Continuamos con la segunda entrega:
3.1- LA PREPRODUCCIÓN
Como ya hemos indicado la fase de
preproducción es una fase de, fundamentalmente, análisis y planteamiento.
Esta fase comienza con el encargo
por parte de un productor o director de realizar el diseño de sonido de un
espectáculo. Una vez que se ha producido el encargo, el diseñador de sonido
recibe el texto de la representación, comenzando de esta manera su labor.
El trabajo del diseñador de
sonido en la fase de preproducción se dividirá en las siguientes tareas:
análisis de texto, primeras conversaciones con el director, establecimiento de
los condicionantes dramatúrgicos y estético-narrativos, investigación y reunión
de documentación, toma de decisiones estéticas y narrativas y elaboración del
planteamiento general del diseño de sonido.
3.1.1- Análisis del texto
El diseñador de sonido una vez
que ha recibido el texto deberá leerlo y analizarlo con detenimiento. Además de
hacer una lectura y análisis genérico, similar al que realizan el resto de los
profesionales que intervendrán en el espectáculo, el diseñador de sonido deberá
prestar especial atención tanto a las sugerencias y manifestaciones sonoras
implícitas y explícitas al texto como a los diferentes condicionantes
(geográficos, históricos, temporales,
culturales, ambientales, convenciones representativas, etc.) que
puedan limitar y concretar la naturaleza de dichas intervenciones sonoras
encargándose cada uno únicamente de la parcela que le es propia de acuerdo a su
perfil profesional, se reunieran sin excesivos apriorismos, de forma que el
buen hacer, las sugerencias y puntos de vista de cada uno de ellos contaminaran
y enriquecieran las prácticas desarrolladas por el resto. Asumiendo todos la
responsabilidad, cada uno desde su posición, de ser partícipes de la creación
escénica, el resultado final presentaría sin duda un profundo desarrollo a
todos los niveles.
3.1.2- Primeras conversaciones
con el director de escena
Una vez que el diseñador de
sonido ha leído y analizado el texto concienzudamente, se produce al menos una
reunión con el director de escena del espectáculo. En esta reunión es
importante que se intercambien impresiones entre director y diseñador y sobre
todo que el diseñador sea informado de:
- La lectura concreta y contemporánea del director, es decir, qué pretende contar y/o expresar con la puesta en escena que va a elaborar a partir del texto.
- La estética, estilística y procedimientos narrativos que el director pretende utilizar en el espectáculo, es decir, cómo pretende contar y/o expresar su lectura concreta y contemporánea.
- El lugar, función y configuración que deberían adoptan los diversos elementos escénicos (interpretación, escenografía, vestuario, iluminación, etc.) en relación a esa estética y estilística. El lugar, función y configuración que debería adoptar el sonido en relación a esa estética y estilística.
A este respecto no
sólo es deseable que el director exprese sus impresiones en lo que se refiere
al papel que el sonido debería jugar en su puesta en escena de una forma genérica,
sino también, en el caso de que ya la intuya en este momento, la función que el
sonido debería desempeñar en determinados momentos concretos (por ejemplo, en
una escena en la que un personaje expresa su triste destino dentro de una
solitaria celda, el director podría indicarnos que en ese momento quiere
expresar el contraste que existe entre esta situación del personaje y la
alegría que reina fuera de la prisión y que deberíamos introducir algún sonido
que pareciera proceder de fuera de la celda y que expresara esa felicidad del
exterior).
Cabe aclarar que en estas
conversaciones, y en todas las futuras que se darán hasta que el espectáculo
sea presentado ante los espectadores (y seguramente más allá), la actitud que
deberá adoptar el diseñador de sonido será de completa receptividad hacia os
planteamientos de dirección, no por ello renunciando a expresar y defender su
propio criterio y convicciones personales y artísticas en relación a la parcela
sonora.
Estas conversaciones ayudarán a
que el diseñador de sonido, sin, repetimos, renunciar a u propia
responsabilidad artística, haga que su trabajo apoye de una manera óptima la
materialización a un nivel sonoro de la lectura concreta y contemporánea y la
estética y estilística de la puesta en escena.
3.1.3- Establecimiento de los
condicionantes dramatúrgicos y estético-narrativos
Tanto la lectura y análisis del
texto como las conversaciones con el director de escena, se materializan en una
serie de, respectivamente, condicionantes dramatúrgicos estético-narrativos, que actúan como guías y
limitaciones en cuanto a la configuración final del diseño de sonido. Por
ejemplo, si el texto se sitúa en el siglo XVII y el director e escena ha decido
ser fiel a dicha época y no introducir ningún elemento que rompa con ese marco
temporal, parece pertinente que las músicas que se introduzcan remitan a se
período concreto y que no se introduzcan ningún efecto sonoro (por ejemplo, el
sonido de un coche) que rompa con los planteamientos de la puesta en escena.
Simplificando de nuevo, si por el
contrario el director de escena optara, siguiendo el mismo texto, por resituar
la acción en el siglo XXVIII la introducción de música electrónica y sonidos
futuristas y de ciencia ficción parecerían más pertinentes.
3.1.4- Investigación y reunión de
documentación.
Teniendo en cuenta todos estos
condicionantes, el diseñador de sonido comienza a realizar unas tareas de
investigación y documentación (tanto bibliográficas como discográficas) que le
llevan a determinar y localizar el abanico de músicas y sonidos que podrían ser
adecuados para configurar su diseño de sonido.
