HABLEMOS DE TEATRO

Este es un interesante artículo del actor, escritor y docente de teatro guatemalteco Elder Exvedi Morales Mérida que en forma simple y didáctica -como si fuera un glosario- nos muestra conceptos teatrales fundamentales.


: “La vida es un escenario y todos somos actores”.
Shakespeare



ACTUACIÓN
Es la acción y efecto de actuar. Es también la manera de comportarse una persona o cosa. Es la interpretación de una compañía teatral, cantante o grupo.

ACTUACIÓN TEATRAL
“El teatro, como todas las artes, tiende a reproducir la vida y la naturaleza, filtradas a través  del arte: Es decir, tiene por objeto dar vida en la escena y para el público, a aquellos episodios selectos que, tomados de la vida por el dramaturgo, presentan problemas importantes de la vida misma.

LA PARTE ANALÍTICA
Para el conocimiento y la identificación progresiva con el personaje, el actor debe aprender a aplicar el “Sí Mágico” a:
  • Circunstancia dadas (por el autor)

  • Las premisas de dirección (por el director)

  • La concepción personal del rol (por el actor)

Este análisis da como resultado: una concepción general de la vida del personaje y su medio ambiente.

LA PARTE EXPRESIVA
El actor trabaja psicotécnicamente y con su  instrumento vocal para poder construir el personaje, mediante:

  • La imagen creadora

  • La concentración controlada

  • Fe y sentido de la verdad.

La suma de estos elementos crea y desarrolla la memoria emotiva.
Por medio de esto se logran: entonaciones, pausas y silencios correctos de los personajes.
Esto se obtiene a través de: lecturas interpretativas y pulidas en la mesa.

LA PARTE ESCÉNICA
El actor suma a su trabajo anterior sobre la psicotécnica y la dicción, los siguientes factores para poder encarnar correctamente su personaje:

  • El entrenamiento físico adecuado.

  • La expresión corporal del personaje.

  • El conjunto de elementos teatrales.

 Esto da como resultado: La encarnación correcta de todos los personajes de la pieza.
Y se obtiene a través de: Improvisaciones, ensayos en áreas reducidas y en el escenario completo.

CONCEPTOS DE LA TERMINOLOGÍA STANISLAVSKIANA

“SI MÁGICO”

Es el punto de partida del análisis. Los actores transmiten  con toda veracidad los sucesos acaecidos en la obra, en virtud de una suposición que para ellos de convierte en una realidad innegable.
Stanislavski decía que el actor debía creer en la posibilidades del “SI MÁGICO, COMO LA NIÑA CREE EN LA VIDA DE SU MUÑECA Y EN LA EXISTENCIA DE TODO LOS QUE LE RODEA”.
Desde el momento de la aparición de ese “si mágico” el actor pasa del plano de la realidad que lo rodea, al de la otra vida creada e imaginada por él mismo. Creyendo en esta vida el actor puede empezar a crear…El “si mágico” actúa como palanca  para elevarnos del mundo real a la región de la imaginación. Despierta una actividad interior y verdadera y lo  hace con medios naturales”.

TEATRO: (del lat. theatrum, y éste del gr. zeatron, de  zeaomai, mirar)

  • Edificio o lugar  donde se presentan obras dramáticas y otros tipos de espectáculos.

  • Conjunto de espectadores que asisten a dichas obras y espectáculos.

  • Género literario cuyas obras están pensadas para ser representadas ante un público.

  • Conjunto de obras de este género  escritas por un determinado autor o en una determina época, estilo, etc.



EL TEATRO COMO FENÓMENO DE LA COMUNICACIÓN:

Hacer teatro es comunicar: una idea, una situación, un problema, un caos, un conflicto.

TEATRO COMO CREACIÓN ESCÉNICA:

Todo texto dramático para ser llevado a escena está supeditado a dos factores eminentemente inseparables: Tiempo y espacio.

Tiempo: Es el lapso en el que transcurre la acción dramática.

Espacio: Es el lugar donde se desarrolla la historia. 



ELEMENTOS EN EL PROCESO DE PRODUCCIÓN ARTÍSTICA:

El creador: es quien crea, quien concibe la obra. El autor pasa a ser dramaturgo, y si la obra no es representada se queda únicamente en texto dramático. De manera que si es llevada a escena, se convierte en hecho dramático.
El intérprete: recrea, ya sea una partitura musical o un parlamento de teatro y, al dar vida a la obra, puede convertirse también en creador. Es el eslabón ente el creador y el espectador.
El espectador: es el consumidor de la obra artística.


EL ACTOR:
Presta su cuerpo. Encarna al o a los personajes que el director le asigna.
“El actor sabe lo que el personaje ignora”, Stanislavski.
Debe prepararse en forma integral: física, emocional e intelectualmente. Su instrumento es su cuerpo. 

DE LA EXPRESIÓN CORPORAL

“Para una mejor definición, deslindamos un poco arbitrariamente cada uno de los aspectos que la componen:

GESTOS: Son la expresión  inconsciente de la personalidad individual de cada personaje. En la dramaturgia no hay dos “avaros” ni dos “donjuanes” iguales; cada uno de ellos tiene su individualidad distinta, su forma peculiar de expresarse.

ACCIONES: Son la suma de varios gestos implicados a un propósito concreto. Stanislavski pide, es más, exige, que en nuestro arte, “amar el arte en  sí mismo y no a sí mismo en el arte”, debe vivirse la parte en todos los momentos en que se actúa, en todo tiempo y cada vez. Hasta permanecer sentado debe tener su propósito, no simplemente el de estar a la vista del público. Por ello es que debemos hacer algo con su objetivo específico, que nos ayude a enriquecer la vida del personaje que estamos interpretando. En escena se debe estar siempre haciendo algo, ejecutando algo. Acción, movimiento, son las bases que sigue el actor.

ACTITUD CORPORAL: Expresión de un conflicto muy denso mediante la inmovilidad del actor. No se trata en este caso de la pasividad –que está desprovista de contenido y fuerza emotiva- que es inadmisible en el juego del actor”, (Ana María Iriarte, primera actriz, maestra y directora de la Academia de Arte Dramático “Rubén Morales Monroy” de la Universidad Popular de Guatemala, citando a Stanislavski).



LOS TRECE SIGNOS TEATRALES

Para armar todo un maderamen  necesario para la puesta en escena de un texto dramático, es necesario conocer los 13 signos teatrales,  y aquí entramos en territorio de la semiología aplicada, estos son, los inherentes al actor, y los eternos al actor:


LA PALABRA
Está presente en la mayoría de las manifestaciones teatrales (salvo la pantomima y el ballet). Adquieren especial significado según el tono y la velocidad con que se digan. Se trata de las palabras pronunciadas por los actores en el transcurso de la representación. Puede situarse en diferentes planos lingüísticos y semiológicos.  El análisis semiológico de la palabra puede situarse en diferentes planos:

EL PLANO SEMÁNTICO:
Lo que la palabra quiere decir en si, sin ser pronunciada. Lo que significa en su contenido. Su concepto y su definición con relación al signo lingüístico sería lo que llamamos “significado”.



EL PLANO FONOLÓGICO PROSÓDICO:
Se refiere a la palabra pronunciada, a su origen físico.  Correspondería al significante del signo lingüístico, es decir, al material sonoro. En todo enunciado no solo es importante lo que se dice, sino “como se dice”. Las palabras en la obra teatral no significan únicamente lo que dice el texto sino lo que se interpreta de ellas al ser pronunciadas por el actor.

EL PLANO SINTÁCTICO:
La síntesis analiza las relaciones de los signos entre sí. Se refiere al lugar que una palabra ocupa en la frase. De acuerdo con ese lugar, la palabra menos o más, según la intención de quien haya escrito el texto.

