Continuemos con la segunda parte de nuestro estudio, y entremos a tratar algunos aspectos que los directores nóveles no enfocan como debieran:
EL RITMO:
Generalmente asociamos la
palabra ritmo con música y lo confundimos con compás. Así decimos que marcamos
el ritmo de una canción con los pies o seguimos su compás con la cabeza, etc.
Empero, pocos nos damos cuenta
del ritmo dramático. La pieza se nos hace aburrida y no sabemos por qué.
La atención humana, es por
naturaleza periódica y no fluye en forma continua sino en pulsaciones. Las
obras maestras tanto en música como en artes visuales, se disponen en periodos
de modo de suscitar las pulsaciones en la atención del observador, es así, como
el ritmo añade a la percepción, los valores de perspectiva y expectativa, los
cuales son los dos factores más importantes de la reacción ante la composición.
Estos agrupamientos rítmicos
son los que ele dan a la obra teatral un “fraseo” adecuado y la hacen
agradable. Un monologo o un parlamento excesivamente largo, puede estar formado
por varias unidades de fraseo separadas por pausas y puntos.
De ahí que la correcta
utilización de los signos de puntuación en el dialogo sea importante.
El director hábil sabrá
encontrar en el texto a dirigir ese ritmo que quiso imprimirle el autor o
quizás otro diferente, pero que a la larga va a dar un producto bien acabado y
artístico.
LA GRADACION:
Toda composición dramática
tiene un inicio, una parte media y un final ordenado. Pero este no es un
esquema rígido, sigue una actitud ondulante; sube y baja en intensidad.
Hay pequeñas escenas que,
subiendo de intensidad, llevan al espectador hacia el momento culminante. Las
corrientes principales, identificadas como los momentos más emocionantes de la
escena o de la obra, se reconocen fácilmente, pero los directores inexpertos
suelen omitir esos momentos menores. Teniendo en cuenta los principios
enumerados se podrá notar que no se trata de reglas sino de razonamientos
lógicos que el profesor-director debe considerar.
Además de los principios
generales de la composición que se aplican tanto a la pintura, la música y
otras formas de arte como el teatro, hay otros principios específicos y muy
prácticos que rigen estrictamente para el escenario. Por razones de
conveniencia, hablamos de ellos como “reglas”, pero en realidad son
descripciones de usos comunes y se deben tener como experimentales, relativas y
adaptables a cada situación dramática según sea el caso.
Debemos considerar dos
elementos primordiales en la práctica de la composición:
- Los elementos visuales:
Movimiento de los actores y forma del ambiente.
- Los elementos auditivos:
Elocución de los actores y sonidos del ambiente.
Dentro de la composición visual
mencionemos dos reglas fundamentales:
1.- Mantener las presencias humanas sobre el escenario en contacto las
unas con las otras por medio de la mirada
2.- Mantener las caras actuantes, todo el tiempo que sea posible a la
vista del auditorio.
Evidentemente estas “reglas”
son adaptables y no rígidas, ya que sería imposible mantener en escena un
dialogo con los actores mirándose frente a frente en una misma línea.
Ahora bien, no es necesario que
sus ojos sean visibles por el público en todo momento. De hecho, según la
situación podrá estar de pie o sentado en cualquier dirección de cara al
publico, de lado, de cara al fondo, etc.
La visión de tres cuartos de perfil o
simplemente tres cuartos es la mas usual. Generalmente esa posición se adopta
al comienzo de un dialogo.; hablan normal, pero no hay choque intenso. De
producirse una situación conflictiva en escena, ahí si los actores tienden a
enfrentar la mirada.
Una posición difícil de manejar
es la de “cara frente al publico”. Recordemos que el proscenio es la “cuarta
pared” y es ilógico que alguien pueda mirar a través de un muro o que hable
mirando a la pared; además se violaría ala primera regla, la de mantener el
contacto visual entre actores lo mas posible mientras se dialoga. Sin embargo
hay momentos en los cuales el actor debe mantenerse de cara al público mientras
dura su parlamento, como si no le importara el otro actor o deseara esquivarle
la mirada. Esto se soluciona fácilmente girando unos centímetros hacia ala
derecha o izquierda la cabeza, así se coloca dentro del marco visual del
escenario y se establece un sentido de la realidad.
Para el cuerpo y la cara se ha
de seguir también una pauta lógica, esto es que ambos deben estar en la misma
dirección de su mirada. Es muy común este error, y muchos actores caen en la
trampa de girar la cabeza hacia el interlocutor manteniendo el cuerpo de frente
sin un sustento lógico al movimiento.
