YEGO TEATRO COMPROMETIDO

Después de haber publicado la nota acerca del grupo YEGO y su director Carlos Clavo Ochoa, he recibido algunos mails donde me piden más información acerca del grupo.
Ésta es pues la historia de Yego, Teatro Comprometido, tal como la contó César “Choni” Jordan, uno de sus fundadores.

"Cuando terminé la secundaria en el Guadalupe, había un grupo de cinco amigos que hacíamos teatro, al mismo tiempo tres chicas del colegio Rosa de Santa María, que hacían teatro, también estaban terminando la secundaria.
Entonces quisimos mantenernos juntos, el pretexto fue el teatro para no perdernos como amigos.
El primer año el grupo se llamó “Grupo de Teatro Universal”, nos reuníamos cerca del Campo de Marte, en el local de una secta no católica, duró poco, pero presentamos una pequeña obra “Los sordos”.
Ninguno de nosotros tenía nociones de teatro, con decir que “el pata” que tenía el libro con el argumento de la obra era el más sabio de todos.
Después utilizamos las instalaciones del colegio Guadalupe y entre amigos y familiares pusimos en escena “Mañanitas de sol”. Para nosotros, siempre nos fue difícil asumir una obra como tal, por ejemplo, cómo plantear la obra, cómo analizarla, cómo crear los personajes. Simplemente nos aprendíamos el libreto y lo decíamos de memoria, sin mayor interpretación de nada.
Después de “Mañanitas de Sol” el grupo pasó a llamarse TAL, de Tablas, Actores y Luces. Ya para ese momento, quisimos hacer las cosas más serias y hablamos con el profesor de teatro del Colegio Guadalupe, que en ese tiempo era Luís Álvarez. Le contamos de TAL y en un tono sarcástico preguntó ¿y en dónde están los actores? Nos recomendó que al menos uno de nosotros tenía que estudiar teatro para hacer las cosas bien.
Realmente era una época en que estábamos preparándonos pero para ser ingenieros, arquitectos, médicos. Por ejemplo Carlos Clavo quería ser ingeniero, yo quería ser arquitecto, Julio Castro, médico, por citar algunos. Pero al final Carlos Clavo decidió dedicarse por completo a estudiar teatro. Ya cuando estuve en la universidad llevé estudios paralelos de escenografía.
Y aquí empieza la aventura del profesor de teatro. Carlos Clavo.
Cuando cursaba el segundo año él ingresa a trabajar al colegio Rosa de Santa María como profesor de teatro. Lleva nuevas chicas al grupo y pasamos a llamarnos “Huaco”.
Presentamos una obra que se llamó “La Cultura”, escrita por Clavo, una familia andina que decide educar a su hija y contrata a un instructor, en donde se dan una serie de malos entendidos, es una obra un poco jocosa. Las chicas que aún estaban en el colegio y actuaban en el grupo, comenzaron a tener una serie de conflictos, se les tildaba de libertinas y esas cosas.
Esto se agudiza y explota cuando Carlos tiene que presentar una obra por el aniversario del nacimiento de Santa Rosa de Lima.
Lo que hacía hasta ese entonces la maestra, era escoger a la alumna más bonita y hacerla recitar una poesía.
Aquí, Clavo rompe con todos los esquemas conservadores y plantea el por qué Santa Rosa no pudo haber sido una joven como cualquiera de nosotros. Así que presenta “Fue entre nosotras”. Gira en torno a un grupo de chicas rockeras y a una chica nueva que llega al barrio, que más tarde sería Santa Rosa. Fue un escándalo.
A las chicas las llamaron perdidas, locas y fue terrible por la presión de sus compañeras y profesoras. Al año siguiente presenta “El prejuicio universal”, sobre la acusación a una chica por gustarle verse bonita, por pintarse, por arreglarse, por gustar de amigos y cosas así. Los profesores son representados en las caracterizaciones de los testigos acusadores.
Esta obra la pulimos en el grupo y la presentamos para un público más abierto. Cuando la universidad, Ricardo Palma, hoy la famosa “Richi”, celebró su primer aniversario en 1970, propuse presentar una obra de teatro, a lo que nadie me creyó. Escribí “El sabelotodo” y junto a mis amigos de la universidad la presentamos, bajo la dirección de Clavo. Luego, los invitamos a integrar el grupo e hicimos el “Prejuicio Universal”.
Fue justamente con esta obra que él comienza a utilizar el nombre de Yego Teatro Comprometido.
Al año siguiente, Clavo presenta en la escuela “Alicia encuentra el amor en el maravilloso mundo de sus quince años”. Después nosotros la adaptamos. Y ese fue el comienzo de una etapa muy bonita, con esta obra, Yego Teatro Comprometido se da a conocer”.
A fines de los 70, y luego de casi una década de éxitos, Yego Teatro Comprometido hace la presentación de su última obra: "El Tren".
La declaración de Carlos Clavo, su director es de por sí, muy clara y contundente:
"Yego terminó cuando quise que acabara, cuando habíamos llegado a la cúspide, cuando no teníamos nada más que decir en ese momento".

