SIGLO XIX: LA
BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD NACIONAL
Ernesto Ráez Mendiola
Prolongación de la influencia
hispánica
En el siglo XIX y principios del
XX se mantendrá una gran afición por el teatro en Lima. No sólo por el alto
nivel de asistencia del público sino por las representaciones caseras
realizadas con ocasión de las tertulias familiares. La zarzuela es el género
preferido.
A pesar que durante ese tiempo se
mantuvo la influencia del teatro español, el espíritu patriótico expresó
nuestra identidad en: el costumbrismo, el teatro andino en quechua y el
folclor. Este ardor nacionalista se manifiesta también en la profusión de obras
alegóricas que se escriben en esta etapa.
La primera obra del Perú
Independiente
Los Patriotas de Lima en la noche
feliz, estrenada el 1 de Agosto de 1821, Drama en dos actos, firmado por M.C. e
impreso sin fecha en Lima, es considerada la primera obra teatral que se dio
después de la declaración de la independencia. Trata del júbilo experimentado
por los patriotas limeños en la noche del ingreso a nuestra capital del
Ejército Libertador. Fue puesta en escena por la compañía en que actuaba
Antonio Barbeíto y la célebre Teresa Navarrete, llamada “La Templadora ”.(Rubén
Vargas Ugarte-1974- p45). Atribuída a Miguel del Carpio. Se hace mención del
suceso en la Gaceta
de Gobierno de Lima Independiente del 16 de Agosto de 1821.
Dignificación de la profesión
teatral
Labor significativa cumplió en
los albores de la república don Félix Devoti, Censor y Director del Teatro de
Lima. Una de sus más importantes sugerencias en pro de la dignificación del
Teatro Nacional precisaba: “cuánto convendría al progreso de este
establecimiento declarar libres de toda nota a los individuos que ejercitasen
el arte cómico”. Esta opinión motivó que el 31 de Diciembre de 1821 el Protector
del Perú, Don José de San Martín expidiese el siguiente decreto:
Las preocupaciones deben ceder a
la justicia y a las luces del siglo. Todo individuo que se proporciona su
subsistencia en cualquier arte que contribuya a la prosperidad y lustre del
país en el que se halla, es digno de la consideración pública. Un teatro fijo
como el de esta capital sistemado conforme a las reglas de una sana policía y
en el que las piezas que se recitan bajo la dirección de la autoridad pública ,
no exceden los límites de la honestidad y del decoro, es un establecimiento
moral y político de la mayor utilidad. Por tanto he acordado y declaro:1º El
arte escénico no irroga infamia al que lo profesa; 2º Los que ejerzan este arte
en el Perú podrán optar a los empleos públicos y serán considerados en la
sociedad según la regularidad de sus costumbres, y a proporción de los talentos
que posean; 3º Los cómicos que por sus vicios degradaran la profesión , serán
separados de ella. Insértese en la Gaceta Oficial.
La idea general del Perú y, la
fundación de la Patria
Nueva y el espíritu patriótico
Hipólito Unanue en el Mercurio
Peruano del 2 de enero de 1791 expresa:
El principal objeto de este papel
periódico, segùn el anuncio que se anticipó en el prospecto, es hacer más conocido
el país que habitamos, este país contra el qual los Autores extrangeros han
publicado tantos paralogismos…
En las páginas de Mercurio
Peruano se practicó un periodismo esclarecedor de la multiculturalidad peruana;
con una visión patriótica totalizante valoró las expresiones populares
viabilizando el costumbrismo y relacionando la actividad literaria con la
política.
La urgente tarea de fundar la Patria Nueva se
traduce en decretos como el del 15 de febrero de 1822, por el que el Supremo
Delegado Torre Tagle disponía que en los tribunales de cualquier fuero, en las
paradas militares, ejercicios doctrinales, en el teatro y demás diversiones
públicas la persona que presidía pronunciara en alta voz, al empezar y terminar
el acto, la expresión Viva la
Patria , “que será repetida por los concurrentes”.
Por ley del 24 de noviembre de
1822, del primer Congreso Constituyente, se sustituyó la expresión por la de
Viva el Perú.
