DERROTERO PARA UNA HISTORIA DEL TEATRO EN EL PERÚ 8

TEATRO FINISECULAR Y DE COMIENZOS DEL SIGLO XX (1939)

Ernesto Ráez Mendiola

A pesar de la lamentación de Juan de Arona a fines del siglo (1891) "¡Los teatros se mueren! ¡Los teatros han muerto! referida al mal estado de las salas teatrales y la falta de animación de la vida teatral limeña, lo cierto es que, durante las cuatro primeras décadas del siglo, en Lima se mantiene una actividad teatral continua.

Leonidas Yerovi (1881-1917) a caballo entre dos siglos, encuentra el tono apropiado para hablar de nuestra realidad. La de cuatro mil, La Salsa Roja, Domingo Siete, muestran con gracejo y excelente humor las limitaciones provincianas de una Lima que no acaba de crecer y que vive pendiente de la suerte, porque "el suertero que grita ´la de a mil´ contiene no sé qué fondo de Dios". En La de cuatro mil, hay una sutil confrontación de la actitud masculina con la femenina y el esfuerzo provinciano de crecimiento expresado por las dos mujeres de la obra. Escrita en verso fluido, ha merecido innumerables puestas en escena hasta la fecha en nuestro país.

Inclusive, durante el periodo de la guerra con Chile, en 1880 se estrenó, Muerto en Vida, de Eloy P Buxó, a beneficio de los militares heridos en la Batalla de Arica. Otro autor muy popular es el ya mencionado Abelardo Gamarra, autor de Ña Codeo (1887), de corte costumbrista . De su tema se puede deducir interesantes conclusiones sobre la situación de la mujer y la situación económica de la clase media. Carlos Germán Amézaga (1862-1906) en Sofía Perowskaia se aparta de la línea costumbrista y su obra se desarrolla en Rusia, donde Sofía se adscribe al espíritu revolucionario por amor y acepta morir por ello en actitud típicamente romántica.

Abraham Valdelomar (1888-1919) intenta un teatro más profundo que aborde la complejidad del alma humana y la vida social, en Verdolaga, tragedia pastoril en tres actos. Otro autor cuyas obras aluden a las limitaciones culturales del medio es José Chioino. Escribe Petronio (1923), La propia comedia, donde juega con los diversos puntos de vista desde los cuales puede ser juzgada la realidad. Acorde con las intenciones intelectuales de este grupo de escritores Ricardo Peña ofrece en Bandolero Niño (1935) un diseño poético del bandolero Luis Pardo.

En varios locales establecidos se presenta regularmente compañías encabezadas por actores peruanos que también hacen giras a provincias. Caracteriza este periodo la presencia de capocómicos o divos, que se unen entre ellos y forman familias teatrales, otros se proyectan al extranjero y se desarrollan lejos del país.

El Romanticismo Teatral no llegará a tener fuerza y continuará primando el costumbrismo; el repertorio se nutrirá de sainetes españoles adaptados a la vida nacional, llegando algunos actores a crear personajes populares. Un hecho especialmente notorio es la existencia de compañías de niños como la de Baronti en 1902 y la de los Hermanos Gassols, en 1935.

Aunque nos visitan compañías extranjeras, todavía domina la escena nacional el estilo español de actuación y hay muy poca presencia de dramaturgos de otras lenguas. El público prefiere la comedia ligera, la zarzuela y la opereta.

Demetrio Baronti, industrial propietario de la fábrica de chocolates y galletas El Gallo organiza con niños de diferentes barrios de Lima, una Compañía Infantil. Lo importante de esta iniciativa que realizó con los talentos infantiles giras a provincias del norte del país, es que muchos de sus integrantes serían los animadores del teatro de divos de los años siguientes como Luis Canessa Mendieta, Eloy Corcuera y Carlos Rodrigo; este último gran imitador de personajes populares; Rogel Retes, que continuó hasta Santiago de Chile y se instaló en ese país. Por su interpretación del "roto" es considerado uno de los fundadores del teatro chileno. Otro gran actor peruano que triunfó en Chile fue el inolvidable Lucho Córdova que alternó su vida teatral realizando temporadas regulares a teatro lleno en Lima, con su esposa Olvido Leguía.