La disolución de Yego no significó el nacimiento de nuevas agrupaciones teatrales: "Yuyachkani", "Zapatos rotos", sino más bien dejó el recuerdo de este grupo que no podrá ser borrado de nuestra memoria.
Y colorin, colorado…

5 comentarios:

  1. Hola Roberto:
    Que pena que ni en su página web los "yuyas" admitan que provienen de Yego y que su radicalismo ideológico obligó a Carlos Clavo a dar por teminado un grupo que tenía mucho futuro.
    Isabel

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    1. Hola Roberto, pertenecía YEGO; entre mis archivos tengo "Los principios ideológicos de Yuyatchkani" se comenzó configurar éste grupo que devino de YEGO en el Teatro La Cabaña estuvimos en los previos los YEGO, el suscrito, Gilberto Hume1er director de los Yuyas y Teresa Ralli, ella aún continúa yo di la bienvenida a Miguel Rubio al local de YEGO-Av. Petit thouars, sería despues el actual director Yuyas

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  2. El 99 por ciento de lo que cuenta Chony es cierto. El 1% es que la disolución de Yego no fue lo que hizo surgir a los grupos que menciona. Es cierto que nacieron con gente que estuvo con nosotros y que separamos (o se separaron, como gusten, prefieran o les convenga recordar), después de lo cual Yego hizo varios montajes más con muchísimo éxito.
    Hay una tendencia a dar la idea de que la separación de algunos de nuestros miembros fue una especie de división de Yego… No fue así.
    No es cierto que todos o alguno de los grupos conformados por gente que estuvo con nosotros signifique(n) la continuación de YEGO, o “el devenir lógico” de nuestra línea artística y de principio (en todo caso significa el devenir de sus integrantes). A quienes separamos (o se separaron, como mejor les acomode), los separamos precisamente porque quisimos mantener coherencia con nuestros principios, anunciados en Alicia: “Con amor, Alicia”, mensaje que ha ido evolucionando a lo largo de nuestra vida, pero, jamás trocando la palabra “amor” por “odio”.
    A lo largo de estos años, cada vez que un periodista me ha entrevistado me ha hecho, ineludiblemente, la misma pregunta afirmativa “de cierta manera el grupo tal es la continuación de tu obra ¿no es cierto?”:
    NO ES CIERTO.
    A lo largo de estos años algunos que prefieren ignorar sus inicios en YEGO, cuando se presta la oportunidad, no la pierden para autotitularse nuestros continuadores.
    ¡No jodan!
    Por más de 40 años nunca he respondido cuando graciosamente la gente tergiversa la historia. Hoy he querido hacerlo pensando en que será saludable que los estudiosos e investigadores tengan información sin adulterar.
    Chony, en realidad nunca quise ser ingeniero. El primero que se dio cuenta de ello, aún antes que yo mismo, fue nuestro querido hermano Enrique Makishi.
    Estábamos esperando los resultados en la UNI. Makishi era un manojo de nervios; yo estaba sobrado.
    Cuando nos informaron que Makishi había sacado 05, en no sé qué materia, eché a reír y a joder al chino. Inmediatamente después dijeron mi nombre y había sacado 02, después de la sorpresa me he reído más fuerte.
    Caminábamos por la avenida Wilson y yo fregando a Enrique…
    ––Chino que bruto eres ¿Cómo puedes sacar 5?
    Y él me contestó
    ––Es que yo SI quiero ser ingeniero
    ––Ah, ¿Y yo no?
    ––¡Claro que no!
    ––Y según tú, ¿qué ch…. quiero ser?
    ––¡Payaso! Tú no quieres ser ingeniero, quieres ser payaso
    ––¿Payaso?
    ––O actor de teatro que es la misma a cojudez
    Me dejó callado. El chino tenía razón… Yo me hice actor y él fue un gran ingeniero.
    Chony, ¿te has dado cuenta que algunos de los que nos siguieron en el proyecto YEGO, que tú y yo iniciamos, recuerdan con nostalgia los tiempos vividos, y sólo se mencionan entre ellos?
    Parece que para ellos mi nombre fuera “una mentada de madre en iglesia”, porque nunca se dice.
    Punto. Hasta dentro de 40 años más, tengo que ensayar con mi grupo ELENKA nuestro programa 105 de canal Elklabo.

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