EL VESTUARIO EN EL TEATRO - 2

ANTES DE EMPEZAR:
Como todo artista, el diseñador teatral debe tener ciertas cualidades:


  • Dominio de las técnicas pictóricas: A fin de poder combinar los colores, las líneas y los volúmenes adecuadamente.
  • Buen gusto e imaginación: Imprescindible para lograr un producto agradable a la vista.
  • Conocimiento de la historia del traje: Ya que sin este requisito se cometen muchísimos errores que perjudican la obra.
  • Saber los principios fundamentales del diseño: Para que el vestuario que se use sea estéticamente válido
Además, los trajes teatrales deben cumplir con ciertos requisitos:

  • Deben ser de fácil confección: Ya que esto también influirá en los costos.
  • Se usarán los materiales estrictamente necesarios: Evitando detalles que no siempre serán apreciados en el escenario.
  • Ser de fácil y rápida colocación: Usándose en muchos casos piezas simuladas.
  • Debe resaltar la personalidad del personaje: Caso contrario, habrá una disonancia visual que va en desmedro del montaje.
  •  No distraer al público: Ya sea por su diseño, su colorido o la diferencia de estilo del resto de personajes.
Ahora bien, existen tres grupos de vestuarios, todos dependiendo del tipo de obra a montarse. Así tenemos:

  • Obras ambientadas en época actual
  • Obras ambientadas en una época histórica determinada
  • Obras de corte fantástico
Veamos entonces cada grupo:

1.- Obras ambientadas en época actual:

Aparentemente, las obras ambientadas en la actualidad parecen ser las más fáciles de vestir por cuanto la ropa es de uso cotidiano y estamos familiarizados con la moda del momento. Sin embargo, si no consideramos los pequeños detalles, el resultado será negativo desde el punto de vista estético.
Debemos empezar por reflejar la condición social o sicológica del personaje, aquí hay que tener mucho cuidado en el manejo del color. Si bien es cierto el personaje usará ropa actual, es importante que los colores a utilizarse combinen armónicamente, aun que el traje –por requerimientos del personaje- deba ser de colores fuertes o de combinaciones extravagantes. Hay que procurar que combine adecuadamente con el decorado (fondos y muebles) a fin de que no sea desagradable al espectador, y fijarse en los detalles. Asistí a una representación en que el personaje (un humilde cargador de canastas con pescado en los muelles) deja su carga, se recuesta sobre unos bultos y nos muestra las, impecablemente nuevas, zuelas de sus zapatos. Todo el efecto que se había logrado vistiéndolo con ropas raidas y manchadas se fue al agua por no percatarse de que el actor estaba con sus zapatos nuevos.

VESTUARIO AMBIENTADO EN 1950

2.- Obras ambientadas en una época histórica determinada:

Con las llamadas “obras de época”, sucede algo muy peculiar: confundimos las mismas. Así, a personajes del siglo XVII los vestimos con ropa del XVI o del XVIII, o simplemente mezclamos sus elementos poniéndoles a nuestros personajes vestidos de una época, sombreros de otra y accesorios de una tercera. Pero, también cometemos otro “pequeño” exceso: escogida con propiedad la ropa, nos concentramos en los más mínimos detalles, algo que desde la platea no se va a notar. En el teatro, por la lejanía del público, esos detalles pasan desapercibidos, y hemos invertido tiempo y dinero en procurarlos.

Sin embargo, los actores deben ser entrenados en el uso de dichos trajes. No hay nada más desagradable que ver a actores vestidos a la usanza del siglo XVI -por ejemplo- a quienes les fastidia las gorgueras almidonadas y se pasan toda la obra jalándosela disimuladamente con un dedo, o moviendo desesperadamente el cuello. En el caso de las actrices sucede lo mismo. Si no tienen práctica de uso, tenderán a tropezarse con las faldas largas, no sabrán como sentarse con los guardainfantes y los polisones y ni siquiera serán capaces de subir unos cuantos escalones, o hacer una venia.
Y ya que hablamos de trajes largos, es importante que las actrices que vistan hábito de monjas sepan arrodillarse a fin de no pisarse el hábito al pararse o estárselo jalando para cubrirse los zapatos
DISEÑO DE TRAJE DE EPOCA
3.- Obras de corte fantástico:

Este tipo de obras presentan nuevos desafíos. Si bien es cierto no se trata de vestuarios de una época específica, y no hay que buscar una fidelidad histórica, sí hay que incidir con mayor profundidad en lo estético. Pero en este campo el diseñador tiene una base: la historia del traje. Para las obras de corte fantástico, llamémosle cuentos de hadas o historias míticas, los trajes antiguos nos pueden brindar un punto de partida. Y repetimos los mismos postulados que en las dos categorías anteriores: armonía cromática, de líneas y de volúmenes para no caer en lo grotesco y desagradable.

