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3.3- LA POSTPRODUCCIÓN
La postproducción es la fase de
modificación y alteración de los materiales brutos generados o recopilados
durante la fase de producción de manera que se ajusten a los requerimientos del
diseño de sonido. Como ya indicamos, es deseable que el diseñador de sonido no
se limite a supervisar esta etapa, sino que sea el mismo quien la ejecute de
acuerdo a las decisiones tomadas en la fase de preproducción.
En nuestro libro Postproducción
digital de sonido por ordenador (Postproducción digital de sonido por
computadora, en su edición mejicana) ya aventuramos un esquema de las etapas de
las que debería constar un proceso de postproducción digital de sonido
utilizando un ordenador convencional dotado del equipamiento necesario.
Habiendo explicado ya en dicho
libro con la suficiente profundidad las tareas a realizar en cada una de las
fases así como las posibilidades que diversos programas informáticos ofrecen a
este respecto, a continuación nos limitamos únicamente a exponer las que
podrían ser las etapas de un proceso de postproducción independientemente de
que éste sea realizado por ordenador o no. Estas etapas serían las siguientes:
- Edición. La edición es aquella etapa consistente en realizar todas aquellas operaciones encaminadas a modificar los sonidos brutos aislados. Estas alteraciones son de carácter muy diverso y comprenden tanto las que históricamente han venido siendo realizadas por los tradicionales procesadores de sonido conectados a las mesas de mezclas como la gran multitud de nuevas posibilidades que actualmente son factibles gracias a los desarrollos informáticos. La etapa de edición, en el caso de ser este extremo necesario, tiene como primera operación la llamada reducción de ruido, consistente en eliminar de los sonidos brutos aislados todos aquellos ruidos indeseados.
- Mezcla. La mezcla es aquella etapa consistente en combinar diversos sonidos aislados, previamente editados en el caso de ser necesario, de manera que constituyan otros nuevos como consecuencia de su unión.
- Grabación de las copias definitivas en el soporte adecuado. Esta etapa, como su propio nombre indica, consiste en la grabación de los sonidos, una vez editados y mezclados convenientemente, en los soportes (CD, MiniDisc, DAT, Disco Duro, etc.) que serán utilizados durante el espectáculo para su reproducción.
3.4- EL DISEÑO EN SALA
Como ya indicamos, el diseño en
sala es la fase en la que se monta y comprueba en el espacio concreto de la
representación el equipo técnico necesario para la materialización del diseño
de sonido y su integración dentro del espectáculo que finalmente se mostrará al
público.
En esta fase además de
comprobarse la correcta instalación del equipo de sonido necesario así como la
ubicación precisa de sus componentes (en especial, los altavoces), deberá
verificarse su óptima configuración en vistas a que permita la materialización
del diseño de sonido.
En esta fase, diferentes ensayos
convencionales y técnicos permitirán un perfecto ajuste entre la parcela sonora
y el resto de elementos escénicos de forma que se consiga el todo orgánico
previsto por los planteamientos de puesta en escena del director Finalmente,
los ensayos generales permitirán verificar que esta perfecta integración ha
sido alcanzada asegurando un adecuado estreno.
Tras el estreno, el diseñador de
sonido deberá entregar al departamento de producción del espectáculo los
correspondientes hoja, libreto y plano de sonido completamente terminados
(incluyendo todas aquellas modificaciones de último momento que hayan podido
surgir), así como las copias, al menos por duplicado y en el soporte adecuado,
de todos aquellos sonidos que deban ser utilizados durante el espectáculo en
representaciones futuras.
4- ALGUNAS CONCLUSIONES
El presente artículo ha intentado
mostrar el lugar que en la actualidad el diseñador de sonido ocupa (o debería
ocupar) en la configuración del hecho escénico concreto y el esquema de trabajo
que debería seguir para alcanzar los objetivos propios de su labor.
En este sentido no es nuestra
intención sentar cátedra estableciendo una rígida definición o esquema sino que
más bien nos hemos propuesto, humildemente, iniciar lo que esperamos constituya
un fructífero ámbito de estudio, investigación y reflexión sobre una parcela
del hecho escénico que lamentablemente ha sido escasamente tratada hasta la
fecha en nuestro país. Esperamos, por ello, que en un futuro no muy lejano
nosotros mismos u otros que deseen dedicarse a esta tarea seamos capaces de
ampliar, corregir, reformular e incluso rechazar muchas de las sugerencias que
en el presente artículo son planteadas.