EL TONO
La palabra no solo es signo lingüístico. La forma en que se pronuncia le otorga un valor semiológico. El tono estaría dentro de la función expresiva del lenguaje. La dicción del   actor puede hacer que una palabra aparentemente neutra e indiferente produzca los efectos más variados e inesperados. Por el acento podemos distinguir el rasgo social y la localidad geográfica de un personaje: un campesino, aristocrático, provinciano, extranjero, etc.
Comprende elementos  tales como la entonación, el ritmo, la velocidad y la intensidad.
Dentro de este sistema de signos debemos mencionar lo que se llama “acento”, ya que por éste podemos distinguir el rasgo social y la localidad geográfica de un personaje. Esto nos permitirá identificar por ejemplo un “acento” campesino, aristocrático, provinciano, extranjero, etc.

LA MÍMICA DEL ROSTRO
Es el sistema de signos kinésicos más relacionados con la expresión verbal. Los signos musculares del rostro tienen un valor expresivo tan grande que a veces reemplaza – y con éxito- a la palabra. También hay toda clase de signos mímicos ligados a la formas de comunicación no lingüística, a las emociones como la sorpresa, la cólera, el miedo o el placer; a las sensaciones agradables o desagradables y a las sensaciones musculares, como un gran esfuerzo, por ejemplo. Se refiere a la expresión corporal del actor. Los signos musculares del rostro tienen un valor expresivo tan grandes que a veces reemplazan y con éxito la palabra.

EL GESTO
Después de la palabra, el gesto constituye el medio más rico y flexible de expresar los pensamientos, es decir el sistema de signos más desarrollados.  Después de la palabra (y su forma escrita), el gesto constituye el medio más rico y flexible de expresar los pensamientos, es decir, el sistema de signos más desarrollados. En teatro se considera como gesto cualquier movimiento de las manos, las piernas, la cabeza y del cuerpo.

MOVIMIENTO ESCÉNICO DEL ACTOR
Comprende los desplazamientos del actor y sus posiciones dentro del espacio escénico. Se trata sobre todo de los sucesivos lugares ocupados con relación  a los demás actores, los accesorios, los elementos del decorado o los espectadores. Diferentes formas de desplazarse.

EL MAQUILLAJE
Tienen por objetivo hacer resaltar al valor del rostro del actor que aparece en escena en ciertas condiciones de luz.  Puede crear signos relativos a la raza, la edad, el estado de salud o el temperamento. Nos servirá para afirmar los rasgos o transformarlos.

EL PEINADO
A menudo se clasifica dentro del cuadro del maquillaje. Como fenómeno artístico pertenece al dominio del diseñador del vestuario, un papel en cierto caos decisivo. Puede ser signo de que el personaje pertenece a determinada área geográfica o cultural, a una época, a una clase social o a una generación que se opone a los hábitos de sus padres.

EL TRAJE

Constituye el medio  más externo, más convencional de definir al individuo humano.  Señala el sexo, la edad, la clase social, la nacionalidad, la religión y determina a veces,  la personalidad histórica o contemporánea. Puede señalar toda clase de matices, como situación material del personaje, sus gustos, incluso, ciertos rasgos de su carácter. El poder semiológico del traje no se reduce a definir a quien lo lleva. También    es signo del clima, de la época histórica, de la estación o del estado del tiempo, del lugar o de la hora del día.

EL ACCESORIO
Constituyen, por mucha razones, un sistema autónomo de signos. Dentro de esa clasificación se los sitúa mejor entre el traje y el decorado, porque muchos casos fronterizos se aproximan a uno y otro. Todo el elemento del vestuario puede convertirse en accesorio cuando desempeña un papel particular, independiente de las funciones semiológicas del vestuario. Una multitud de objetos existentes en la naturaleza y en la vida social pueden transformarse en accesorios. Puede significar el lugar, el momento, una circunstancia cualquiera relacionada con los personajes que se sirven de ella.

EL DECORADO
También se le llama aparato escénico o escenografía. Su tarea primordial consiste representar el lugar geográfico, social o las dos a la vez.  El decorado o uno de sus elementos pueden asimismo significar tiempo, época histórica, estación, hora.   

LA ILUMINACIÓN
En el teatro es un elemento reciente. (Francia la introduce en el siglo XVII) Puede tener un papel semiológico o autónomo pese a que ha sido explotada para realzar los otros medios de expresión.

LA MÚSICA
Puede servir para evocar la atmósfera, el lugar o la época de la acción. Es uno de los grandes terrenos del arte, exigiría estudios especializados para descubrir sus aspectos semánticos o semiológicos. 

 EL SONIDO
El terreno semiológico del sonido   es tan vasto y quizá más que los ruidos de la vida. Los ruidos producidos en el teatro pueden significar la hora, el estado del tiempo, el lugar, el desplazamiento, una atmósfera de solemnidad o de inquietud. Los ruidos se convierten pues, en signos de los fenómenos y las circunstancias más diversas. Por  lo general, sirve para crear ambientes sonoros, tender un puente entre una escena y otra o apoyar emotivamente algún momento de la obra.

 LOS GÉNEROS  TEATRALES
Una división convencional  de los géneros teatrales sería: Géneros mayores, menores y musicales.

GÉNEROS MAYORES:
La tragedia, la comedia y la tragicomedia, también conocida como melodrama.

GÉNEROS MENORES:
El auto sacramental, el paso, la loa, el entremés, el sainete, la farsa y el sketch.

GÉNEROS MUSICALES:
La ópera, la opereta, la zarzuela y la revista.



EL TEATRO GRIEGO O CLÁSICO QUEDA DEFINIDO EN LA TRAGEDIA Y LA COMEDIA

LA TRAGICOMEDIA:
Es una obra dramática que con un tema serio que, sin embargo, reune lo trágico y lo cómico. Al final, el héroe gana la batalla. Se maneja la suerte como el elemento importante, hay incidencia de sucesos sensacionalistas; es fácil que el público se identifique con los personajes. La mayoría de los teleteatros o telenovelas se podría catalogar dentro de este género, aunque no sean sus mejores exponentes.

EL AUTO SACRAMENTAL:
En la edad media el teatro  se representó primeramente en los templos, donde sacerdotes y monjes fungen como actores, en obras conocidas como sacras representaciones. Más tarde, para desligar el teatro de las funciones litúrgicas de clérigos y sacerdotes, aquel pasó a formar parte de actividades populares fuera del templo, en los atrios de las iglesias. En esta época el teatro es eminentemente ritual. Incluso la misa aparece desde su origen  como un drama.

EL PASO:
Es una pieza dramática muy breve, cómica, simple, a veces extravagante y con un lenguaje realista, utilizada durante el siglo XVI en España. Tiene como característica principal el llevar un consejo moralizante.

LOA:
Es una pieza dramática  breve y laudatoria que se representaba antes de la obra principal, durante la época del barroco español e hispano americano. El dramaturgo español Lope de Vega escribió muchas loas.

ENTREMÉS:
Es una pieza dramática jocosa, de carácter popular y realista, generalmente corta, pues se interpretaba en los intermedios o al final  de una representación. Su antecedente son los pasos.

SAINETE:
Es una pieza corta, festiva, que se deriva del entremés. Como   éste, se representaba en los intermedios o al final de una representación.

FARSA:
Obra que por lo  común se desarrolla en un acto y se caracteriza por exagerar los rasgos hasta  el extremo de lo grotesco. Uno de sus objetos principales es la risa desenfrenada y el escape. No trata temas  serios y se aleja de la realidad. Las situaciones suelen ser más importantes que los personajes.

SKETCH:
Es un diálogo cómico y breve que suele incluirse entre un acto y otro; por eso, también se conoce como entreacto.

OPERA:
Del latín opera que significa obra, es una obra dramática que cuyo texto se canta íntegramente con acompañamiento de orquesta. A veces intervienen ballets. Es el género mayor del teatro musical. 

ZARZUELA:
Es una representación típica de España. Al igual que la opereta, incluye canto, declamación y,  a menudo, bailes.

REVISTA:
Es un espectáculo teatral consistente en una seria de cuadros enlazados entre sí por un esquema de argumento muy simple. En la revista se mezclan canto, baile, música y sketchs.



ÁREAS DEL ESCENARIO, POSICIONES DEL ACTOR:

Relaciones del actor

El actor guarda en escena cuatro relaciones fundamentales.