El Costumbrismo
La búsqueda de un tono local que
no duplicase el teatro de aliento peninsular heredado de la colonia y que
permitiese el enfoque crítico de la vida en la naciente república, orientarán
las comedias del Costumbrismo teatral peruano. El 18 de setiembre de 1821, el
periódico limeño Los Andes publicó un comentario que destacaba los valores del
teatro como “espejo de las costumbres” “hospital de los vicios morales” y
“termómetro del gusto e ilustración pública”. El teatro costumbrista, durante
los agitados días de las luchas caudillistas y las dictaduras, se caracterizó
por su apego a la realidad que describió con tono de humor satírico, festivo
más que de crítica punzante.
Frutos de la educación, de Felipe
Pardo y Aliaga; es la primera obra en la que se logra este propósito con
eficacia dramatúrgica; con ella nace el costumbrismo teatral republicano., al
que se sumará la producción de Manuel Ascencio Segura. Ambos autores son
aceptados como nuestros clásicos.
Sus propuestas corresponden a dos
orientaciones que reflejan en cierto grado la extracción social y procedencia
de los dos autores.
La sátira en el carácter limeño
Desde la colonia, la sátira fue
un tono peculiar de nuestros escritores. Para Raúl Porras Barrenechea es un
tono innato en el carácter limeño. Francisco García Calderón lo atribuye a que
en nosotros “la gracia andaluza ha vencido a la austeridad castellana”.Nos
divierte y nos libera reírnos de nuestros propios ideales y creencias.
De 1825 a 1875 la sátira fue el
género literario por excelencia. Los apodos, el piropo, en los versos la vida
íntima y pública fue satirizada. En el teatro animó el costumbrismo. Felipe
Pardo puso la
Constitución en sátira; Juan de Arona llamó “soberasnía” a la
soberanía popular.
Rosa Arciniega se interroga en un
artículo aparecido en Cultura Peruana de Julio-Agosto de 1963: ¿Era posible en
este ambiente de sarcasmos y de chacota, crear una mística nacional- entiéndase
bien nacional, no nacionalista- fortalecer esa fe en los destinos nacionales
que imperiosamente es necesaria para alcanzarlos en la práctica? Creo
sinceramente que no, creo más bien que era el camino de la desilusión y el
derrotismo que conduce a las manifiestas decadencias. Por eso opino que la,
sátira fue entre nosotros un grave mal del que nos costará reponernos”.
La sátira reinó y reina inclusive
hoy en el Perú. En detrimento de la seriedad reflexiva.
Felipe Pardo y Aliaga (Lima,
1806-1868)
Educado en España en el Colegio
de San Mateo, donde tuvo como compañero a José de Espronceda. En 1823 cerró el
colegio, pero continuó recibiendo clases en casa del escritor Alberto Lista y
Aragón, maestro de la juventud. En 1828 retorna al Perú. Trabaja en el Mercurio
Peruano. En 1830 pasó a ser redactor de los periódicos oficiales. De combativa
pluma poética, satírica y política falleció en la Pascua de 1868, en Lima.
Pardo fue el primer peruano
nombrado miembro de la
Academia Española de la Lengua y puede considerársele el fundador de la
crítica teatral en el Perú:”No menos de veinticinco obras representadas en el
teatro de Lima entre los meses de junio y diciembre de 1828 fueron juzgadas por
Felipe Pardo, y su colega José Antolín Rodulfo, en las páginas del diario
Mercurio Peruano, que dirigía José María Pando”.
.
Su hijo, Manuel Pardo y Lavalle,
fue jefe del partido civilista y el primer presidente civil del Perú (1872-76).
Su nieto José Pardo y Barreda también lo fue en 1904 y en 1916,
Obras
En Frutos de la Educación (1828) revela,
a través de una intriga central de corte galante, los intereses económicos y
los prejuicios culturales y de identidad en la naciente república así como una
clara censura al mestizaje y a la relación entre grupos sociales.
En Don Leocadio y el Aniversario
de Ayacucho y en Una huérfana en Chorrillos , escritas cinco años después
insistirá sobre la necesidad de ver con ojos progresistas la vida nacional.
