Es aquel que llega para imponer su criterio.
Está claro que es el que dirige a los actores,
pero también es el que mueve todo el cotarro.
Es el encargado de que todo en la obra salga
a la perfección o por el contrario sea una cagada.
PERLA MORENCIA
(actriz)
Evaluemos la cita anterior, y
veremos que tiene mucho de razón.
El director es quien interpreta,
ordena, le da vida a lo que -hasta antes de llegar a sus manos- era sólo
literatura.
Pero, ¿desde cuando aparece ese
ser tan especial en la historia del teatro?
En la antigua Grecia, la cuna del
teatro europeo, el escritor tuvo la responsabilidad principal de la puesta en
escena de sus propias obras. Los actores eran generalmente semi-profesionales, y el autor
iniciaba el proceso del montaje desde el principio, es decir, escribía,
seleccionaba actores, y en muchos casos (como por ejemplo Esquilo) encarnaba un
personaje. También podría formar el coro, a veces componer la música y
supervisar todos los aspectos de la producción. Hay un término griego que se
aplica a él: “didaskalos”, que significa "maestro", esto es
indicativo de cómo estos primeros directores tuvieron que combinar la
instrucción de sus artistas con la puesta en escena de su trabajo, aunque en
términos generales era el “corega” quien asumía ésta labor.
En Roma se sigue casi la misma
tendencia griega aunque se nota un cambio en la forma en que se tratan los
montajes. Como el espectáculo corría por cuenta del Estado, éste nombra a un
magistrado que preside (dator ludi )
asistido por un curator ludorum de su elección, contrata a un director de
compañía ( Dominus gregis).
La grex o compañía está formada habitualmente por
cuatro o cinco actores. El director compra al autor dramático por una suma
módica la obra que va a montar. En cuanto el autor vende su obra, pierde todo
control sobre ella: ello quiere decir que se pueden hacer todos los cambios y
adaptaciones que la compañía teatral considere oportunos, sin que el autor
pueda oponerse. De hecho, sin embargo, esto casi nunca se hacía, habida cuenta
de la extrema dificultad que existe en alterar un texto en verso y
perfectamente acabado.
Con el tiempo y al llegar al
medioevo, el teatro resurge pero con un carácter más doctrinario y de
evangelización, esto da origen a representaciones con una gran cantidad de
actores y “extras”, procesiones y decorados bastante complejos lo que obliga a
que una persona asuma la coordinación
del espectáculo, surge aquí un “director de escena” bastante rudimentario.
El pintor francés Jean Fouquet
pinta –hacia 1460- una miniatura de una de las primeras representaciones de un
director de escena en el trabajo.
En dicha pintura se aprecia el
proceso de la puesta en escena de una dramatización del martirio de San
Apolonia, aquí el personaje central dirige, con la ayuda de un palo largo, a los
actores a su alrededor el público observa desde las graderías la
representación.
Según Fouquet, las tareas del
director incluyen la supervisión del montaje de un escenario y escenografía, elección
y dirección de actores, y dirigiéndose al público al comienzo de cada actuación
y después de cada interrupción narra detalles de la obra.
Miniatura de Fouquet representando el martirio de Santa Apolonia |
Desde el Renacimiento hasta el
siglo XIX, el papel de director fue llevado a menudo por el llamado actor-manager.
Este suele ser un actor de alto nivel en un grupo que tomó la responsabilidad
de elegir el repertorio de trabajo, puesta en escena y la gestión de la
empresa, fue el caso, por ejemplo, con
las empresas de Commedia Dell' Arte y actores ingleses como Colley Cibber y David
Garrick.
El concepto moderno de director
escénico puede decirse que aparece en Alemania gracias a la Compañía Meininger
que fundara el duque Georg II de Meininger en 1870 (aunque los franceses digan que fue André Antoine en 1887 al inaugurar el
Théatre Libre)
El duque implanta el concepto
moderno de dirección escénica como un conjunto de actividades que tengan el propósito de crear una atmósfera especial
dentro de los cánones estéticos de nuestra cultura, esto en contraposición al
estilo engolado y artificioso de los actores hasta inicios del siglo XIX.
Georg II Duque de Meininger |
A partir de este punto, aparecen
una serie de directores de teatro que se proyectan al futuro, como Erwin
Piscator y Max Reinhardt. Al mismo tiempo, Constantin Stanislavski, principalmente
un actor y director, funda el Teatro de
Arte de Moscú, en Rusia, y se desliga la función del director de la del actor
principal.
Con la llegada de la post-guerra,
entran en escena grandes directores, innovadores y en muchos casos verdaderos
iconoclastas de ideales, normas y modelos vigentes.
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