En Perú tenemos un problema de persistencia a nivel teatral, pocos son los grupos -yo diría que contaditos con los dedos- los que pueden apagar varias velitas aniversarias.
Y no es cuestión de entusiasmo, regularmente surgen agrupaciones de jóvenes y no tan jóvenes que se unen con el único objetivo de hacer teatro, pero al segundo o tercer montaje tiran la tohalla.
¿Motivos?
Son diversos, muchos estudian y/o trabajan y esas actividades se cruzan con los ensayos, otros se topan con la dificultad de conseguir sala donde presentarse, porque hasta los municipios prefieren tener cerrados sus auditorios en lugar de cederselos a estos grupos y otros simplemente porque se juntaron para ganarse alguito, no logran cobertura de prensa para sus actividades y al no enterarse el público que existen, pues mueren de inanición o sea de falta de público, por consiguiente por falta de taquilla.
Y es así que nos hemos acostumbrado a vivir con esa "fugacidad", sin embargo están los "veteranos": Yawar, Cuatrotablas, Abeja, Yuyachkani, con cuatro décadas recorridas. Los "adultos" como Barricada, Maguey y Elenka que tienen, algunos, treinta años en escena, y los "muchachones" como Aqualuna y Arenas y Esteras.
Y es justamente a éstos últimos a quienes dedico estas líneas.
Tener la persistencia de hacer teatro durante veinte años es siempre digno de elogio, pero a la par de hacer teatro, hacer pedagogía y labor social, ya es otro cantar.
Arena y esteras es más que teatro, danza, mimo, cláun, circo, es mas que un grupo de jóvenes que se reunen en un local de Villa El Salvador (distrito surgido como una invasión a un gigantesco arenal) para "hacer teatro".
Arena y esteras es el espíritu vivo de esa juventud comprometida con su sociedad, pero un compromiso real y efectivo, no panfletario, un compromiso de elevar el nivel educativo-cultural de una mayoría muchas veces truncada en su formación por diversos factores, uno de ellos la gran desigualdad social de nuestro país.
Hoy Arena y esteras apaga veinte velitas y vaya desde este modesto espacio mi felicitación por cumplir un año más dedicados a la labor que realizan por los niños y jóvenes de nuestra patria.
Y tambien mi gratitud por eso.
Y es justamente a éstos últimos a quienes dedico estas líneas.
Tener la persistencia de hacer teatro durante veinte años es siempre digno de elogio, pero a la par de hacer teatro, hacer pedagogía y labor social, ya es otro cantar.
Arena y esteras es más que teatro, danza, mimo, cláun, circo, es mas que un grupo de jóvenes que se reunen en un local de Villa El Salvador (distrito surgido como una invasión a un gigantesco arenal) para "hacer teatro".
Arena y esteras es el espíritu vivo de esa juventud comprometida con su sociedad, pero un compromiso real y efectivo, no panfletario, un compromiso de elevar el nivel educativo-cultural de una mayoría muchas veces truncada en su formación por diversos factores, uno de ellos la gran desigualdad social de nuestro país.
Hoy Arena y esteras apaga veinte velitas y vaya desde este modesto espacio mi felicitación por cumplir un año más dedicados a la labor que realizan por los niños y jóvenes de nuestra patria.
Y tambien mi gratitud por eso.