  • La relación del actor con las partes del escenario

  • La relación del actor con respecto al público que lo observa y al cual proyecta su actuación

  • La relación del actor  con los actores y demás personajes

  • La relación del actor  consigo mismo y con el papel que representa mediante el cuerpo, la voz y el pensamiento

CÓMO ENFRENTARSE AL MIEDO ESCÉNICO

Matt Otto es actualmente el Profesor Adjunto de Estudios de Jazz de la Universidad de Kansas (KU) la enseñanza de la teoría de jazz y rendimiento, Jazz Combo 1 y clases particulares. Matt es también profesor adjunto en la Rutgers New Brunswick enseñanza de cursos en línea en la improvisación del jazz, la teoría y el rendimiento.
Como todo artista ha sufrido la exhibición ante un público y el miedo que esta situación ocasiona y de su experiencia nos presenta algunas pautas para superarlo ya no desde el punto de vista de un orador, sino desde el de un músico, pautas que tambien se aplican al teatro.


¿Miedo escénico? Así lo superé y aprendí a hacer presentaciones
Matt Otto.

Lo que vas a leer a partir de ahora no es una colección de consejos que combinan psicología, ansiolíticos o trucos en el escenario, sino mi propia experiencia, y cómo logré salir al escenario sin tener que mirar atrás. No pienses en auditorios atestados ni un numeroso público: en mi caso y por cuestiones laborales, me tenía que enfrentar a audiencias de entre 20 y 30 personas, y créeme, no necesitas mucho más para que tu cerebro active el bloqueo. Por otro lado, en mi caso tuve la suerte de encontrar recursos o la fuerza suficiente para poder superar el bloqueo en pleno escenario y continuar con la presentación, pero date por seguro que sentí a la perfección el pánico que han vivido estas figuras públicas.


Los métodos tradicionales fallaron

No sabría decir cuál es el desencadenante en concreto que activa el bloqueo, pero comencé a adivinar cuándo comenzaba en mi cabeza. Y me costó bastante tiempo. Lo puedo resumir todo en una sola palabra: expectativas, y no, no necesariamente las del público, sino principalmente las que uno se marca cuando sube al estrado. El miedo al fracaso es algo inherente en el ser humano, lo que sucede es que en algunas personas es más evidente y puede generar el bloqueo. Lo cierto es que por fortuna nunca llegué a "autosabotearme" ninguna exposición como consecuencia del miedo, pero cada una de ellas las vivía como una auténtica agonía. Pastillas, libros e incluso meditación... lo probé absolutamente todo, y sin embargo, ese duendecillo aparecía siempre minutos antes de la presentación. Un vistazo rápido a la sala atestada, un cruce de miradas con alguno de los asistentes, y ya. Se desencadenaba la pesadilla.

Pero un día logré vencer. ¿Cómo? admitiendo mi derrota. Un buen día decidí terminar con la agonía previa a la presentación viviendo intensamente en casa el miedo al fracaso en el peor de los escenarios. Superada esta angustia descubrí que todo seguía en su sitio y me presenté en la charla con la firme determinación de aceptar que algo podía ir mal. Me entregué al destino con todas sus consecuencias ¿y adivinas qué sucedió? No sólo no sentí el latigazo del pánico ni el bloqueo, sino que comencé a disfrutar de las presentaciones. Si llegado a este punto has entendido que llegué a superar el miedo estás en un error: acepté el miedo como una parte muy importante de mí. Un buen amigo y mentor, curtido en presentaciones, me explicó en una ocasión que él seguía pasando una mala noche la víspera de una exposición en público, y eso le servía para precisamente no perder la tensión. Y estamos hablando de un profesional que impartía hasta cuatro seminarios a la semana...


Mis técnicas home-made:

Pero en realidad, el objetivo detrás de este artículo es brindar ayudar a la gente que se encuentre en la misma situación, y sí, uno también cuenta con sus truquillos que despliega en la medida que sean necesarios. Vamos con ellos:

  • La confesión pública: Sí, hay días malos en esto también. O tal vez auditorios atestados que impresionan demasiado. En ambos casos, pretender pasar por un curtido orador que domina al público cuando en realidad te tiemblan las piernas, es carne de fracaso seguro. ¿Qué hacer en este caso? Admitir abiertamente el miedo. El ser humano no perdona la soberbia, pero sí la humildad y honestidad: si uno tiene miedo escénico y lo confiesa abiertamente ante el público, éste se relajará y es fácil que se divisen sonrisas entre los asistentes que sin duda romperán el hielo.

  • El primer minuto: Lo tengo comprobado. Esto de las presentaciones en público es como subir un puerto de montaña en bici, pero uno muy cortito. En concreto de poco más o menos un minuto de subida. En mi caso, superar ese primer minuto hablando con nervios es como llegar a la cima y a partir de ese punto comienza un cómodo descenso. En ese primer minuto habrás podido observar varias caras y tu voz se habrá afianzado. Paciencia y constancia.

  • Sentirse cómodo: Dirás que se trata de una clase de brindis al sol... Todo el mundo quisiera sentirse cómodo en el escenario, pero ¿cómo conseguirlo? Uno se siente seguro cuando no tiene miedo a las consecuencias. Si los días previos te has 'vaciado' aceptando esta debilidad y has comenzado hablando admitiendo que te tiemblan las piernas, habrás demostrado a la mayoría que tienes más valor que los que disimulan, y ahí encontrarás la fuerza para estar a gusto y hablar con templanza.

  • Habla despacio y con contundencia: No hay que volverse loco. Si estás ahí arriba es por algo, por muy malo y flojo que tu cabeza te diga que eres: habla alto, explica y disfruta, porque realmente eres posiblemente la persona que más sepa de lo que expones en la sala.

  • ¿Y si falla algo?: la ley de Murphy es ley por algún motivo, y eso lo sabemos bien quienes hemos tenido que hablar en público. Lo que hay que intentar es minimizar las posibilidades de que algo falle y para ello, siempre tengo la costumbre de ir a la sala un día antes y comprobar cables, wifi y lo que sea necesario. Pero si con todo eso además el proyector muere en plena presentación o el portátil se queda en blanco, lo mejor es seguir adelante con lo que recuerdes. Hay que recordar que el que sabe ahí eres tú y tú manejas los tiempos.

Al final y paradójicamente, he descubierto que la manera de hacer desaparecer lo que antes consideraba como un problema consiste en aceptar que ese miedo forma parte de uno y actuar con naturalidad en base a este hecho. Y no, no he conseguido librarme de la tensión previa a las presentaciones ni de las dudas sobre si lo haré bien o no, pero al menos he comenzado a disfrutar cada vez que me enfrento a una audiencia, y supongo que eso se deja notar en la calidad de la presentación.




DON BOSCO Y EL TEATRO

A mediados del siglo XIX, Giovanni Melchiore Bosco, mas conocido con Don Bosco o San Juan Bosco, funda lo que el llamó “Oratorios” instituciones donde se impartía la enseñanza de un oficio a los jóvenes para prepararlos en la vida y mantenerlos alejados de cualquier actividad delictiva, algo que había realizado siglos atrás San Felipe Neri.
Posteriormente en dichos Oratorios se dictarían cursos regulares (matemáticas, lengua, etc.) convirtiéndose posteriormente en los colegios salesianos.
Al ser internos, los alumnos disponían de tiempo libre y es aquí donde Don Bosco introduce la práctica del teatro entre los jóvenes como una herramienta invalorable de enseñanza.
Lo interesante es que prepara un reglamento para dicha actividad que se conoce como Reglas para el Pequeño Teatro.
Si revisamos dichas normas, veremos que no sólo han mantenido su vigencia en el tiempo, sino que siguen siendo una pauta imprescindible en la formación de elencos en las escuelas que no deben pasarse por alto.
A ustedes maestros de teatro, les transcribo las “Reglas para el Pequeño Teatro” aprovéchenlas.

“Reglas para el Pequeño Teatro”

1. La finalidad del Pequeño Teatro es regocijar, educar e instruir moralmente a los jóvenes en la mayor medida posible.


2. Se designa un director del Pequeño Teatro, quien debe tener informado al director de la casa, a su turno, sobre aquello que se desea representar y el día a establecer, y quien debe además convenir con lo mismo, tanto la elección de las representaciones como los jóvenes que deben subir a escena.


