Como todo artista, el diseñador teatral debe tener ciertas cualidades:
- Dominio de las técnicas pictóricas: A fin de poder combinar los colores, las líneas y los volúmenes adecuadamente.
- Buen gusto e imaginación: Imprescindible para lograr un producto agradable a la vista.
- Conocimiento de la historia del traje: Ya que sin este requisito se cometen muchísimos errores que perjudican la obra.
- Saber los principios fundamentales del diseño: Para que el vestuario que se use sea estéticamente válido
Además, los trajes teatrales deben cumplir con ciertos requisitos:
- Deben ser de fácil confección: Ya que esto también influirá en los costos.
- Se usarán los materiales estrictamente necesarios: Evitando detalles que no siempre serán apreciados en el escenario.
- Ser de fácil y rápida colocación: Usándose en muchos casos piezas simuladas.
- Debe resaltar la personalidad del personaje: Caso contrario, habrá una disonancia visual que va en desmedro del montaje.
- No distraer al público: Ya sea por su diseño, su colorido o la diferencia de estilo del resto de personajes.
Ahora bien, existen tres grupos de vestuarios, todos dependiendo del tipo de obra a montarse. Así tenemos:
- Obras ambientadas en época actual
- Obras ambientadas en una época histórica determinada
- Obras de corte fantástico
1.- Obras ambientadas en época actual:
Aparentemente, las obras ambientadas en la actualidad parecen ser las más fáciles de vestir por cuanto la ropa es de uso cotidiano y estamos familiarizados con la moda del momento. Sin embargo, si no consideramos los pequeños detalles, el resultado será negativo desde el punto de vista estético.
Debemos empezar por reflejar la condición social o sicológica del personaje, aquí hay que tener mucho cuidado en el manejo del color. Si bien es cierto el personaje usará ropa actual, es importante que los colores a utilizarse combinen armónicamente, aun que el traje –por requerimientos del personaje- deba ser de colores fuertes o de combinaciones extravagantes. Hay que procurar que combine adecuadamente con el decorado (fondos y muebles) a fin de que no sea desagradable al espectador, y fijarse en los detalles. Asistí a una representación en que el personaje (un humilde cargador de canastas con pescado en los muelles) deja su carga, se recuesta sobre unos bultos y nos muestra las, impecablemente nuevas, zuelas de sus zapatos. Todo el efecto que se había logrado vistiéndolo con ropas raidas y manchadas se fue al agua por no percatarse de que el actor estaba con sus zapatos nuevos.
VESTUARIO AMBIENTADO EN 1950 |
2.- Obras ambientadas en una época histórica determinada:
Con las llamadas “obras de época”, sucede algo muy peculiar: confundimos las mismas. Así, a personajes del siglo XVII los vestimos con ropa del XVI o del XVIII, o simplemente mezclamos sus elementos poniéndoles a nuestros personajes vestidos de una época, sombreros de otra y accesorios de una tercera. Pero, también cometemos otro “pequeño” exceso: escogida con propiedad la ropa, nos concentramos en los más mínimos detalles, algo que desde la platea no se va a notar. En el teatro, por la lejanía del público, esos detalles pasan desapercibidos, y hemos invertido tiempo y dinero en procurarlos.
Sin embargo, los actores deben ser entrenados en el uso de dichos trajes. No hay nada más desagradable que ver a actores vestidos a la usanza del siglo XVI -por ejemplo- a quienes les fastidia las gorgueras almidonadas y se pasan toda la obra jalándosela disimuladamente con un dedo, o moviendo desesperadamente el cuello. En el caso de las actrices sucede lo mismo. Si no tienen práctica de uso, tenderán a tropezarse con las faldas largas, no sabrán como sentarse con los guardainfantes y los polisones y ni siquiera serán capaces de subir unos cuantos escalones, o hacer una venia.
Y ya que hablamos de trajes largos, es importante que las actrices que vistan hábito de monjas sepan arrodillarse a fin de no pisarse el hábito al pararse o estárselo jalando para cubrirse los zapatosDISEÑO DE TRAJE DE EPOCA |
Este tipo de obras presentan nuevos desafíos. Si bien es cierto no se trata de vestuarios de una época específica, y no hay que buscar una fidelidad histórica, sí hay que incidir con mayor profundidad en lo estético. Pero en este campo el diseñador tiene una base: la historia del traje. Para las obras de corte fantástico, llamémosle cuentos de hadas o historias míticas, los trajes antiguos nos pueden brindar un punto de partida. Y repetimos los mismos postulados que en las dos categorías anteriores: armonía cromática, de líneas y de volúmenes para no caer en lo grotesco y desagradable.
TRAJES DE FANTASIA O FANTÁSTICOS |
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