Durante el oncenio, el presidente Augusto B. Leguía dió su apoyo para que el alcalde de Lima, don Federico Elguera, con miras a las celebraciones del Centenario de la Independencia Nacional, reconstruyera el Teatro Principal incendiado en 1883. El 14 de Febrero de 1909 se inauguró como Teatro Municipal, con la presentación de la Compañía María Guerrero- Fernando Díaz de Mendoza. En 1929 pasó a llamarse Teatro Manuel A, Segura. En Chorrillos funcionó el Teatro Marchetti (1869). Otras salas que funcionaron fueron el Forero, inaugurado en 1920 en los terrenos del antiguo Olimpo, y que en 1929 pasó a ser el actualmente incendiado Teatro Municipal. Otro local famoso es el Politeama, donde en 1886 se presentó la famosísima diva Sara Bernhardt. En el Delicias (1910) de los Barrios Altos se representó teatro chino. En la Plaza Italia estaba el Mazzi (1911). En 1914 se inauguró el Teatro Colón de la Plaza San Martín) y también hubieron locales en el Callao.

Como demostración de la inusitada preferencia del público limeño por la zarzuela Ricardo Chirre Danós alcanza las 300 representaciones con Lima en Kodak, una revista musical en el Teatro Colón. Ángela Járquez, Ernestina Zamorano y Antonia Puro destacan en este singular espectáculo que encandiló a los limeños durante un año.

Eckhardt Pastor, que funda la Sociedad Peruana de Actores y dona un espacio en Chaclacayo para ¨La Casa del Artista¨, actualmente en triste abandono. Su obra, Del 96 al 36, estrenada por Lucho Córdova con el entremés criollo Vamos a Seguirla, entre el primer y segundo actos, muestra una Lima que se iba y que hoy finalmente se fue del todo. En las evocaciones de los criollos finiseculares frente a las exigencias de los nuevos tiempos hay una visión idílica del pasado que es reveladora de cuánto puede ser un lastre el falso romanticismo y el poco pragmático deseo de anclar en el pasado.

Por estos años, envía artículos sobre el teatro europeo, César Vallejo (1892-1938). Escribe en Francia obras de teatro, cuya representación propone a actores como Louis Jouvet, y en sus textos teóricos plantea puntos de vista sobre la renovación teatral europea en el lejano París. Algunas de estas obras, de contenido político, nos remiten a la realidad nacional como Colacho, hermanos (1934), de argumento basado en su novela Tungsteno, y La Piedra cansada (1937), que se desarrolla en el incario. Hasta la fecha no podemos hablar de una influencia del teatro de Vallejo en la escena peruana.

El teatro de los obreros anarco sindicalistas
Habíamos pasado por la Gran Guerra sin reaccionar a las exigencias del nuevo siglo y nos encontrábamos ya en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial. Mientras España se desangraba, únicamente los obreros del teatro anarco-sindicalista representaban a Enrique Ibsen en Lima. Debemos al profesor Rafael Hernández un breve estudio sobre este fecundo movimiento, que no ha sido suficientemente investigado.



DERROTERO PARA UNA HISTORIA DEL TEATRO EN EL PERÚ 7

Periodo de la Influencia Hispana: Siglo XX
De comienzos del Siglo XX hasta 1929

Ernesto Ráez Mendiola

La Compañía de Niños, Baronti

Demetrio Baronti, industrial propietario de la fábrica de chocolates y galletas El Gallo organiza con niños de diferentes barrios de Lima, una Compañía Infantil.
Lo importante de esta iniciativa, que realizó con los talentos infantiles giras a provincias del norte del país, es que muchos de sus integrantes serían los animadores del teatro de divos de los años siguientes como Luis Canessa Mendieta, Eloy Corcuera y Carlos Rodrigo; este último gran imitador de personajes populares.
Rogel Retes, que continuó hasta Santiago de Chile, se instaló en ese país. Por su interpretación del "roto" es considerado uno de los fundadores del teatro chileno.