3. Entre los jóvenes destinados a representar se preferirá a los mejores en conducta, quienes de vez en cuando y para que sirva de estímulo, serán reemplazados por otros compañeros.


4. Aquellos que estén ya ocupados en el canto o en el sonido procuren mantenerse extraños a la actuación. Sin embargo durante los intervalos podrán declamar un trozo de poesía u otra cosa.


5. Tanto como sea posible, los directores de arte quedan liberados de representar.


6. Procúrese que las composiciones sean amenas y aptas para recrear y divertir, pero siempre instructivas, morales y breves. Lo demasiado extenso, además de prolongar las molestias de los ensayos, generalmente cansan al auditorio, hace perder el valor de la representación y provoca aburrimiento aun con las cosas apreciables.


7. Evítense aquellas composiciones que representen actos atroces. Se tolerará para alguna escena un poco seria, pero serán quitadas del medio las expresiones poco cristianas y aquellos vocablos que, dichos en otra parte, serían juzgados groseros o demasiado vulgares.


8. Que el director esté siempre presente en los ensayos, y cuando éstos se efectúen de noche no deberán prolongarse más allá de las diez. Una ver terminados, debe vigilar que cada uno vaya en silencio inmediatamente a descansar, sin entretenerse en charlas que son por demás dañosas y ocasionan molestias a aquellos que están ya descansando.


9. Que el director tenga buen cuidado en hacer preparar el escenario el día antes de la representación, de modo que no se deba trabajar en el día de la misma.


10. Que sea riguroso en procurar vestuarios decentes y de poco costo.


11. Que para cada entretenimiento esté de acuerdo con los jefes de sonido y de canto acerca de los trozos de música a ejecutarse.


12. Que no permita, a quienquiera que sea, que sin un justo motivo entre al escenario y menos todavía a los camarines de los actores, y además vigile que durante la representación no ser mantengan conversaciones particulares, y también que se observe la mayor decencia posible.


13. Que disponga que el teatro no moleste el horario acostumbrado y, habiendo la necesidad de cambiarlo, hable primero con el Superior de la Casa.


14. Que nadie vaya a cenar aparte; que no se den premios, señales de estima o elogios a aquellos que sean favorecidos por Dios con aquellas aptitudes para representar, cantar o ejecutar. Ellos ya son premiados con el tiempo que se les deja libre, y con las lecciones que se dan en su beneficio.


15. Que impida en lo posible las roturas en la preparación y desarme del escenario y el deterioro en los vestuarios y utilería del Pequeño Teatro


16. Que conserve con cuidado en la pequeña biblioteca teatral los dramas y las representaciones reducidas y adaptadas al uso de nuestros colegios.


17. No pudiendo el director por sí solo, desempeñar cuanto prescribe este reglamento, le será establecido un ayudante que es el llamado traspunte.


18. Que recomiende a los actores una emisión no afectada de la voz, pronunciación clara, gesto desenvuelto y decidido; esto se obtendrá fácilmente si estudian bien las partes.


19. Considérese que el encanto y especialidad de nuestros Pequeños Teatros consisten en abreviar los intervalos entre uno y otro acto con la recitación de composiciones preparadas y recabadas de buenos autores.


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LAS PRIMERAS ACTRICES

Mencionábamos anteriormente, que se considera la fecha de inicio a la profesionalización del actor, cuando un grupo de artesanos firman un documento notarial conformándose en compañía de teatro, casi tal cual como la conocemos ahora.
Hoy en día se destaca la importancia de los gremios de artesanos, a cuyo cargo corría la organización de la festividad del Corpus y, en este sentido, resulta significativo que muchos de estos primeros profesionales procedan del ámbito gremial: Lope de Rueda había sido batihoja, (dorador) Pedro Montiel, hilador, Alonso de la Vega, calcetero, etc.
Los documentos legales se refieren a muchos de los primeros actores profesionales por su oficio de origen al no existir todavía una consideración legal y social definida de la profesión de actor.
Aunque las mujeres pudiesen participar en danzas y cantos en las festividades del Corpus, los miembros de los oficios que representaban en el marco del Corpus en su primera época, los que se responsabilizaban de sacar los carros, expresión utilizada habitualmente en la documentación, eran por lo que sabemos varones, y por lo tanto es probable que fueran ellos quienes representasen los personajes femeninos que se exhibían en los carros.
Por otro lado no hay que olvidar que en la tradición de los espectáculos no profesionales, relacionados con los colegios y universidades, quienes representaban a los personajes femeninos eran los propios estudiantes, que eran, claro está, varones.
De manera que toda una tradición hacía en cierto modo natural que los hombres representasen a mujeres cuando empiezan a surgir las primeras compañías profesionales.
Si tratamos de averiguar quién fue el primer “actor profesional” tenemos que llegar indefectiblemente a “Ser Maphio” (cuyo equivalente actual sería Señor Maphio, sin conocerse apellido alguno) quien como cabeza de un grupo de artesanos, firma el famoso contrato de Padua.
Pero cuando nos referimos a la primara actriz profesional, la cosa cambia, y es una artista de la Commedia dell’Arte llamada Vincenza Armani quien se convierte en 1566, en la primera actriz profesional documentada.
Existe evidencia que en la década de 1540 algunos grupos de la Commedia empiezan a tener intérpretes femeninas, pero entre la década de 1560 y 1570 fueron definitivamente la del inicio de la actriz.
La llegada de la actriz origina un tipo nuevo de personaje: la mujer y amante.
Estos personajes adicionales obligan a muchas compañías de Commedia a emplear una dramaturgia más sofisticada e historias mas complejas, dando como resultado, "la comedia perfecta" por su equilibrio de temas intelectuales y comunes y su complicada trama centrada en los sueños frustrados de los jóvenes amantes. La historia de amor entre jóvenes con problemas se convirtió en un sello distintivo de la "comedia italiana" y se considera como base para la más famosa obra de Shakespeare: Romeo y Julieta, escrita en 1597.
Con la aparición de la actriz, se establece una nueva tradición de personajes sin máscara en el elenco de la Commedia. Considerando que los personajes femeninos habían sido interpretados por hombres vestidos con máscaras femeninas, las actrices actúan sin las máscaras, ya que muchas de ellas eran particularmente hermosas.
Los amantes masculinos, al aparecer sus parejas sin máscara, dejan ellos también la suya, costumbre que se extiende a ciertos personajes secundarios como la doncella (servetta) quien actúa sin máscara, siendo la más famosa: Colombina y entre los personajes masculinos, Pedrolino, un siervo que aparece con la cara de blanco (de ahí el término "infarinato", que significa "enharinado".) quien en Francia se convierte en el célebre Pierrot.
Pero no nos alejemos del tema materia de esta entrada, y conozcamos un poco más de éstas precursoras de las actrices profesionales actuales.

Vincenza Armani (Venecia, 1530 - 1569), fue una actriz italiana, cantante, poeta, interprete musical, fabricante de encajes y escultora con muy buenas dotes. . Ella fue una de las actrices italianas más famosas de la época y conocida como Vincenza Armani la “divina". Ella y Bárbara Flaminia fueron las dos actrices más famosas en Italia en la década de 1560 y se les describe como grandes rivales.
Las primeras noticias que se tienen de ella es cuando aparece formando parte de la compañía de teatro Ganassa Zan en Mantua en 1565 pasando posteriormente a la Compañía Gelosi de Flaminio Scala, cuya esposa, Bárbara Flaminia, inicia una rivalidad con ella que no sólo se da en las tablas, sino fuera de ellas, llegando a realizar un concurso de actuación en Mantua en 1567, a despecho que la actriz principal de la compañía era Vittoria Pissimi.
Vincenza Armani murió envenenada posiblemente por un ex amante. Su pareja y colega, Adriano Valerini, escribió un discurso famoso en su memoria en 1570.
Armani es la primera actriz italiana famosa y bien documentada de la Commedia dell’Arte, y la primera diva. Aunque la primera actriz italiana conocida por su nombre, fue la actriz Lucrecia de Siena, cuyo nombre aparece en un contrato de actores de octubre de 1564.

