Hoy presento (dividido en partes) un interesante artículo escrito por el Director Teatral chileno Domingo Piga que explora el teatro peruano de la década de 1980.
Domingo Piga Torres, falleció en la ciudad de Lima el 24 de noviembre de 2010 a
la edad de 90 años y fue uno de los fundadores
históricos del Teatro Experimental de la Universidad de Chile.
Participó como actor
y director en diferentes obras de la escena teatral nacional, comenzando su
carrera a principios de los 40 con el grupo Lex, integrado por estudiantes de
Derecho de la Universidad
de Chile.
El artículo está escrito en "presente" por lo que muchos de los grupos teatrales mencionados ya no existen, o la situación socio-política del Perú ya no es la misma actualmente.
El artículo está escrito en "presente" por lo que muchos de los grupos teatrales mencionados ya no existen, o la situación socio-política del Perú ya no es la misma actualmente.
I. INTRODUCCIÓN
El desarrollo social, económico y
político del Perú en los últimos 25 años, determinó cambios fundamentales en el
teatro Peruano.
Aparece el teatro de Grupo en el que participan además de la
gente de teatro, antropólogos, sociólogos, músicos, psicólogos. De este haz de
profesionales de las ciencias sociales y del arte, surge, con identificación,
una nueva dramaturgia, nacida de la necesidad de una obra que diera respuesta a
los cambios y reflejara la transformación social.
El teatro necesitaba mostrar
en el escenario al hombre peruano en busca de su identidad y es esto lo que
hacen los grupos por caminos variados con tácticas diferentes, pero con una
común estrategia: compromiso social y orientación en busca de su identidad.
Por
esto para ellos resultan paradigmáticos José María Arguedas y César Vallejo, el
novelista y el poeta, los que más profundamente llegaron a la esencia peruana.
Esta dramaturgia es el rostro del nuevo teatro Peruano.
Esta forma alternativa
de hacer teatro como organización y como conciencia, buscando una estética y
una ética diferentes, nació como una actividad de aficionados cohesionados en
torno a compromisos ideológicos. El teatro de grupo busca calar hondo en lo que
es lo peruano, tienta metas a veces sin concepciones claras ni definidas. El
teatro es espejo de la sociedad en que se produce y no puede ser otra cosa que
lo que es en un Perú cripto-icónico. Siendo un fenómeno supra-estructural, la
ruta peruana no la marca el teatro, sino la sigue.
Por eso es reflexión de
búsqueda de identidad, ambiciosa a veces, serena otras, tratando de ser
profundo o bien un juego escénico o ritualidad.
Este teatro ofrece sobre todo
una forma diferente de la del teatro tradicional. Lo que se entiende por teatro
burgués ya no puede brindar nada nuevo ni distinto en la forma ni en el
contenido después de tantos decenios de occidentalización imitativa. El teatro
de grupo sin duda ha sido más ágil y es vanguardia entre las artes.
Pero
debemos preguntarnos hasta donde y en qué medida llega su irradiación y cuál es
su influencia en la sociedad. Las estadísticas dan la cifra de 20 mil personas
de público (Lima tiene más de 6 millones de habitantes). Como temática preferencial
aparece la andinización que subsume al hombre peruano. Pero lo urbano ¿dónde
está?
Y el fenómeno de la migración, el serrano que baja a la costa, a las
ciudades, que va perdiendo su identidad andina y es un transculturizado ¿dónde
está?
En los últimos 30 años este fenómeno cambió la faz del Perú con un
inmenso trasvase cultural. En la novela póstuma de Arguedas El zorro de arriba
y el zorro de abajo surge el tema. La migración no aparece como temática
literaria, ni en la novela ni el cuento.
Ambos son urbanos. Ideologicamente la
mayoría de los grupos están orientados por un compromiso social de amplios
matices en un haz que va desde los que hace 15 años creían que iban a cambiar
el mundo desde el escenario de donde partía la revolución, hasta los que sin
tendencias políticas concretas, no profesan ningún credo específico.
Pero todos
dan al teatro una clara y definida orientación de conciencia social. El
análisis crítico de los problemas de la comunidad, del hombre en la sociedad,
absorbe la temática de los textos grupales, con planteamientos de cambios
radicales a partir de lo que se llama el desborde popular, comienzos del 80,
con el hombre como protagonista de la historia del momento, la que se está
viviendo, la que se está gestando. Es la respuesta a un teatro como mera
diversión y como pasatiempo.
Los grupos, el teatro de grupo, se han organizado
como Movimiento de teatro Independiente (MOTÍN) y en la Muestra Nacional
de teatro Peruano. MOTÍN nace en 1985 agrupando a los teatros de Lima y Callao
que son unos 30. Desde 1990 se crea MOTÍN Perú y cohesiona más de 100 grupos en
todo el país.
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