Leonidas Yerovi (1881-1917)

A caballo entre dos siglos, encuentra el tono apropiado para hablar de nuestra realidad.

La de cuatro mil, La Salsa Roja, Domingo Siete, muestran con gracejo y excelente humor las limitaciones provincianas de una Lima que no acaba de crecer y que vive pendiente de la suerte, porque "el suertero que grita ´la de a mil´ contiene no sé qué fondo de Dios". En La de cuatro mil, hay una sutil confrontación de la actitud masculina con la femenina y el esfuerzo provinciano de crecimiento expresado por las dos mujeres de la obra. Escrita en verso fluido, ha merecido innumerables puestas en escena hasta la fecha en nuestro país.

El Modernismo

José Santos Chocano (1875-1934) escribe: Sin nombre (1896), El Nuevo Hamlet (1898), Duelo a muerte (1899). El actor Vico le estrena Vendimiriano (1899).
En 1900, Ingenio. El drama Los Conquistadores se estrenó en Madrid. Fue editado en 1906.
Chocano reflexiona en sus obras sobre las pasiones y la condición existencial de los seres humanos.

Abraham Valdelomar (1888-1919) En Verdolaga, tragedia pastoril en tres actos, intenta un teatro más profundo, que aborde la complejidad del alma humana y la vida social.

José Chioino. Sus obras aluden a las limitaciones culturales del medio. Escribe Petronio (1923), La propia comedia, donde juega con los diversos puntos de vista desde los cuales puede ser juzgada la realidad.

Ricardo Peña Acorde con las intenciones intelectuales de este grupo de escritores ofrece en Bandolero Niño (1935) un diseño poético del bandolero Luis Pardo.

Los sainetes líricos

Julio de la Paz, seudónimo de Julio Baudoin de la Paz ironiza tipos y costumbres nacionales.
Las tapadas, referida a la Lima virreinal, es escrita en colaboración con José Carlos Mariátegui.
Los niños faites (1915) tiene música de Reynaldo La Rosa.
Para El cóndor pasa, Daniel Alomía Robles escribe la música (1916).
Otras obras son: Sangre bohemia, La cosecha y Sueño de opio.

Lima en Kodak:

En Enero de 1923, como demostración de la inusitada preferencia del público limeño por la zarzuela, Ricardo Chirre Danós alcanza las 300 representaciones con una revista musical en el Teatro Colón, Lima en Kodak. Ángela Járquez, Ernestina Zamorano y Antonia Puro destacan en este singular espectáculo que encandiló a los limeños durante un año.

En Mundial, del 26-01-1923 se comentó el espectáculo de cinco cuadros y una apoteosis: ¡Criollo puro!, El fumadero, Visión del opio, Por las nubes, El palacio del Dinero. Se antologaba en ellos diversos aspectos de la vida limeña.
Dirigida por Alfredo Hernández y Arturo Castillo con escenografía de Luis Infante presentaba al final un río Rímac navegado por góndolas venecianas.

Salas limeñas

Durante el oncenio, el presidente Augusto B. Leguía dió su apoyo para que el alcalde de Lima, don Federico Elguera, con miras a las celebraciones del Centenario de la Independencia Nacional, reconstruyera el Teatro Principal incendiado en 1883. El 14 de Febrero de 1909 se inauguró como Teatro Municipal, con la presentación de la Compañía María Guerrero- Fernando Díaz de Mendoza. En 1929 pasó a llamarse Teatro Manuel A, Segura.

Otras salas fueron el Forero, inaugurado en 1920 en los terrenos del antiguo Olimpo, y que en 1929 pasó a ser el actualmente incendiado Teatro Municipal.

Un local famoso es el Politeama, donde en 1886 se presentó la gran diva Sara Bernhardt.

En el Delicias (1910) de los Barrios Altos se representó teatro chino.

En la Plaza Italia estaba el Mazzi (1911). En 1914 se inauguró el Teatro Colón de la Plaza San Martín.

En Chorrillos funcionó el Teatro Marchetti (1869). También hubieron locales en el Callao, como el Ideal.

Los Años Treinta

Durante este periodo en el teatro Campoamor actúa la Compañía de Carlos y Ernestina Zamorano.