Isabella Andreini (Padua, 1562-Lyon, 1604) fue una actriz y escritora italiana. Nacida en Padua con el nombre de Isabella Canali, se casó con Francesco Andreini en 1578, el mismo año en el que fueron contratados por la compañía de teatro de Flaminio Scala. También fue conocida en el campo de la literatura. Entre sus obras destacan la fábula pastoral Mirtilla (Verona, 1588), un libro de canciones, sonetos y otros poemas (Milán, 1601), y una colección de cartas publicadas después de su muerte. Inspiró a muchos poetas franceses, entre los que destaca Isaac du Ryer (1568 - 1631). A su muerte (de parto) se acuñó una moneda en Lyon, con su retrato en una cara, y la figura de Fama en el reverso, con las palabras “aeterna fama”.
Su esposo quien había asumido el control de la compañía I Gelosi la disuelve y se retira del teatro.
El personaje tipo de la “enamorada” de la Commedia dell’ Arte Isabella, empleado por posteriores compañías de teatro, fue llamado así en su honor.
Con la llegada de los españoles a América en el siglo XVI, llega también el teatro y lógicamente las compañías de actores itinerantes, grupos que se desplazaron a éstas tierras atraídos en unos casos por la posibilidad de conseguir fortuna y en otros traídos como entretenimiento del virrey, Pizarro era muy aficionado a las representaciones sin mayor exigencia, en cambio, cuando arriban a América los primeros virreyes, éstos, por su cultura, prefieren obras mucho más serias y mejor preparadas.
En el siglo XVII comienzan a aparecer las primeras compañías americanas y con ellas las primeras actrices criollas, entre las que cabe destacar a María de Sandoval, radicada en Santa Fe (Reino de Granada, actual Bogotá-Colombia), quien pide licencia para crear una compañía propia en 1618 o Iona de los Reyes del Nuevo Reino de Granada.
Es a mediados de 1700 en que comienzan a gestarse las ideas liberales contra el poder español, y el teatro no es ajeno a ello, aunque con una fuerte censura de parte del gobierno virreynal. La mujer sigue ocupando su lugar en la escena pero su trabajo también tiene limitaciones. Como ejemplo baste citar un fragmento de la Real Cédula de 1765, uno de cuyos párrafos dice:
Al extremo del tablado y por su frente en toda la latitud se pondrá una tabla de altura de un tercio, a fin de embarazar por este medio que se registren los pies de las actoras al tiempo que están representando”.

Son muchas las actrices latinoamericanas que destacan en esos años, como la chilena Concepción López de O'Loghlin; las colombianas Rosario Afanador, Damiana Zabala, Nicolasa Villar, Catarina Arias, Isabel Pérez, Dolores Alegre; las venezolanas Teresa Guairena, Francisca Romero de Alcázar; la argentina Manuela Funes; la cubana Leonor López, considerada la primera actriz de Cuba; las peruanas Hipólita, María Teresa Fonseca y María Mercedes Sánchez, sin dejar de mencionar a una gran actriz, que se convierte en un antecedente de las grandes divas del siglo XIX: Micaela Villegas y Hurtado (1748-1819), más conocida como “La Perricholi”, considerada la reina de los escenarios limeños.
Micaela Villegas - La Perricholi
Hemos visto a grandes rasgos, como la mujer a fuerza de su trabajo y empeño ha logrado, a través de los siglos, alcanzar un lugar importantísimo en la historia del teatro universal.

EPÍSTOLA A UN DISCÍPULO ESTRESADO

Roberto, ungido con las gracias recibidas de Talía y Melpómene, a sus discípulos al borde del colapso emocional:

Recibo día a día desesperados llamados de auxilio de mis jóvenes discípulos que ingresan al caótico mundo de la dirección teatral, debido a las tensiones propias de un montaje que parte desde la concepción misma del espectáculo, incluyendo, escoger o escribir la obra a presentar, hasta el momento de la apertura del telón.
Muchos de ustedes se desesperan por la dificultad de conseguir textos aceptables que no sean los clásicos –y tan vistos como una puesta de sol- de Moliere, Sófocles, Shakespeare, etc. y dudan en preparar sus propios libretos.
Sé que es difícil pero no imposible y si –después de leer mis indicaciones sobre dramaturgia que les he dado- no son capaces de escribir ni siquiera un miserable sketch de cinco minutos, entonces tendrán que recurrir a los ya escritos y proceder a la adaptación respectiva –que también ya saben como se hace- aunque les parezca que están descifrando jeroglíficos maya.
Pero sé que el estrés no viene sólo de ahí, viene también de todo lo relacionado con la puesta en escena, porque vuestra juventud no les ha dado aun el caparazón necesario para hacer que les rebote cuanta estupidez humana les rodea y puedan trabajar tranquilos.
Y la tensión y el estrés parten desde escoger a los “actores” con los cuales tendrán que lidiar.
Con el elenco, es conocido el problema, primero te dicen que sí, a sabiendas del horario y luego te dicen que no ¡por el horario!, es la disculpa más común, lo que pasa es que no les cuaja la disciplina, lo que revela que mucha vocación teatral no hay. Eso les va a dar la pauta también de cómo ir seleccionando a la gente y al final quedarse con cinco o seis fieles seguidores, porque los demás sólo vinieron al grupo “a sacar un plancito”.
Y con esa tensión y estrés vivirán por el resto de sus días, como yo lo hago.
Amarán esa tensión, esa adrenalina que surge de ver como cuatro engreídos no son capaces de aprenderse un texto y si se lo saben de memoria, no la achuntan a la hora de decirlo y te lo lanzan de paporreta, poniéndote el hígado de chalina y haciéndote gritar como un histérico porque no son capaces de entender lo que tú quieres que hagan (y bien) porque se creen los grandes actores y se dan el lujo de plantarte a medio ensayo, y te dicen tirano e hijo de tu madre mientras te botan el libreto al suelo y tú juras que nunca más los vas a llamar porque se equivocaron de carrera y que mejor vendan turrón arequipeño en los microbuses.
Amarán esa tensión, esa adrenalina que surge cuando un tarado que puede manejar una consola de 24 switches, no es capaz de colocar un tacho en al ángulo adecuado para que la luz le enfoque la cara al personaje principal y no el poto de la primera actriz que está volteada a tercer plano izquierda, y tú tienes que coger una escalera de cuarenta peldaños y treparte a la parrilla, como el hombre araña, para mover el reflector de marras.
Amarán esa tensión, esa adrenalina que surge, cuando el vestuarista se “luce” con modelos atrevidos, pero totalmente ajenos a la época en que se desarrolla la obra y hace de los siglos un arroz con mango tal que a los personajes del siglo XIX los viste con trapos del siglo XVII y en raso para abaratar costos, y en lugar de botines, les encaja unos comunes zapatos “Bata” con suela y taco de jebe tipo tractor, porque “hay que darle comodidad al actor para que haga bien su papel”.
Amarán esa tensión, esa adrenalina que surge, cuando el encargado del sonido te dice que ha escogido la música para dar “carácter” a la escena, pero está tan desubicado que en la escena más dramática te enchufa una de Wisin y Yandel pero “para no hacer roche” sólo la música. Es que como hay que estar acorde con los tiempos…
Amarán esa tensión, esa adrenalina que te mantiene vivo durante seis o siete semanas de ensayos para que al final la gente aplauda a los actores y diga: ¡Qué bien actuó fulanito! o ¡Menganita estuvo justa y adecuada al personaje!

¿Y el director?

Se la llevó de a huevo sentándose durante seis o siete semanas viendo como ensayaban sus actores que son quienes verdaderamente dan la cara y hacen de la obra un éxito, mientras él cabecea con el libreto entre las manos, porque el asistente de dirección es el que se la chupa toda, ignorando que fue el director quien planificó el montaje, ideó las marcaciones de movimientos, armonizó los tonos de voz y las intenciones, especificó que tipo de luz y sonido debía llevar la obra, y cómo se vestirían los personajes, nada más.
Pero a las finales terminarán casándose con el teatro y mandando al cuerno a quien les diga que son unos tontos por llevar esa pasión.
Por que en verdad son unos tontos.
¿Si los demás trabajan sólo ocho horas y semana inglesa de cinco días, porqué el director trabaja veinte horas los siete días de la semana?
Porque tiene que ver TODO lo que se necesita para que los demás se olviden de sus problemas mientras se rompe el lomo para que ellos se diviertan.
Y se acostumbrarán y les gustará esa vida, y se sentirán pésimo cuando no tengan funciones que hacer o cuando no encuentren la obra que les satisfaga.
Pero ¡que caray! que lindo es el teatro.