TRAJES DE FANTASIA O FANTÁSTICOS

EL VESTUARIO EN EL TEATRO

El hombre común se “disfraza”, para ocultar o transformar su persona única y exclusivamente con el fin de no ser reconocido.
El actor se “viste”, para representar a cabalidad el personaje que interpreta, para hacerlo más objetivo ante el público asistente.
Esa es la diferencia entre disfraz y vestuario.
Muchas veces el publico que sale de ver una obra, podrá tal vez sentir una sensación de incomodidad por lo espectado, pero no sabe a ciencia cierta que es.
La actuación ha sido muy natural, el montaje sumamente ágil, pero un detalle ha dañado todo lo presentado: la parte visual del espectáculo.
Dos actrices, una de violeta y la otra de rojo, aparecían juntas, la madre con un traje azul, se sentaba en un sofá tapizado de verde y el padre con un terno verde petróleo, usaba corbata roja.
Estas combinaciones de color fueron las que echaron a perder el trabajo actoral. En otros casos, se utilizan trajes de una época diferente a la que se supone viven los personajes.
Así, hay soldados con uniforme de 1800 en obras de 1700 o 1600, esto es, con cien o doscientos años de diferencia.
En este trabajo, ponemos a disposición de los maestros de escuela, directores nóveles (y algunos no tanto) y actores; algunas ideas y sugerencias para realizar en forma eficiente los trajes necesarios para su representación dramática, así como iconografía, pero debemos aclarar que no es un tratado sobre historia del vestido aunque, como información útil, hagamos un breve comentario sobre cada época.

EL HÁBITO NO HACE AL MONJE:

Pero lo distingue.
Y si bien es cierto un buen traje no hará que un actor sea -por ejemplo Edipo- al menos le dará presencia física como personaje en la obra que está representando.
Esa es la esencia del trabajo teatral: hacer la ficción creíble.
Para esto vamos a necesitar vestir a nuestro actor con un traje apropiado al carácter del personaje. Nadie del público creerá que quien aparece en escena es Antígona (ambientada en Grecia) si lo hace con su ropa de diario. Y a despecho de quienes abogan por la neutralidad del vestuario (generalmente por cuestión de costos) consideramos que es necesario vestir al actor para hacerlo más fácilmente reconocible como personaje.
Pero también hay que ser realistas. Alquilar todo el juego completo de trajes para una obra de –Shakespeare por ejemplo- puede resultar o muy costoso o difícil porque en nuestro medio son muy pocas, poquísimas las casas que hacen vestuario como debe ser. Generalmente son pésimas copias sacadas de alguna lámina y que se manejan sin el menor criterio ni conocimiento en cuanto a tiempo y lugar. Así,  visten a Isabel La Católica con un hermoso traje de la Pompadour, que vivió doscientos años después.

Este es el mejor ejemplo de como NO se trata el vestuario: La obra es El Enfermo Imaginario de Moliere, y tenemos al personaje de Argan con un camisón de los años 20, birrete de graduación moderno, Antonia luce un vestido y mandil actual, Angélica un vestido de 1700 (no tan original que digamos) y Beraldo un saco con unas grecas que no pertenecen a ninguna época y pantalón común y corriente.

Y si no les pareció suficiente...


Aqui tenemos una mescolanza sin nombre: Argán con una bata de fumar de raso y gorrito de dormir, Antonia con un traje del 900 con mangas tipo "jamón" y bonete del mismo año, un personaje (que supongo es Purgón) con un traje de genio árabe, Diafoirus y Fleurant con pelucas del siglo, pero uno con una especie de levita llena de borlas doradas y el otro con algo que pretende ser una casaca, tambien en dorado (si se fijan hay cinco personajes con telas doradas) Cleonte con una camisa y chaleco del '700 y en el colmo, Angélica con un corsé de cabaretera que nada tiene que ver con el personaje.
 Retomando el tema...
El vestuario teatral se diferencia del de uso común el cual es producto de una moda y cumple una finalidad específica: cubrir y proteger el cuerpo del clima. En el teatro es un elemento plástico y posee un gran poder expresivo y psicológico al poner de manifiesto las cualidades físicas y morales del personaje, crea además ilusión en las proporciones; las líneas verticales sugieren altura y las horizontales, amplitud. La ropa negra adelgaza y perfila la silueta y los colores claros la ensanchan; los tonos claros son juveniles y los oscuros propios de la edad madura o la vejez. También juega un papel importante la textura de la tela. Así, mientras un terciopelo es elegante, una seda puede aparecer juvenil y una tela burda da la sensación de modestia o humildad.