Compañía Infantil Hermanos Gassols

Organizada por el padre de los Gassols,en 1934 .Estrena en el Teatro Ideal, del Callao Molinos de Viento. Recorre toda la costa presentando comedias, operetas y zarzuelas y llega hasta Chile, Bolivia y Argentina.
Integran el elenco, además de los niños de la familia, José Velásquez, Enrique Victoria. En su gira a Arequipa se les suma Guillermo Ugarte Chamorro, que dirigía al grupo de niños que la colectividad arequipeña había bautizado como Precocidad.
Carlos Gassols y Enrique Victoria todavía actúan y son los patriarcas del teatro peruano.

Actuación y parafernalia

Caracteriza este periodo la presencia de capocómicos o divos, que se unen entre ellos y forman familias teatrales, otros se proyectan al extranjero y se desarrollan lejos del país.
En varios locales establecidos se presenta regularmente compañías encabezadas por actores peruanos que también hacen giras a provincias.

No existe una Escuela de Teatro por lo que se sigue el sistema de compañías de divos (estrellas) a las que se accede desde meritorio, partiquino, actor de reparto, galán, etc.
La forma de actuar es ampulosa y remarcada, abundando la morcilla y el latiguillo. Este tipo de actuación continuará hasta mediados de los años cuarenta del siglo pasado.

Los Divos peruanos

Los divos, capocómicos, cabezas de compañía cultivan el sainete criollo y la línea costumbrista, sobre todo en Lima.
Paco Andreu, Carlos Revolledo, “El cholo” - creador del sargento de polecia- son pioneros del cine nacional con Los palomillas del Rímac y El Gallo de mi Galpón.

Leonardo Arrieta, Lucho Córdova, Rogel Retes sostienen compañías. Revolledo adapta al medio sainetes españoles, a los que pone títulos sugestivos. En Cañete ha sonado un cohete le deparó gratas satisfacciones.

Rogel Retes y Lucho Córdova se establecen en Chile y de allí Córdova cada año retorna a Lima con su compañía, acompañado de su esposa Olvido Leguía.
Lucho Córdova estrena Del 96 al 36 de E. Pastor.

El Teatro de César Vallejo (1892-1938)

Muestro ilustre poeta, escribe en Francia obras de teatro, cuya representación propone a directores como Louis Jouvet. En sus textos teóricos plantea puntos de vista sobre la renovación teatral, en el lejano París.
Algunas de estas obras, de contenido político, nos remiten a la realidad nacional como Colacho, hermanos (1934), de argumento basado en su novela Tungsteno, y La Piedra cansada (1937), que se desarrolla en el incario.

En Notas sobre una nueva estética teatral, (París 1934) postula: “ El teatro es un sueño. Las leyes del sueño aplicadas a la escena con esa arbitrariedad y esa libertad del sueño. La incoherencia de las metamorfosis, las contradicciones aparentes, la lógica profunda, la dialéctica subterránea, el orden esencial en el desorden de su superficie…

Hasta la fecha no podemos hablar de una influencia de la estética teatral de Vallejo en la escena peruana. Guido Podestá ha investigado este aspecto de la producción vallejiana.

Eckhardt Pastor

Funda la Sociedad Peruana de Actores y dona un espacio en Chaclacayo para ¨La Casa del Artista¨, actualmente en triste abandono.
Del 96 al 36 estrenada por Lucho Córdova con el entremés criollo Vamos a Seguirla, entre el primer y segundo actos, muestra una Lima que se iba y que hoy finalmente se fue del todo.

En las evocaciones de los criollos a comienzos del XX, frente a las exigencias de los nuevos tiempos, hay una visión idílica del pasado que es reveladora de cuánto puede ser un lastre el falso romanticismo y el poco pragmático deseo de anclar en el pasado.
El Teatro de los Anarco-sindicalistas

Este fecundo movimiento ha sido parcialmente investigado por el director Rafael Hernández.

Los obreros del teatro anarco-sindicalista representaron a Enrique Ibsen en Lima, mucho antes de que el movimiento teatral comenzara a abrirse a las manifestaciones mundiales.