OPCIONES LABORALES

Una preocupación constante de quienes sienten en su interior la llamada de la actuación, es la de haber escogido bien la carrera y saber que va a poder vivir de ella. La mayoría de personas argumenta que pensar en vivir del teatro es una ilusión, que se puede tomar como hobby, pero no como medio de vida.
Podríamos decir lo mismo de un abogado o de un médico. El abogado puede pasarse meses sin que le llegue un caso penal (que es lo que le fascina) y no atender divorcios, porque "no tienen interés, son comunes" o nuestro médico igual, busca una plaza en una gran clínica donde le pagarán en dólares, pero no cree importante abrir un consultorio cobrando una módica suma y teniendo tantos pacientes que tengan que hacer cola.
Lo mismo pasa con muchos jóvenes, se plantean una posibilidad utópica: "Mi meta es llegar a Hollywood", y cuando con las justas hacen un par de obritas, se frustran.
El maestro Ernesto Ráez, ha hecho un estudio de las posibilidades laborales del egresado de una escuela de actuación y como me ha parecido tan certero -y lo bueno hay que divulgarlo- lo transcribo en este blog para que quienes me favorecen con su lectura, aprovechen éstas observaciones:

"En los últimos años se ha incrementado y diversificado la oferta laboral para los profesionales del teatro en nuestro país. A las tradicionales fuentes artísticas en el teatro, radio, televisión y cine, de profesores en la educación inicial, primaria, secundaria y universitaria, y en la conducción de grupos de aficionados se han agregado otros espacios como promoción en los gobiernos locales y empresas, animación en hospitales, fiestas y ceremonias, y servicio en las publicitarias.
El contingente de profesionales del teatro especializado en diversas ramas del arte dramático: productores, dramaturgos, directores artísticos, actores y actrices, escenógrafos, diseñadores de luces, de vestuario, de utilería, músicos y sonidistas pueden ofrecer sus servicios en múltiples actividades. La labor en la dirección de elencos de aficionados ha crecido en los gobiernos locales y en las empresas que brindan este servicio a sus empleados y a los vecinos de toda edad. Los talleres de arte dramático compiten con los de otras artes.
Otra área en auge es el de los grupos profilácticos de la alegría en los hospitales. La animación de fiestas para toda edad, que incluye la novedosa “hora loca”, tiene gran demanda, lo mismo que la participación en ceremonias de toda índole como locutores, modelos, anfitriones.
En el campo publicitario se ha requerido siempre de la presencia de actores y actrices o para el doblaje de voces y, al lado de los ya tradicionales muñecones y Noeles de la Navidad, vemos cada vez más a mimos que hacen estatuas vivientes en las puertas de los establecimientos. Otra dedicación interesante es el de las empresas que preparan a su personal para los corsos, que brindan oportunidad de trabajo creativo a los escenógrafos, los que también pueden ofrecer sus servicios profesionales para el adorno y caracterización de los espacios de escaparates, discotecas y sitios de diversión.
Más de un hombre de teatro se está dedicando a la motivación empresarial o al entrenamiento de personal dentro de las normas de la calidad del servicio, o en técnica de ventas. Pareciera que el entrenamiento en expresión oral logra sus mejores frutos cuando es dictado por un hombre de teatro.
Los simulacros, incluidos los organizados para la Defensa Civil, necesitan de la mano de un director para lograr sus mejores frutos. Quien escribe esta nota, por este camino, llegó a ser asesor de la Alta Dirección del Instituto de Defensa Civil del Perú y profesor de la Asociación Nacional de Bancos y del Banco de Crédito del Perú y otras entidades similares en el campo de la calidad en el Servicio y en el entrenamiento de la fuerza de Ventas. Otro amigo mío colaboró muchos años con la Cruz Roja Internacional en estos aspectos ya que muchas Campañas de Salud y Vacunación se promueven con escenificaciones orientadoras. Hay un Curso de la Cruz Roja internacional sobre los Derechos Humanos que es desarrollado exclusivamente con escenificaciones y, en los últimos años, la Organización Mundial de la Salud ha privilegiado el empleo del teatro en la adquisición y reforzamiento de la resiliencia en los grupos humanos.
Otro rubro es el de Maestro de Ceremonias que antes estaba limitado a los locutores. Y es que la prestancia que un actor o una actriz puede dar a estos eventos es mayor por el dominio de la escena que despliegan. Muchos museos están comenzando a animarse con presencias de actores especialmente caracterizados como personajes históricos superando a los museos de cera que por lo estáticos no tienen la vivacidad que los actores alcanzan.
No niego que la aspiración natural de un joven artista sea el conformar un colectivo creador y mi anterior enumeración no intenta desconocer tan noble aspiración. Pero, es claro que, cuando se cuenta con un amplio abanico de posibilidades, es más fácil posicionarse en el mercado laboral y vivir de la profesión que es a lo que todos aspiramos. En el país, si bien ha disminuido el interés por la formación de grupos permanentes, y se tiende más a las compañías ocasionales, cumplida la primera década del siglo XXI es posible identificar una loable actividad de producción teatral, alentada por especialistas en el rubro, fenómeno que no fue habitual en el pasado. Y es que verdaderamente la forma de ver el teatro en el Perú está cambiando. De ninguna manera estas nuevas visiones disminuyen el compromiso social y la posición contestataria que ha caracterizado el teatro peruano histórico. Pero, esta proliferación de líneas de ocupación refuerza la digna aspiración de poder vivir de la vocación artística teatral".

DRAMATURGAS

En un anterior post, hablé sobre las primeras actrices y lo poco que se sabe de ellas, pero aún así, los datos que tenemos nos remitieron al siglo XVI a Italia, a la Commedia del’ Arte, y ahora ya sabemos quienes fueron.
Pero para que haya representación teatral, aparte de los actores o actrices, debe haber dramaturgos que escriban los textos. Y claro de ellos tenemos infinitos datos, desde Sófocles y Shakespeare hasta quien escribe éstas líneas, obviamente no me comparo con Sófocles y Shakespeare pero ahí le voy dando a la escritura dramática.
Como quiera que tengo varias amigas dramaturgas y algunas en ciernes, me vino la curiosidad de saber quién fue la primera dramaturga conocida.
Claro a nivel de poesía sí se tiene la certeza de que la primera poetisa fue Enheduanna, una sacerdotisa sumeria de la ciudad de Ur en el templo de Nanna dios de la luna, a quien le escribió himnos que hasta hoy se conservan y que vivió entre el 2350 o 2250 a. C. aunque la más famosa –de la antigüedad- sigue siendo Safo.
Pero, dramaturgas…
Este hecho picó mi curiosidad y… ¡a investigar se ha dicho!
Quien aparece como la primera dramaturga “conocida” es Feliciana Enríquez de Guzmán llamada “la pionera de las dramaturgas” una sevillana autodidacta del siglo XVII a quien el mismísimo Lope de Vega le dedicó una silva en El laurel de Apolo, refiriéndose a una leyenda que circulaba por la ciudad en la que se le atribuía el haberse vestido de hombre e introducirse, persiguiendo a su amado (parece que se trataba de su segundo marido, Francisco de León Garavito), en las clases de la Universidad de Salamanca.
Feliciana Enríquez de Guzmán nació en Sevilla en 1580. no se sabe mucho de ella, excepto que tuvo dos hermanas, ambas monjas en el convento de Santa Inés de Sevilla, a quienes dedica la primera parte de su obra principal, Tragicomedia de los jardines y campos Sabeos.
La segunda parte se la dedica a su segundo marido, a quien mencionamos líneas arriba. Además de la obra teatral, compuso décimas y algunos entremeses. Muere en 1640.
Con eso se podría cerrar el artículo y darnos por satisfechos, habida cuenta también que daba más lustre a nuestra lengua materna.

