro, los que lo escriben, los que lo traducen, los que lo explican, los que lo visten, los que lo decoran, los que lo interpretan, incluso, los que van. El teatro nos protege, nos acoge... Creo de veras que nos ama... tanto como le amamos.

Recuerdo a un viejo director de la vieja escuela, que antes de que se levantara el telón, entre bambalinas, decía cada noche con voz firme: “¡Paso al teatro!”


Estas serán mis últimas palabras. Gracias".




Isabelle Anne Madeleine Huppert, conocida como Isabelle Huppert (n.ParísFrancia16 de marzo de 1953) es una actriz francesa. Es ampliamente considerada una de las intérpretes más finas y prolíficas del cine europeo, quien ha aparecido en más de 100 películas y producciones televisivas desde su debut en 1971. Ha desarrollado gran parte de su carrera en Francia y es considerada como una de las mejores y más respetadas actrices del mundo.