3.1.5- Toma de decisiones
estéticas y narrativas
Teniendo presentes los
condicionantes dramatúrgicos, los estético-narrativos y los descubrimientos y
corroboraciones derivados del proceso de investigación y documentación, el
diseñador de sonido realiza una serie de decisiones de acuerdo a la estética y
función (o funciones) narrativas que cumplirá su diseño de sonido y que se
concretarán en su planeamiento. Para identificar y escoger el abanico de
sonidos concretos que serán utilizados, el diseñador de sonido tiene en cuenta
fundamentalmente los siguientes aspectos: la tipología de los sonidos, las
cualidades de los sonidos, la tipología de las fuentes sonoras, el origen de los
sonidos, las cualidades de los entornos sonoros ficcionales, el carácter de los
sonidos, la función de los sonidos, la autoría de los sonidos y el grado de
evidenciación de los mecanismos de producción del sonido.
3.1.5.1- Tipología de los sonidos
Entre las diferentes tipologías
de sonidos que podemos encontrar están:
- Habla, es decir, la voz humana sometida a un proceso de verbalización. Cabe destacar que la configuración y tratamiento del proceso de verbalización actoral no es una preocupación del diseñador de sonido, salvo en los casos en los que se amplifique y procese durante la representación, se presente de forma conjunta a otro sonido o se grabe con anterioridad a la misma para su posterior reproducción.
- Música. Definir qué es la música es un tema que trae de cabeza a muchos de los grandes musicólogos debido a los profundos y experimentales desarrollos que se producen constantemente en la esfera musical. Sin ánimo de sentar cátedra, nosotros únicamente nos atrevemos a establecer una definición operativa considerando música a toda aquella ordenación de sonidos en el tiempo que responde a algún requerimiento de tipo armónico, melódico y/o rítmico.
- Efectos de sonido. Nosotros consideraremos efectos de sonido, por eliminación y siguiendo la definición elaborada por Ángel Rodríguez, a aquellas “formas acústicas absolutamente heterogéneas cuya única característica definida, en principio, es la de no pertenecer a las formas musicales ni a las del habla.”
- Silencio. El silencio se define como la ausencia absoluta de sonido. Ocupando tal posición no hay que negarle un valor expresivo, narrativo y/o significativo evidente que el diseñador de sonido no puede olvidar. Debido a que no le dedicaremos más espacio en el presente artículo, cabe mencionar con respecto al mismo que es labor del diseñador de sonido preverlo, prepararlo, dotarlo de expresividad, valor narrativo y/o significativo e, incluso, crearlo. En lo relativo a la creación del silencio hay que tener en cuenta que, por contradictorio que parezca, ciertos sonidos pueden, dependiendo del contexto dramático y sonoro que los contextualice, adquirir el valor de “silencio”. A este respecto, por ejemplo, el sonido de un continuo goteo en una tétrica gruta o del ulular del viento en una solitaria montaña helada, pueden considerarse sonidos que actúan como un inquietante silencio.
Obviamente de nuevo nos
encontramos ante una división meramente metodológica ya que todas estas
tipologías se encuentran en la práctica entrelazadas (por ejemplo, el verso es
considerado un habla dotado de características musicales y un goteo dotado de
un determinado ritmo también dispone de un cierto valor musical).
3.1.5.2- Cualidades de los
sonidos
Los sonidos tienen unas
cualidades determinadas que los definen:
Tono. Cualidad derivada de la
frecuencia de la onda sonora que encarna el sonido y que determina la elevación
o altura del mismo. Indica lo agudo o grave que es el sonido.
Volumen. Cualidad derivada de la
amplitud de la onda sonora que encarna el sonido y que determina su intensidad.
Describe el sonido en términos de sonoridad y debilidad.
Timbre. Cualidad derivada de las
características concretas de la fuente que produce el sonido y que permite
distinguir dos sonidos, aun teniendo igual tono y volumen, producidos por dos
fuentes diferentes.
Tempo-Ritmo. Cualidad de los
sonidos dotados de características musicales que consiste en el seguimiento de
un determinado patrón de estructuración del tiempo sonoro (Ritmo) a una
velocidad concreta (Tempo).
Dinámica o envoltura del sonido.
Cualidad de un sonido que define la variación de su intensidad a lo largo de su
duración. De una forma esquemática y genérica se puede decir que la dinámica de
un sonido consta de cuatro fases:
- Ataque, que marca el comienzo del sonido y es el tiempo que tarda el mismo en pasar, por regla general, de ser inaudible al máximo volumen.
- Caída, que es el tiempo en el que se produce la disminución inicial de la intensidad del sonido hasta el nivel del mantenimiento.
- Mantenimiento, que es el período durante el cual el sonido se mantiene con un nivel más o menos constante.
- Extinción, que es el tiempo que tarda el sonido en pasar del nivel del mantenimiento a desaparecer.
Los sonidos se diferencian, entre
otras cosas, en la duración de las diferentes fases de su envoltura e incluso
en la ausencia de alguna de ellas (por ejemplo un golpe en un tambor
generalmente se caracteriza por unos rápidos ataque y extinción, así como por
la ausencia de caída y mantenimiento).