Pero que me disculpen mis antepasados –y amigos- españoles, pero no nos olvidemos que si bien Cristóbal Colón descubrió América saliendo desde España, su origen se tiene como genovés, o sea que un italiano descubrió nuestro continente y por lo tanto me asistía el legítimo derecho a dudar de que Feliciana haya sido en verdad “la pionera de las dramaturgas” como afirman ellos.
Y efectivamente, no lo fue.
Menuda sorpresa al enterarme que 600 años antes hubo una mujer a quien sí se le puede considerar como la primera dramaturga, y no era española sino alemana.
Roswitha von Gandersheim, vivió entre el año 935 y el 1000 de nuestra era, esto es en la edad media. Poetisa alemana, se crió en el ambiente de la aristocracia sajona y profesó como novicia en el convento benedictino de Gandersheim bajo el reinado de Otón I.


Roswitha von Gandersheim
Ella parece haber entrado en la vida religiosa en Gandersheim cuando tenía veintitrés años de edad. No sabemos nada acerca de sus antecedentes, pero como Gandersheim era un convento exclusivo, podemos suponer que era de noble cuna. Qué educación o la experiencia del mundo que tenía antes de convertirse en una monja es una cuestión de conjeturas.
La abadesa, que gobernó la comunidad en el tiempo de Roswitha se llamaba Gerberg o Gerberga, una sobrina del emperador Otón I. Gerberg era una estudiosa de los autores clásicos, y Roswitha nos dice en uno de los prólogos de introducción de sus obras, lo mucho que le debe a la abadesa, "en los años más joven que yo, pero mucho más antigua en el aprendizaje."
Sabemos que entre los siglos VI y XII el teatro prácticamente había desaparecido, la iglesia había sido implacable con él y obviamente la producción dramática era casi nula. Su obra, íntegramente escrita en latín, manifiesta la voluntad de recuperar la moralidad pagana de las obras clásicas y combinarla con la tradición y los temas cristianos.
Comprende seis comedias  (diálogos en prosa rimada), inspiradas en el comediógrafo latino Terencio: Gallicanus, Dulcitius, Calimaco, Abraham, Pafnucio, y Sapientia, así como los poemas históricos: Gesta Oddonis, compuesta en honor de Otón I, y Primodia Coenobii Gandersheimensis, sobre el origen del convento de Gandersheim, que constituyen el primer ejemplo documentado de drama litúrgico medieval.

Roswitha ante Otón I y en presencia de la Abadesa Gerberg


Entonces, aunque la producción dramática sigue estando mayoritariamente en manos masculinas, ya sabemos que desde hace más de mil años, las mujeres vienen aportando su talento a la dramaturgia mundial.

¿COMO SER ACTOR O ACTRIZ?

Esta es una pregunta que me hacen muchas personas, sobre todo jóvenes, quienes no encuentran fácil hallar una respuesta.
Claro, la mayoría aspira a ser una estrella en este medio, generalmente en la televisión o el cine y sueñan con aparecer en películas de Disney o en novelitas rosa ambientadas en escuelas secundarias o universidades.
Pero, ¿qué tan difícil es llegar a ser una estrella?

Mencionaba en un artículo anterior la diferencia entre un verdadero artista y alguien que por suerte, influencia u otro motivo llega a figurar en este espacio tan codiciado.
Y marcábamos la diferencia fundamental: estudio y perfeccionamiento.
En principio se necesita tener vocación, esto es seguir el "llamado" interior para hacer algo.
Louis Jouvet, el notable actor francés, la menciona como "persistencia en la elección", y el filósofo, tambien francés, Louis Lavelle, dice que "La vocación no está hecha de antemano, me corresponde hacerla; he de saber extraer de todos los posibles que hay en mi, el posible que debo ser".
Con esta vocación firmemente decidida, hay que estudiar en una escuela de arte dramático de preferencia reconocida, también puede ser ingresando a un grupo de teatro en el cual el director tenga una trayectoria de formación actoral sólida y de categoría.
Estos estudios duran cinco años y cinco años más de práctica para adquirir una buena técnica. Con el doble de tiempo ya puede decirse que se está capacitado para cualquier papel.

¿Veinte años son muchos?
No, yo tengo cuarenta años como actor y sigo aprendiendo.
Pero al márgen de la vocación, uno se va a topar -en la mayoría de los casos- con la oposición familiar.
Primero dirán que el ambiente es muy inmoral, que los actores son unos sinvergüenzas y las actrices unas cabezas locas, por decir lo menos.
Esto se debe a que no se conoce a fondo la profesión y que el sólo hecho de fingir lo que no se es y hacer personajes que a veces son muy desenfadados origina que se piense que el actor es "el" personaje y no se diferencie uno de otro.
Además en todas partes se cuecen habas y si bien es cierto hay algunos casos escandalosos, yo conozco a infinidad de colegas que tienen una moral intachable.
Superado el punto te dirán que no se puede vivir del teatro.
Depende.
Hay muchos otros profesionales que no pueden vivir de lo suyo por la competencia u otros motivos, pero eso no les da pie para arrepentirse de lo estudiado y echarlo al tacho lamentándose de haberlo hecho.
Al contrario, muchas veces es un acicate para insistir en ello y salir triunfante en un medio adverso.
Entonces ¿qué hacer ante ésta inquietud actoral?
Lo más sensato, analizar con detenimiento los pros y los contras, conversar con los familiares más cercanos (los padres si se es menor de edad) ver hasta donde nos podemos "sacrificar" ya que la preparación del actor implica mucho esfuerzo físico, mental y dejar de lado cosas que nos gustan (paseos, fiestas, etc) pero a cambio recibiremos el premio de nuevas amistades,(yo conocí a mi esposa haciendo teatro con ella) mejor conocimiento de nuestro potencial interno y la alegría de hacer lo que nos gusta.
Cuando pasen varios años y sigamos haciendo teatro, entonces estaremos seguros que no nos equivocamos en la elección.


ESPACIO E IDEOLOGÍA EN EL TEATRO PARA NIÑOS

Este es un artículo muy interesante escrito por la estudiosa argentina Nora Lía Sormani sobre el teatro para niños, nos abre muchas nuevas perspectivas.