La regla se puede plantear de
esta manera: Los pies deben seguir la dirección de la mirada.
FORMAS DE DESTACAR A UN PERSONAJE:
La primera regla de composición
de grupos es la de mantener siempre un centro visual único de interés. El
espectador solo puede ver una cosa a la vez. Entonces, quien debe ser el centro
de interés es el personaje principal de la escena; el resto de personajes
“alimenta” ese centro de interés convirtiéndolo en foco de atención.
Ilustremos tres posiciones
“tipo” en las cuales el personaje principal destaca de los secundarios, quienes
alimentan ese interés al establecer un contacto visual.
El personaje principal A se encuentra ubicado
hacia foro, los secundarios bien pueden dar la espalda al público a fin que el
foco de atención se traslade hacia él.
El personaje principal A ha ingresado por un lateral y toma
una posición dominante en escena asumiendo la posición de tres cuartos perfil.
El personaje principal A aparece en este caso hacia foro, los
dos personajes secundarios asumen una posición de tres cuartos perfil
En el caso de las escenas
grupales, podemos recurrir a varios sistemas para realizar ese destaque:
Para destacar a un personaje podemos utilizar diferentes
elementos escénicos: el espacio, la luz, la actitud, la posición, el vestuario,
el marco, el encuadre, las líneas del decorado o el nivel.
En otro caso, se trata de
apartar la atención del personaje. Aquí la forma mas simple es ocultando su
cara al publico o trasladándolo a una zona débil del escenario (el fondo o los
costados); pero el movimiento debe ser cuidadoso a fin de que parezca natural,
porque de lo contrario llamará la atención en lugar de pasar inadvertido.
EL EQUILIBRIO DEL ESCENARIO:
Llamamos equilibrar el
escenario, cuando disponemos adecuadamente los personajes en el mismo, teniendo
en cuenta que el centro del escenario es como si fuera el centro de una
balanza.
Ahora bien, no se trata de
equilibrar solo el numero de personajes, sino también por el “peso” dramático.
Unos son más importantes que otros, en ese caso el balance ha de hacerse en
base a esa trascendencia escénica.
Otro punto a considerar
también, es de equilibrar los elementos del decorado y los objetos escénicos no
amontonándolos. Debe tenerse en cuenta el factor iluminación: las zonas
iluminadas son consideradas fuertes y las oscuras, débiles.
Hasta aquí tenemos planteado el
equilibrio de un escenario estático. El problema surge al ponerlo en movimiento
sin desequilibrarlo.
Deberán combinarse las escenas
estáticas diálogos con el actor sentado por ejemplo) con escenas dinámicas
(entradas, salidas, cruces), y combinar ambos tipos de actuación: estática y
dinámica.
COMPOSICION AUDITIVA:
Para este efecto utilizaremos
las dos reglas visuales, pero en términos auditivos:
- Mantener las presencias humanas que están en
escena en contacto unas con otras, por intermedio de sus bocas y oídos.
- Mantener las voces de los actores claramente
audibles por el público en todo momento.
Esto significa que los actores
deben hablar de manera de despertar la atención y el interés de los personajes
a quienes se dirigen y a la vez despertar y mantener la atención del público.
Quizá por la influencia del
cine, a veces los actores hablan tan bajo que no se les escucha en la primera
fila. Evidentemente tampoco hay que ofender al público vociferando. Es cuestión
de proporción.
Para realizar una composición
auditiva aceptable, enumeraremos ciertas pautas básicas:
- El actor puede moverse mientras habla, pero
callarse mientras habla otro.
- Se moverá siempre y cuando el movimiento sea
justificado.
- No debe moverse mientras el otro habla, a
menos que sea necesario (gesto de sorpresa o impaciencia, etc.) o en caso
que dicha acción confiera naturalidad expresiva a la escena (coser, pelar
una fruta, etc.)
- Primero ha de completarse el gesto y después
la frase, en el caso que dicha frase sea importante y el gesto llamativo.
- El actor nunca debe interrumpir la marcha de
la escena con movimientos sin importancia. Por ejemplo: si tiene que salir
de escena al terminar un parlamento y debe atravesar el cuarto para llegar
a la puerta, debe interrumpir su discurso antes de llegar a destino (si es
que no da tiempo) y terminarlo desde la puerta. Esto favorece una salida
rápida del hablante sin tener que usar una pausa innecesaria.