En el estreno de Don Leocadio, la
mulata Juana fue muy bien interpretada por Ernestina Zamorano, actriz de la Cia. Perlá-Burón
(1904)
Guillermo Ugarte Chamorro en
1968, con ocasión del centenario de la muerte de Felipe Pardo y Aliaga,
puntualizó una documentada serie de datos sobre la producción teatral de Pardo
y Aliaga: “En Madrid (1826) tradujo el drama Clitemnestra, del francés
Alejandro Soumet. La primera obra se representó el 17 de junio de 1830 y fue la
traducción de la tragedia Inés de Castro, del autor portugués Juan Baptista
Gomes (Mercurio Peruano 711, del 8 de enero de 1830). Se mencionan además la
obra inconclusa La flecha perdida, atribuida por Tamayo Vargas a Pardo y
Aliaga. Y finalmente Claudia, obra tomada del francés Juan Pedro Claris de
Florián (1755-1794), que fue estrenada en el coliseo de Lima el 6 de octubre de
1831 (La Miscelanea
381, del 8 de octubre de 1831).
Un Viaje. artículo periodístico
de costumbres escrito con ocasión de su partida a Santiago de Chile, ha
merecido acertadas interpretaciones unipersonales como la del gran actor
peruano Carlos Velásquez, que creara un Niño Goyito inolvidable, en la década
del cincuenta.
Es aguda la sátira de su
Constitución Política, en verso y Vaya una República.
Manuel Ascencio Segura y Cordero
(Lima 1805-id. 1871)
Ex Sargento Mayor del ejército
patriota, luego de integrar la facción realista hasta la batalla de Ayacucho.
Como dramaturgo nos brindará un teatro de corte diferente al de Pardo. Inscrito
en la mejor tradición de la sátira y la crítica criollas.
Aunque cultivó el teatro
histórico, son sus comedias las que lo han consagrado como el "Padre del
teatro peruano“.
Obras
Sus primeras obras se estrenaron
en 1839: Amor y Política y El Sargento Canuto.
Con La saya y el manto y La moza
mala (1842) ingresa francamente al costumbrismo.
El Sargento Canuto, se inscribe
en la tradición de la comedia de crítica a las profesiones como el
Pirgopolinices de El Soldado Fanfarrón, de Plauto. Lo mismo que Ña Catita (24
de enero de 1845) recuerda a la trotaconventos de la tradición hispana.
En Un juguete hay una elaboración
más ágil del diálogo y del diseño de los personajes. Aunque mantiene la
monotonía argumental del casamiento por interés.
Las tres viudas se traducen con
un estilo más psicologista. Pero no continuó con él.
Confrontación Pardo-Segura según
Luis Alberto Sánchez
Sus enfoques críticos de la vida
nacional responden a la diferente experiencia social de cada uno. Luis Alberto
Sánchez los compara:
“Pardo vive en el salón (de
Pando, de Mora, el suyo propio). Segura, en la redacción y la puerta de calle
o, en sus postrimerías, en el callejón de Mena.
Pardo practica la política.
Segura la teme.
Pardo prefiere el cenáculo
cultista, Segura, el corral de comedias a donde entra el que paga.
Pardo se concentra en Lima,
Segura describe Pampas, Piura, Huancavelica, la provincia
Pardo describe personajes de una
clase media acomodada. Segura, del pueblo o de clase media relacionada con él.
Pardo es un hombre atildado con
un sentido satírico. Limeño. Segura es Padre de un teatro popular pintoresco,
en contacto con la vida popular.
Para Pardo, la costumbre es algo
por corregir o aprovechar en bien propio. Segura se deleita con las imágenes y
recuerdo de las costumbres que pinta.
Pardo es un emigrado en su propia
tierra. Segura es un personaje oriundo del Perú.
Pardo mira las cosas desde lo
alto. Para Segura las cosas están a su nivel, son parte de él.
Pardo busca aires extranjeros.
Segura se satura de aires peruanos
Pardo está enterrado en un
mausoleo. Segura lo está en una modesta tumba.
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