PRINCIPIOS DE DIRECCIÓN TEATRAL

Lo que se va a tratar ahora, es acerca de ciertas “normas” elementales para que un montaje teatral cumpla con su función principal: producir un efecto sobre su auditorio. Tanto las pautas básicas como los gráficos han sido tomados del libro "La Escena en acción" de Samuel Selden.

El autor es el visionario, el que imagina, el actor es el que ejecuta y el director el enlace entre ambos. Generalmente el director cumple más una función de intérprete: interpreta la intención del autor para que éste sea fácilmente comprensible por el público.
Pero también es el principal representante de los espectadores, por eso es que plantea la escena, acentúa las voces o los movimientos. Cuando el director cree lo que está viendo en el ensayo, entonces está completamente seguro que el espectador también lo creerá.
Así como un pintor dispone los elementos en un lienzo (sean figuras humanas o no), el director teatral dispone sus propios elementos (escenográficos y actores) para elaborar lo que se llama el cuadro escénico.
Un cuadro escénico bien logrado, produce una satisfacción visual que predispone favorablemente a la atención de lo que se está diciendo o realizando y para que esto se dé, debe cumplir dos funciones: la primera es la de mostrar visiblemente las relaciones humanas entre los personajes actuantes y la segunda es mas bien de carácter formal.
Sin embargo, la correcta disposición de los elementos en el escenario va a producir un cuadro bello, pero estático, y hay que ponerlo en movimiento.

La composición dramática del director se basa en dos procesos: Selección y ordenación.
Cuando ya tiene todo seleccionado: (texto, actores, etc.) empieza a componer la obra ordenando esos elementos.
Veamos ciertos principios de orden:

Contraste:
El contraste es la vida del arte. Sin contraste lo único que hay es monotonía y la monotonía quiebra la atención, no es posible concentrarse mucho tiempo en un objeto inmóvil, nos da sueño o tratamos de desviar la vista. En igual forma una escena sin contraste, en la cual abundan los asuntos repetitivos y monótonos (uniformidad en el recitado, vestuario, sin contraste tonal, movimientos anticipados, no hay variedad en la iluminación, etc) pierde interés y termina aburriendo al auditorio, de ahí la importancia del contraste.
Generalmente el contraste comienza en el texto, y es ahí donde empieza el trabajo del director. Los buenos autores intercalan escenas cómicas entre las dramáticas con dos fines: bajar una tensión o preparar al público para una secuencia más dramática aun, eso lo podemos ver con claridad en las obras de Shakespeare, o dan pautas para el cambio entre escenas o en la interrelación de los personajes: “La luz se desvanece lentamente hacia la izquierda, mientras sube de intensidad hacia foro dejándonos ver a Rodrigo que yace acurrucado”, o “Adela  se retira con paso lento, al tiempo que ingresa apurada, con un plumero en la mano, Julia y se dispone a sacudir los muebles con movimientos enérgicos”.
Sin embargo no todos los autores “marcan” los cambios en sus textos y es aquí donde el director debe poner en juego su habilidad para marcar contrastes efectivos








EL CONTRASTE

Presentamos cuatro formas de realizar contrastes. De arriba abajo: Entre el actor y la escena, por medio del color – Entre el actor y la escena por medio de la forma – Entre actor y actor, por medio de la apariencia – Entre el actor y el actor, por medio de la actitud






Para las escenas grupales el contraste se puede dar por el uso de líneas (gradas) por actitudes como en el segundo grafico, o por niveles como en los dos últimos.


UNIDAD:
En pintura, se emplean valores en contraste para componer un cuadro. En el teatro sucede casi lo mismo, en ambos casos, esos contrastes deben llegar a formar un todo armónico, sino carecerían de sentido. Cuando hay un punto de vista único, tienen que haber asimismo ciertos elementos comunes en toda ala obra. Esto es el fundamento de la armonía que es un aspecto de la unidad.
Cuando dos o mas personajes comparten en un momento dado esa similitud de ideas o de comportamiento, se establece una armonía efectiva.
Cuanto mayor sea la fuerza de los elementos comunes presentes en las partes de la composición, mayor será la armonía.
Un procedimiento útil para lograr la unidad de la obra consiste en mantener vivo el centro de interés, la acción más importante de cada escena. Desde el punto de vista dramático es la que debe atraer el interés inmediato del espectador.
Algunos actores se permiten –por lucirse- gesticular o mimar, justo en el proceso de atención que le debe al otro actor que ele dirige la palabra. El director debe estar al tanto para evitarlo. Sin embargo, hay momentos que ameritan una acción incidental que haga comprensible la escena. A esto llamamos transición.
Los textos llevan implícitos su unidad dramática y el director debe ser capaz de descubrir esa unidad para el mejor éxito de su trabajo.
Las ilustraciones siguientes nos muestran con facilidad el principio de unidad y de transición de la unidad.

LA UNIDAD
El primer gráfico nos muestra una escena desunida totalmente. En el segundo se crea ya un centro de interés, al cual se le añade un elemento común, en este caso los sombreros y panderetas y por ultimo se le vincula con el fondo mediante una pared baja.


Aquí tenemos otra muestra de unidad escénica, pero en este caso con un elemento más: el mediador. Esto nos produce un efecto de transición que logra equilibrar las fuerzas dramáticas que se están presentando en ese momento.



En la siguiente entrega tocaremos otros puntos importantes para componer bien nuestro montaje.

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