A este respecto, si bien este
artículo pretende hacer un breve análisis de la situación presente y preparar
el terreno para una mejor situación futura, está todavía por hacer un manual
completo que pueda servir de guía a los futuros diseñadores de sonido y que
motive un profundo debate en torno al lugar que debe ocupar el sonido, a un
nivel expresivo, estético, narrativo, técnico, etc., dentro de nuestros
espectáculos. Asimismo, si bien se han comenzado a hacer historias del teatro
preocupadas no sólo del segmento literario dramático, sino dedicadas al estudio
de la dirección escénica, la arquitectura teatral, la escenografía, el
vestuario escénico, e incluso, tímidamente, de la iluminación escénica, también
puede detectarse una cierta carencia en lo que se refiere a trabajos relativos
al ámbito sonoro. La recientemente publicada Historia del Teatro Español
dirigida por Javier Huerta Calvo ha sabido en gran medida combatir esta
ausencia con la inclusión de capítulos que tratan en mayor o menor medida el
territorio sonoro en el teatro español no lírico tales como La música en el
teatro medieval y renacentista escrito por Álvaro Torrente; La música en el
teatro clásico, por Carmelo Caballero Fernández-Rufete; o El teatro musical
[del siglo XVIII], por José Máximo Leza.
Habiendo sido estas aportaciones
de encomiable valor, aún están por hacer diversos estudios en diferentes
contextos geográficos y cronológicos con respecto al papel del sonido en el
marco de las representaciones teatrales y de los planteamientos que a su
respecto han aparecido en consonancia con los modelos de representación
dominantes. Es nuestro deseo, en la medida en que se nos lo permita, contribuir
a la elaboración de dicho manual de diseño de sonido y al estudio concienzudo
de una historia sonora del teatro que sigue siendo un campo en el que aún
quedan muchos territorios por investigar.
Cabe destacar que ya existen
varios marcos académicos desde los que se pueden fomentar labores
investigadoras en esta línea. Afortunadamente, en la actualidad, dentro de los
estudios oficiales de Dirección Escénica de las escuelas superiores de arte
dramático, se incluye la asignatura “Espacio Sonoro” (cuya denominación, como
comentamos en nota al final, no deja de ser equívoca). Nosotros mismos
empezamos a iniciarnos en el sonido teatral en el marco de la misma y no nos
cabe la menor duda de que, hoy por hoy, constituye uno de los principales
marcos académicos en los que se discuten y plantean reflexiones en torno al
sonido y los diseñadores de sonido en el ámbito escénico. Además de la
existencia de esta asignatura, hay que resaltar la importante labor que se está
desempeñando desde el Centro de Tecnología del
Espectáculo (C.T.E.) y la Escola Superior de
Tècniques de les Arts de l’Espectacle
(E.S.T.A.E.), donde existe una
especialidad relacionada con la parcela sonora teatral, encaminada
fundamentalmente a formar a los futuros técnicos de sonido (en el caso del
C.T.E. los estudios se imparten en un año académico mientras que en la E.S .T.A.E., cuyas enseñanzas
no se limitan exclusivamente al ámbito técnico, se prolongan a lo largo de dos
años). Habida cuenta de las diferencias entre el diseñador de sonido y el
técnico de sonido, no dudamos que la existencia de estos dos marcos académicos
también ha ayudado a que el sonido vaya poco a poco ocupando el lugar que le
corresponde en nuestros espectáculos.
De esta forma esperamos que se
continúe andando un camino, tanto teórico como práctico, que lleve a un amplio
desarrollo en dos ámbitos fundamentalmente: el académico-investigador, en
vistas a propiciar un profundo estudio de los recursos llevados a cabo en relación
a la parcela sonora dentro de los hechos escénicos concretos pasados y
presentes; y el profesional, en aras a posibilitar un permanente debate y
reflexión en torno a las técnicas, estéticas y recursos narrativos del segmento
sonoro en el marco de nuestras representaciones.
No dudamos que el progreso en
estas dos esferas permitirá alcanzar una meta que ya no parece lejana: que a
estudiosos y espectadores les “suenen” nuestros espectáculos.
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