Hace unas semanas recibí un correo de un grupo de teatro de Harlem en Nueva York, donde me pedían un texto para interpretar en un programa de difusión teatral -gratuito- que realizan para que más personas se aficionen a ir al teatro.
Como eso es algo que yo propugno, me decidí a enviarles una comedia ligera a fin de que tuvieran material.
Pero tambien había otros considerandos para acceder al pedido:
Es un grupo de Nueva York y en una época juvenil yo había vivido allá.
Es un grupo de jovenes apoyados por una parroquia, y mis inicios en la dirección teatral fué justamente en una parroquia y con el apoyo de un sacerdote que sin conocerme confió en mi.
Confieso que la envié sin mucha esperanza ya que suponía que no era el único texto que tendrían para elegir, pero a los dos o tres días su director, Edilberto Saldaña, me escribió para decirme que la habían aprobado en el grupo y que les dijera mis condiciones para el montaje.
¿Cómo poner condiciones a un trabajo gratuito? ¿Cómo hablar de regalías a jóvenes entusiastas a quienes sólo les interesa "hacer teatro"?
Hoy, a un mes del estreno comparto con ellos esa emoción de ver pasar los días y acercarse la hora de descorrer el telón y presentarle al público el producto de horas de ensayo y preparación.
Vaya desde aquí mi gratitud al Grupo Ekklesia por usar uno de mis trabajos y mis felicitaciones por ese esfuerzo para que más y más gente disfrute del teatro.