Haciendo historia:
Desde sus inicios, el vestuario jugó un papel importante en el teatro, aunque su incorporación a la mecánica teatral tenga un poco más de ciento cincuenta años de antigüedad.
Es que desde un principio, el traje teatral fue básicamente el convencional.

GRECIA:

En Grecia se usaba el traje común pero, ya sea estilizado, o con adornos mas recargados. Lo básico era el quitón o chiton, una túnica corta que usaba el actor, aunque con las mangas mucho mas anchas.
Con el tiempo, el largo de dicha túnica también se extendió hasta los tobillos y se calzaron con unos zapatos de suela alta llamados coturnos. Sin embargo, este calzado era utilizado únicamente para la tragedia. En las comedias se usaban sandalias comunes o bien pies descalzos.
Sobre esta túnica usaban el himatión y la clámide que eran mantos de largo diferente, la máscara y accesorios, como sombreros y otros, para distinguir al personaje.
 
ACTORES GRIEGOS
ROMA:

Durante el periodo romano, se continuó utilizando las máscaras, y los personajes eran siempre representados con la misma indumentaria, de tal manera que el público sabía de quien se trataba: el mensajero siempre vestía sombrero y abrigo, el soldado llevaba una espada y una túnica corta, el villano abrigo de pieles, el sirviente una túnica corta, etc.
Cuando el teatro romano decae por la vulgaridad de sus temas y desarrollo, el vestuario se hace sumamente vistoso y extravagante.
ACTORES ROMANOS

EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO:

La edad media y el renacimiento, retoma la actividad actoral usando el traje de diario, aunque representaran a personajes épicos o antiguos.
Así, para la tragedia, el vestuario era suntuoso y para la comedia, era sencillo.
Es a mediados del 1600 en que el vestuario teatral se aleja de lo convencional y crea trajes especiales –incluyendo máscaras- para los personajes que aparecen: El capitán, El doctor, Pantalón, Pulchinela, Arlequín, Colombina, etc.
ACTORES MEDIEVALES
Posteriormente, se estanca un poco la creatividad y más bien se busca adicionar al traje común algún adorno extravagante. Así, los personajes de alcurnia usaban grandes sombreros con plumas de avestruz, los emperadores y reyes una corona y capas ostentosas, los turcos un turbante y grandes mantos, etc.
REPRESENTACION DE 1645

Es a mediados del siglo XVIII cuando se empiezan a confeccionar trajes siguiendo los patrones de cada época en la cual se ambientaba la obra. Lekain, Talma y Mademoiselle Clairon, aparecen con trajes que trataban de reflejar lo mejor posible los vestidos originales.
En “Electra”, la Clairon, aparece como una esclava cubierta simplemente con una túnica raída, los hombros desnudos, y encadenada, dejando de lado los corsés y enaguas.
Empero, la crítica no fue muy favorable a esa “innovación” y muchos regresaron al traje de diario.
En 1789, Joseph Talma representa a Próculo en la obra “Bruto” de Voltaire, vestido a la usanza romana con los brazos y piernas descubiertas. Al público le gustó la actuación, y desde ese momento, otros actores adoptaron el uso del vestuario “original”.
LEKAIN INTERPRETANDO A AQUILES

EDAD CONTEMPORÁNEA:

En el siglo XIX, aparecen nuevas tendencias y conceptos teatrales que incorporan el vestuario como un complemento de la escenografía, sobre todo en lo relacionado al color del vestuario en concordancia al del decorado lográndose una armonía visual que antes no se tomaba en cuenta.
REPRESENTACION DE CYRANO HACIA 1901

Para hoy, el vestuario teatral es un arte básicamente plástico porque emplea las técnicas plásticas de composición, armonía de color, etc. en su elaboración.