"A pesar de su carácter efímero, el teatro para niños no pasa sin dejar huella y es una disciplina de aportes invalorables, porque de una forma inmediata y amena conecta al niño con el mundo del arte y le abre las puertas de la sensibilidad estética, de la reflexión, de la capacidad de emocionarse, reírse y llorar y de comprender diferentes visiones de la vida y del mundo. Tiene con respecto al “teatro para adultos” rasgos de comunidad y de diferencia.
Es decir, comparte con el teatro para adultos muchos elementos y, a la vez, tiene ciertas reglas y códigos de funcionamiento que le son propios.
Uno de estos rasgos específicos es la manera en que el teatro infantil plantea los espacios del espectador niño. Tal como lo expresa Patrice Pavis en sus estudios de semiótica, la noción de espacio se aplica en el teatro a aspectos muy diversos del texto y de la representación.
El espacio dramático es el espacio abstracto al que se refiere el texto y que el espectador debe construir con su imaginación. El espacio escénico, en cambio, es el espacio real donde se mueven los actores, ya sea un escenario, un área dentro de una sala, u otro recorte espacial no convencional.
Al concepto de espacio escenográfico corresponde el lugar en el que se sitúa el público y los actores durante la representación (el edificio teatral, la calle, la plaza, etc.), suma del espacio del público y del espacio de los actores. ¿Cómo funciona esta distribución de los espacios en el teatro para niños? ¿Existen los mismos espacios o éstos aparecen desdelimitados? ¿Varían estos espacios según el circuito al que la obra pertenece? ¿Surge de la propuesta estética del teatrista? ¿Se genera espontáneamente a partir de la conducta del niño como espectador? Estos son algunos de los interrogantes que involucran esta problemática. Tradicionalmente el teatro para niños trabajó con un modelo esquemático de representación en el cual el público infantil debía participar activamente en diversas circunstancias.
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Primero: mediante el acompañamiento de la música del espectáculo con palmas, zapateo, gritos o abucheos.
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Segundo: a través de la respuesta a interrogantes planteados desde el escenario: desde el famoso: “¿Cómo están, chicos?, “¡Más fuerte!”-; pasando por la intervención del espectador en la trama: “No encuentro a mi mamá”, dice un personaje. “¿La vieron pasar?” ó “Me persigue el lobo”, dice otro personaje. “¿Me avisan si viene?”.
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Tercero: mediante la intervención física en el escenario, ya sea para participar de un juego, tomar el rol de un personaje o bailar con los actores en la escena final.
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En este tipo de teatro tradicional se busca la caída del espacio de veda o reserva (en términos de Gastón Breyer ), la unificación de los espacios dramático, escénico y escenográfico (según Pavis), con vistas a transformar la expectación en participación. De acuerdo con este modelo, el niño no expecta, sino que juega activamente y es él mismo parte del espectáculo, cuyos artistas adquieren simultáneamente el rol de animadores.
Los teatristas que trabajan de esta manera parten de una observación pragmática: al niño hay que entretenerlo a toda costa para que no se convierta en un saboteador del espectáculo. Hay que ofrecerle un alto nivel de participación porque es comprobable que los chicos más pequeños no perciben el salto ontológico que implica el pasaje del orden de lo real al orden poético, y en tanto aún no han interiorizado la convención expectatorial y por lo tanto creen estar en convivio (en términos de Jorge Dubatti ) con las criaturas de ficción, no “saben” todavía ser espectadores y requieren que se los estimule y entretenga de otra manera. El teatro adquiere así el estatuto de sucedáneo de la fiesta infantil.
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Tomemos un ejemplo frecuente en los espectáculos callejeros de títeres de retablo. Los muñecos estimulan el borramiento de los límites de los espacios. Desde el retablo, el personaje ofrece una visión del espacio del público: el rey (no el titiritero) dice: “Cuántos chicos hay hoy” o “Acérquense más que hay lugar por aquí adelante”. El personaje derrumba toda posibilidad de ilusión de cuarta pared y contamina el espacio público anulando toda diferencia. De esta manera, desde la perspectiva del adulto, el espacio dramático se amplía; desde la mirada del niño, no hay espacio dramático sino campo de juego y convivio.
Si bien este modelo tradicional de tratamiento del espacio sigue muy vigente en cientos de prácticas de la escena infantil, desde hace ya mucho tiempo se ha afianzado una actitud de rechazo a la modalidad del teatro-participación y del actor-animador presente en general en los espectáculos que integran la modernización de este lenguaje. En Buenos Aires, uno de los principales responsables de esta posición de enfrentamiento es el director Hugo Midón (autor de La vuelta manzana, Vivitos y Coleando, La familia Fernández, Huesito Caracú, entre otros).
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Por otra parte, desde los años setenta Midón es modelo de sucesivas generaciones de teatristas dedicados a los niños. El punto de partida de este talentoso director es la asimilación de los mecanismos del teatro para niños a los del teatro para adultos.
Midón afirma una y otra vez que no hay diferencias entre el teatro para niños y el teatro para adultos y que, por lo tanto, sus procedimientos deben ser idénticos. Midón considera que estos principios los heredó de su maestro Ariel Bufano, quien decía que el arte era igual para todos: “Una rosa es una rosa tanto para un niño como para un adulto”. Uno de los cambios que introdujo esta nueva concepción del teatro para niños fue la vuelta a la división de los espacios distinguidos por Pavis.
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Los espectáculos así concebidos no involucran al espacio del público en el espacio dramático. Si etimológicamente teatro significa “mirador”, la función fundamental del niño espectador debe ser la de observar, mirar, contemplar los mundos poéticos, y dejarse afectar emocional, estética, lúdica e ideológicamente por ellos. De esta manera el centro de actividad del niño está ubicado en la estimulación de su capacidad imaginaria, en la exaltación de su competencia representacional y simbólica.
No se trata de hacerlo trabajar físicamente sino de invitarlo a desarrollar al máximo el placer de la imaginación. Esta concepción plantea un interesante paralelo entre el teatro y la representación imaginaria que el niño pone en ejercicio cuando le leen o lee un cuento. Enrique Pinti, otro gran teatrista para niños de Buenos Aires (autor de Corazón de bizcochuelo y Crema rusa, entre otras) ha señalado en un reportaje que le hicimos en ocasión de un estreno: “Las obras deben mantener la división entre el espacio de la representación y el espacio del espectador. Hay que escribir obras sustanciosas dramáticamente, cerradas en sí mismas, autónomas de la intervención de los niños, que no tengan que ser completadas por el trabajo de los niños de aplaudir, indicar hacia dónde debe ir el personaje, y muchas otras cosas. Esa era una viveza  de los teatristas para trabajar menos”.
Los artistas y grupos independientes más destacados del teatro para niños hoy en Buenos Aires: Clun (dirigido por Marcelo Katz), La Galera Encantada, La Arena (dirigido por Gerardo Hochman), los hermanos Alvarez (titiriteros que recorren todo el mundo con sus obras), La Banda de la Risa, María Romano y Daniel Casablanca, la titiritera búlgara Antoaneta Madajarova y muchos otros, trabajan bajo esta concepción. Adelgazan el nivel de participación y estimulan el de la expectación. Por el contrario, el teatro comercial para niños persiste en el presente en la concepción del teatro como uniformación de espacios, y en el rol del actor-animador.
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Hoy resulta un auténtico bastión de la concepción tradicional y la razón es muy sencilla: la voluntad de captación de un público masivo y subestimado en su capacidad de representación imaginaria, así como el interés por la excitación de los niños hacia la compra de merchandising.
-El entusiasmo que despiertan el juego y el convivio con los artistas (que generalmente provienen del circuito televisivo), permiten deslizar una invitación permanente a la compra de objetos que suelen ser ofrecidos a la entrada y a la salida, y a veces, durante el espectáculo. Los objetos generan la ilusión de continuidad material del encuentro y el juego con el artista. Reemplazan el vínculo simbólico de estimulación imaginaria por el fetichismo materialista.
Es ejemplo clarísimo de este fenómeno la obra El corazón de la isla, protagonizado por la animadora Laura Franco, conocida como Panam, que trabaja durante todo el espectáculo con la uniformación de espacio dramático-escénico-escenográfico. Desde el comienzo, la conductora interpela al público saludándolo (“Halaia, chicos”), a lo que el público responde (“Halaia, Panam”) y mostrándoles el mundo del espacio dramático y escénico como si estuviera abierto y al mismo nivel que el espacio del público. Además, los personajes del espacio dramático manifiestan constantemente su conocimiento de lo que pasa en el espacio del público.
Un ejemplo, lo constituye el personaje de bruja interpretado por la actriz Gladys Florimonte, quien ataca a los espectadores refiriéndose a sus rasgos peculiares (“Me escuchás vos, que le estás dando de mamar a tu hijo mientras yo hablo”, dice la actriz ó “Vos, nene, el de rulitos que llora”). Este procedimiento es puesto en evidencia en la misma obra, ya que en la segunda parte de El corazón de la isla Florimonte realiza la parodia de las interpelaciones hechas por Panam al público. La célebre actriz cómica se pone una larga peluca rubia y grita grotesca y burlonamente a los niños: “Halaia, chicos”, mientras recibe la respuesta negativa de los mismos, que le gritan: “¡Vos no sos!”.
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Estas líneas no pretenden invitar a la desautorización y la erradicación del modelo tradicional. Sólo se trata de tomar conciencia de sus limitaciones y de sus objetables implicancias ideológicas. Por otra parte, qué útil y satisfactorio sería un teatro para niños de convocatoria masiva que estimulara en los hombres del futuro su capacidad simbólica y de ejercicio de la imaginación. Porque, como dice Pavlovsky en Variaciones Meyerhold: no hay arma creadora más potente que la imaginación".





Nora Lía Sormani  nació en Buenos Aires en 1965. Es Licenciada en Letras, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Se especializa en estudios sobre teatro, literatura y cultura para niños y jóvenes.